martes, 9 de agosto de 2011

Economia y Produccion

Vino de Argentina

El vino argentino es el que se produce principal y tradicionalmente en las provincias de Mendoza y San Juan, sin embargo también se produce en las provincias de Salta, La Rioja, Córdoba, Catamarca, y en las últimas décadas han comenzado ha elaborarse en Neuquén, Río Negro, Entre Ríos, Chubut, Buenos Aires y Santa Fe. El vino es la bebida nacional de Argentina.

Declarado Bebida Nacional

"El vino Argentino es un honorable embajador en el mundo y enorgullece a los argentinos que beben en el mercado doméstico los mismos vinos que exportan y que prestigian al país en todos los continentes", señaló el decreto presidencial que declara al vino bebida nacional el 24 de noviembre de 2010.

Reseña histórica del vino argentino

El vino más tradicional entre los argentinos es (por su coloración) el del tipo llamado vino tinto, de mucho cuerpo y bastante astringente hasta el punto de ser llamado coloquialmente en cuanto sea "común" quebracho por su astringente rusticidad al paladar (en efecto, poseen, como el quebracho, mucho tanino). En la segunda mitad del siglo XX lograron un ligero avance entre los estratos medios los llamados "vinos rosados", que resultaron ser de un bouquet intermedio entre los intensos y ásperos "vinos tintos" (popularmente llamados: "totíns" o "tintardos") y los más suaves vinos rojos del tipo "clarete" italiano, o incluso los muy suaves al paladar (aunque en ocasiones de alta graduación alcohólica) vinos blancos, durante la segunda mitad del citado siglo XX los vinos blancos "comunes" se generalizaron en gran parte de la población debido a su mayor aceptación al paladar, pero esta generalización conllevó a una negligencia en su elaboración, negligencia de la cual se libraron los excelentes y originarios vinos torrontés, de color melado, gusto agradable y frutado, excelente aroma y bastante fuerte espíritu en cuanto a graduación alcohólica.
La producción vitivinícola en Argentina se remonta al año 1556, cuando el cura Juan Cedrón (el apellido también aparece como Cidrón) plantó los primeros viñedos en Santiago del Estero, trayendo cepas de uva moscatel y "uva país", procedentes de España, desde la ciudad chilena de La Serena para utilizarlo en el oficio ritual de la misa. Aproximadamente medio siglo después los franciscanos importaron uvas malvasías para vinos blancos en la provincia de Salta, dado que las primeras producciones de vino tenían como uno de sus objetivos el servir en la liturgia católica la cual canónicamente requiere de un vino dulce, lo que se buscó fue producir variedades tipo mistela, las primeras producciones se realizaron con uvas como la Vitis rupestris y la Vitis labrusca o "uvas chinches" que producen vinos de sabor áspero y ácido, se debe a los jesuitas y franciscanos la importación temprana de muy buenas cepas de Vitis vinifera. También a fines del siglo XVI los órdenes religiosas católicas introdujeron cepas por el Río de la Plata llegando a ser la zona hoy entrerriana de Concordia un importante centro productor de vinos para el Litoral.

Bodegas y Viñedos en Argentina
Casi todas las bodegas están abiertas al público. Algunas están organizadas para recibir visitas en casi todo momento, y otras son menos propicias; pero si muestra interés sobre el tema seguramente lo recibirán sin mayores inconvenientes. Es ideal tener presente en el interior del país el horario conocido como la siesta, de 14:00 hs. a 17:00 hs., para evitar visitar las bodegas.

El vino en la dieta argentina

En primer lugar quizás se deba tener en cuenta que el vino es uno de los elementos clásicos de la gastronomía de Argentina, en ésta es el elemento más conspicuo (luego seguido de ingredientes como el aceite de oliva o similares, el limón, el ajo, la cebolla y el laurel) de la dieta mediterránea que se encuentra en la alimentación del pueblo argentino, así es difícil imaginar una cena y, especialmente, un almuerzo (mayormente aún si de un asado argentino se trata) sin vino.
En rigor, hasta que no se inició la gran inmigración transatlántica procedente de Italia, España, Occitania e incluso Grecia desde la segunda mitad del siglo XIX, el gusto de la población criolla citadina argentina se centraba en los vinos tintos (o rojos) de misa como los llamados priorato, mientras que la población rural y semirural gaucha bebía unas especies de arropes de uva fermentados, en ciertas ocasiones verdaderas alojas de uva. En la producción artesanal de vino argentino se destacó – y mantiene merecida consideración– el llamado vino patero, casi todos estos vinos, en cuanto a su tenor de fermentación y a su color entran en la amplia y fuerte clasificación de los vinos tintos.
De cultura predominantemente europea, los argentinos son buenos consumidores de vino: en el 2006 el consumo fue de 45 litros al año per capita.

Turismo

De la mano con la inversión en vino llegó el turismo enológico, impulsando aún más las economías provinciales en ese entonces afectadas. En 2005, el turismo mendocino aumentó en un 80% contra el año anterior, en gran medida propulsada por turistas atraídos a la provincia en virtud de su importante producción vitivinícola. En consecuencia, la provincia ha visto muchos desarrollos hoteleros en los últimos años. Aprovechando la naturaleza de las visitas, numerosas bodegas (como por ejemplo Salentein y Tapiz, en Mendoza) han desarrollado posadas para recibir a turistas en un ambiente claramente orientado al vino. En el 2006 la que pasó al frente en el turismo vitivinícola, fue San Juan, por ser la provincia donde más se incrementó el número de visitantes a las bodegas, casi un 80% con respecto al 2005, según un informe nacional realizado por "Bodegas de Argentina". Las visitas pasaron de 41.460 a 74.481 en un año.2 3 Destacándose la tradicional bodega Graffigna, que creó un museo donde es posible apreciar las antiguas herramientas utilizadas para este trabajo desde sus comienzos en San Juan.
El número de bodegas y marcas argentinas han crecido mucho en los últimos años, merced a la excelente aptitud de sus suelos y climas que resultan en realizaciones especialmente impulsadas por las facilidades para resultantes de la devaluación que sufrió la moneda argentina a principios de 2002. Con la recuperación de la economía, numerosas inversiones (muchas de las cuales provienen del exterior) se inyectaron en la industria vitivinícola, resultando en la creación de importantes y modernas bodegas.

Principales regiones vinícolas

De sur a norte se distinguen tres segmentos latitudinales en la producción de vinos argentinos: desde el paralelo 42°S (esta latitud varía según las circunstancias y resulta frecuente usar como referente el paralelo 41°) hasta el 38°, otro desde el 36° hasta el 29,5°m y otro desde el 29° hasta el 22° (aunque en el 22 lo que existe es un límite político ya que, sin solución ecológica de continuidad, también Tarija es una excelente productora de vinos), tales tres segmentos —puede observarse— se solapan en sus áreas fronterizas.

Mendoza

Mendoza es cuantitativamente la provincia más importante en lo que se refiere a producción de vinos argentinos, produciendo el 60% de la producción nacional (y exportando por valores que representan aproximadamente el 84% del total de lo exportado, según datos correspondientes al primer semestre de 2006). Dentro de Mendoza, las principales regiones de producción son Luján de Cuyo, Agrelo, Valle de Uco (Tupungato [1], Tunuyán y San Carlos) y San Rafael.
Si bien las cepas son muchas, dentro de los tintos se destacan los Malbec (20.000 ha plantadas en Mendoza), Bonarda, Cabernet Sauvignon, Merlot, y Syrah, donde los mejores exponentes de este varietal se producen en San Juan. Dentro de los blancos se destacan los Chardonnay, Riesling, Sauvignon Blanc y, muy especialmente el Torrontés.
Si actualmente y desde hace décadas Mendoza resulta cuantitativamente la principal productora de vino argentino, en lo cualitativo dicha región rivaliza con la provincia de San Juan. La segunda productora a nivel nacional y en Sudamérica es la, que en los últimos años se vio crecer en cantidad y calidad su producción, dejando de lado la histórica producción de vinos de mesa de la zona, para dedicarse a la producción de vinos de considerable calidad, sobresaliendo el varietal de Syrah
En cuanto a la zona de producción se destaca el Valle del Tulúm, (Pocito, Albardón, Caucete, San Martín y Sarmiento), como el principal productor, seguido por los valles de Zonda y Ullum, también se destaca en minoría él Valle de Calingasta.
A partir del año 2000, se comenzaron a exportar a diferentes lugares del mundo entre ellos Japón y China.

Otras regiones

Otras regiones son: Salta en cantidad tercera productora, siendo el núcleo de las producciones vinícolas salteñas la región de los bellos y pletóricos en historia Valles Calchaquíes), La Rioja (por ejemplo el valle de Famatina ), Catamarca (cuyo más afamado centro vinícola es Tinogasta ), Neuquén (sumada recientemente a la producción de vinos, logrando muy buenas calidades especialmente en los cepajes Pinot noir y Merlot que se cultivan a partir de San Patricio del Chañar) o en la provincia de Río Negro (ubicándose su principal área viñatera en el Alto Valle del Río Negro) y – las producciones neuquinas de San Patricio del Chañar se caracterizan por sus vinos rosados a partir de cortes de cepajes Malbec y Marlet teniendo tales vinos un característico color asalmonado; también a partir de vinos procedentes del Alto Valle se produce en Colonia Suiza el vino montañés el cual es un vino Malbec fermentado con cerezas o con frambuesas y especiado. Cuantitativamente a bastante distancia de las demás – Córdoba con producciones cualitativamente interesantes ("vinos boutique") en especial en el entorno de Caroya; en Tucumán existe una pequeña producción cuasi artesanal -tipo boutique- en las localidades de Amaicha del Valle y Colalao del Valle, tener en cuenta que estás producciones tucumanas se dan en el pequeño sector de los Valles Calchaquíes correspondiente a Tucumán y por esto son muy similares a las producciones cafayateñas de Salta.
En cuanto a la provincia de Entre Ríos su producción principal se ubicó en la costa del río Uruguay, teniendo como centros las periferias de Concordia y Colón; si ya en tiempos coloniales existía una importante producción en Concordia, la zona se potenció con el poblamiento por parte de inmigrantres franceses y francovalesanos a fines del siglo XIX; en 1910 Entre Ríos tenía 4.874 ha de viñedos, con unas 60 bodegas, las más grandes en la zona de Concordia y las demás en Colón: Auriol, Salinas, Soler, Robinson y La Virgen. Entre las variedades estaban: Malbec, Cabernet Sauvignon, Tannat, Pinot blanc y Semillón. En los 1930s la llamada entonces "Ley Nacional de Vinos" grabó la industria vitivinícola entrerriana de manera de favorecer a los absentistas con latifundios en Cuyo, logrando el objetivo de destruirla por completo. En esos años Entre Ríos era la cuarta productora nacional de vinos, que salían por el puerto de Concordia hacia Buenos Aires, entonces Concordia era el tercer puerto de más movimiento de Argentina con unos 500 barcos anuales, desde los 1970s prácticamente no llega ni sale ningún barco de allí. Pese a todo a partir del 2003 se ha reiniciado la producción vitivinícola con una bodega en Colón, añadiéndose a las cepas la Syrah. En el noroeste de la provincia del Chubut se encuentran los viñedos más australes del planeta Tierra, uno de los sitios chubutenses dedicados a la producción vinícola ha sido Telsen, allí se cultivan uvas del tipo Riesling y Tokaj para realizar unos muy finos vinos blancos. Siendo factible allí la producción de los llamado vinos de hielo.
En Médanos Médanos , al sureste de la provincia de Buenos Aires y al este de las regiones vinícolas tradicionales de Argentina, recientemente se ha comenzado a elaborar vinos de alta calidad. Ubicado a 39º de latitud sur, Médanos es uno de los lugares de producción de vid con mayor tiempo de exposición solar del hemisferio sur. Esta característica hace que el proceso de fotosíntesis sea más extenso lo que resulta en una producción más elevada de polifenoles y azúcares, lo cual sumado a la piel gruesa que resulta de una primavera ventosa genera vinos de color intenso, frescos, elegantes, complejos y con grandes características aromáticas. Allí se cultivan los siguientes varietales: Malbec, Tannat, Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc, Chardonnay y Sauvignon Blanc. Así, con los vinos de Médanos de la provincia de Buenos Aires, se incorpora una nueva región al mapa vinícola argentino.
Por otra parte las provincias de Buenos Aires y Santa Fe han tenido y mantienen pequeñas producciones casi artesanales de vinos ( casi siempre tintos ) especialmente en las zonas cercanas a las orillas del río Paraná y al Río de la Plata, por los que a los vinos allí producidos se les llama vinos de La Costa.

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