viernes, 26 de agosto de 2011

Medios de Comunicacion

Historia de la Prensa Escrita
La Conquista y la Colonia
En tiempos de la conquista no había nacido aún la prensa moderna, aunque algunos consideren a los cronistas como precursores del periodismo escrito. Entre tales testimonios destacan el del alemán Ulrico Schmidel, soldado de la expedición de Pedro de Mendoza, quien en 1567 escribió la primera narración cronológica sobre los sucesos acaecidos en el Río de la Plata. A comienzos del siglo XVIII la Compañía de Jesús introdujo la imprenta en estas tierras, con el propósito de poner libros de catecismo al alcance indígena. En 1758 instaló una en Córdoba, la que luego de la expulsión de la orden fue trasladada a Buenos Aires por orden del Virrey Vértiz, recibiendo el nombre de Real Imprenta de Niños Expósitos. De sus talleres saldrían en 1871 las Noticias recibidas de Europa por el Correo de España por vía del Janeiro y el Extracto de las noticias recibidas de España por la vía de Portugal. En 1801 se editó el Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiógrafo del Río de la Plata por obra de Antonio Cabello y Mesa, publicación en la que se destacaron Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Manuel Medrano, Domingo de Azcuénaga, el deán Gregorio Funes y Pedro Cerviño. En 1802 fue clausurado por la censura, habiendo alcanzado su colección los 110 números y 4 suplementos. Poco después salía a la luz desde la misma imprenta el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio por obra de Juan Hipólito Vieytes. Durante casi cinco años fue un órgano de defensa del desarrollo agrícola y el libre cambio y dejó de aparecer por la invasión a Montevideo, donde los ingleses editaron durante su permanencia The Southern Star (La Estrella del Sur) en edición bilingüe. En 1809 el Virrey Cisneros impulsó la edición de la Gaceta de Gobierno, órgano de difusión de las ideas coloniales y de la documentación oficial, que alcanzó los cincuenta números. A comienzos del año siguiente, Manuel Belgrano emprendió la publicación semanal del Correo de Comercio, bajo el lema: “una acusación contra el gobierno español...”, propiciando el libre desarrollo comercial e industrial.

La Revolución de Mayo
El 7 de junio de 1810 Mariano Moreno fundó La Gaceta de Buenos Aires, piedra fundamental del periodismo revolucionario de nuestra etapa independiente. Es en reconocimiento a su figura que en esa fecha se celebra en nuestro país el Día del Periodista. Durante sus once años de vida la publicación congregó a figuras notables como Manuel Belgrano, el citado Deán Gregorio Funes, Pedro Agrelo, Nicolás Herrera, Julián Álvarez y Manuel Antonio Castro, entre otros. En los años siguientes la actividad periodística se fortaleció. Aparecieron Mártir o Libre de Bernardo de Monteagudo; El Censor, de tendencia más moderada, dirigido por Vicente Pazos Silva; y El grito del Sud. Sin embargo, fue El Redactor de la Asamblea, dirigido probablemente por Fray Cayetano Rodríguez, el órgano más representativo de esos años previos a la declaración de la independencia.

Los Años Posteriores a la Independencia
A partir de nuestro destino independiente se editan El Redactor del Congreso Nacional, La Crónica Argentina, El Observador Americano y El Independiente del Sud. Ya se ha consolidado también en este período la lucha entre líneas editoriales diferentes. El ejemplo más sorprendente es la irrupción fugaz de Al Avisador Patriota y Mercantil de Baltimore, dirigido por “un ciudadano de Buenos Aires” que pretendía defender “el honor de nuestras autoridades”, en respuesta al periódico homónimo estadounidense. La lucha entre unitarios y federales tuvo su expresión en la prensa escrita. El Despertador Teo–filantrópico–místico–político y el Desengañador Gauchipolítico, ambos dirigidos por fray Francisco de Paula Castiñeda, fueron la cabal expresión del centralismo porteño, combatido por Dorrego y Balcarce desde las páginas del Boletín del Ejército contra el Gobierno de Santa Fe o por La Estrella del Sud. Algunas publicaciones independientes trataron de aportar paños fríos a la disputa y entre esos intentos merece destacarse la labor de El Argos de Buenos Aires de Santiago Wilde y especialmente La Abeja Argentina de Antonio Sáenz y Manuel Moreno, quienes dieron cabida a notas sobre astronomía, medicina y literatura. En 1823 surgió La Gaceta Mercantil, que se convertiría luego en férreo defensor de la política de Don Juan Manuel de Rosas hasta Caseros, en 1852. Allí publicaron sus escritos Rivera Indarte, Pedro de Ángelis o Bernardo de Irigoyen, entre otros defensores del caudillo porteño, mientras periodistas como Esteban Echeverría o Domingo F. Sarmiento ejercían su labor desde el exilio. Algunas revistas proscriptas por el régimen punzó fueron El Grito Arjentino (sic) o El Iniciador, editadas por los opositores desde los países limítrofes. Al mismo período corresponden también: La aljaba, dedicado exclusivamente al público femenino y dirigido por Petrona Rosende de Sierra; el Diario de Anuncios y Publicaciones Oficiales de Buenos Ayres de José Rivera Indarte, considerado como el primer periódico ilustrado del país; el Diario de Avisos de José Tomás Guido, el primero en el género publicitario, y la ya mítica revista La Moda de Juan Bautista Alberdi y Juan María Gutiérrez, de carácter satírico, precursora de la crítica cultural en la Argentina. Fieles a Rosas se mantuvieron, por el contrario: El Lucero; El Diario de la Tarde; El Restaurador de las Leyes y ¡La Federacion! Constancia Federal.

La Organización Nacional y el Fin de Siglo
Una de las publicaciones más importantes de los primeros años de este período: El Nacional, lanzó su primer número en 1852 y se mantuvo hasta 1893, con dos ediciones diarias: al mediodía y a la siesta. Dirigido inicialmente por Dalmacio Vélez Sársfield, albergó en sus páginas escritos de Sarmiento, Alberdi, Bartolomé Mitre y Miguel Cané. Un año más tarde apareció La Tribuna, fundado por los hijos de Florencio Varela, imbuido todavía del ánimo celebrante del triunfo de Caseros. Dejó de salir en 1884 y tuvo entre sus colaboradores a Adolfo Alsina. La ironía y la mordacidad del periodismo político de entonces se lucieron en las páginas de El Mosquito desde 1863, que bajo la responsabilidad de Mayer & Cía. y luego de don Enrique Stein, conquistó al público durante 30 años con sus sorprendentes caricaturas. Esta línea sería cultivada luego por Caras y Caretas (1898–1941), dirigida por José S. Álvarez (Fray Mocho), destacado autor de crónicas costumbristas. El primer periódico de extensa trayectoria que se mantiene hasta hoy: La Capital, editado en la ciudad de Rosario bajo la responsabilidad de Ovidio Lagos, surgió con el objetivo de promover a dicha ciudad como capital de la Argentina. Su primer número data de 1867; era vespertino y su salida se anunciaba con la estampida de un cañón. Dos años más tarde José C. Paz funda La Prensa, otro diario de larga permanencia en el país. Bajo idea del fundador se construirá su espléndido edificio, hoy Monumento Histórico Nacional, dotado de un sistema neumático de correo interno que permitía enviar correspondencia de una oficina a otra. Las noticias importantes comenzaron a anunciarse con bombas de estruendo, reemplazadas luego por la tradicional sirena que anunciaba los grandes acontecimientos mundiales. El tercero de los periódicos de larga vida en la Argentina que nace por estos años es La Nación. En 1862 había aparecido primero La Nación Argentina bajo la dirección del Dr. José María Gutiérrez, en defensa de la obra de gobierno del Gral. Mitre. En 1870 éste funda La Nación, que junto con La Prensa se convertirá en emblema de la generación del 80 y del liberalismo económico. La primera entrega salió a la calle con mil ejemplares desde la casa de Gutiérrez; tres meses más tarde la redacción se trasladó a la residencia particular de Mitre, convertida hoy en el museo que lleva su nombre. En 1876, bajo la responsabilidad de quien fuera su editor inicial: Williams T. Cathcart, apareció The Buenos Aires Herald. Fue el primer periódico en el país que contó con un servicio cablegráfico regular con Europa por intermedio de la Agencia Hayas y con un servicio telegráfico trasandino.

El siglo XX
Cambios importantes se registran al comenzar el nuevo siglo: tecnológicos (implementación de rotativas y linotipias que reemplazan la composición manual); de política editorial (una mayor autonomía de las empresas periodísticas, aunque con inevitables cercanías o lejanías con los gobiernos de turno); estéticos y de diseño (empleo de titulares como síntesis de los artículos, fotos testimoniales y deslinde de avisos publicitarios en notables o clasificados). En 1905 aparece La Razón, vespertino paradigmático que atravesó todo el siglo y que ha llegado hasta hoy bajo la modalidad de distribución gratuita. Con dos ediciones: la 5ª y la 6ª, dio respuestas a la ansiedad noticiosa que crecía con los años. En 1913 nace Crítica de Natalio Botana, que llegó a vender 300 mil ejemplares. La asombrosa intuición periodística de su fundador, sumada a la pluma de redactores notables, al lenguaje sencillo y directo, al estilo entretenido, a una peculiar estrategia de ventas y a una inocultable vocación amarillista, hicieron de este medio un particular intérprete de la sociedad argentina de los años 20 y 30. Su gran error fue la adscripción al golpe de Uriburu, de la que Botana se arrepintiera luego públicamente. El año 1928 marca el nacimiento del diario El Mundo, con un formato inédito para la época: el tabloide. A esta innovación sumará el costo a mitad de precio, las historietas populares y figuras de fuste como Roberto Arlt con sus “Aguafuertes porteñas”. Cerró en 1967. En 1931 apareció Noticias Gráficas con la novedad de una doble página central ilustrada. La calidad de las imágenes y su despliegue fueron las notas más sobresalientes. En 1945 Roberto Noble funda Clarín. En formato tabloide, con logotipo de tapa y titulares de algunas secciones en rojo, incluía deportes y espectáculos. El énfasis en temas locales y la acelerada distribución en los kioscos le permitió ganar lectores a otros medios y convertirse en uno de los diarios de mayor tirada del país, difusor en su tiempo de las ideas desarrollistas. En 1963 Crónica sale a la luz por obra de Héctor Ricardo García, mientras Crítica deja de existir. Rápidamente se posiciona gracias a dos golpes de efecto: el tratamiento de un caso policial que conmovió al país (asesinato de Norma Penjerek) y la revelación de las respuestas de un concurso organizado por una marca de gaseosas que no quería publicitar en sus páginas. Con rasgos sensacionalistas y una alta cuota de dramatismo, se convertirá rápidamente en referente de los hechos policiales. En 1971, época de cambios sociales en el país, Jacobo Timerman funda La Opinión, destinado a intelectuales, artistas, estudiantes y sectores progresistas de la clase media. Con una redacción brillante (que tiene entre sus firmas las de Horacio Verbitsky, Juan Gelman u Osvaldo Soriano), una cobertura especial de las noticias del denominado “Tercer Mundo” y un diseño refinado (sin fotografías pero con ilustraciones y caricaturas de Hermenegildo Sabat) La Opinión revoluciona el periodismo argentino. Con el advenimiento de la dictadura militar la censura, clausura de medios, muerte y desaparición de trabajadores de prensa se convierte en moneda corriente. Como ejemplos: el asesinato de David Kraiselburd, propietario y director del diario El Día de La Plata y del Diario Popular; el secuestro y las torturas sufridas por Jacobo Timerman y la desaparición del escritor Rodolfo Walsh, creador de la agencia de noticias Prensa Latina. Paralelamente, crecen diarios dedicados a la información exclusivamente económico– bursátil: El Cronista Comercial, La Gaceta Financiera y en especial Ámbito Financiero, creado por Julio Ramos en 1976. Con el regreso de la democracia aparecieron nuevos diarios de corta vida como La Voz en 1982 o Sur en 1989. Pero la gran innovación fue, sin dudas, la propuesta de Página/12 de Jorge Lanata. Con un estilo descontracturado, títulos donde se jugaban ironía e intertextualidad, espacios de debate y de investigación periodística, el diario estableció en poco tiempo un especial vínculo de complicidad con sus lectores. José María Pasquini Durán, Osvaldo Soriano, Osvaldo Bayer, Juan Gelman, Eduardo Galeano, Horacio Verbitsky y Eduardo Aliverti serían sus columnistas más prestigiosos. A partir de los años 90 se registra en el país la aparición de los holdings, empresas que concentran en sus manos diversos medios periodísticos junto con otros negocios.

Hoy en dia
Los avances tecnológicos son la nota dominante del presente. Los diarios editan sus ejemplares gráficos en paralelo con sus versiones on line, las que ganan fácilmente adeptos al ofrecer por Internet una actualización permanente de noticias. Al mismo tiempo, se observa un crecimiento de la credibilidad y el prestigio cobrado por los periodistas, devenidos hoy en claros exponentes de representatividad social.

Fuente:http://www.argentina.gov.ar


LA HISTORIA DEL COMIC EN LA ARGENTINA

PRIMERA PARTE: Desde mediados del siglo XIX hasta el año 1930
Se considera que la primera viñeta humorística publicada en Argentina fue "Viva el Rey", del año 1924, obra del Padre Francisco de Castañeda, quien poseía unaAcademia de Dibujo. Sin embargo, los primeros relatos gráficos publicados en la Argentina aparecen en los periódicos de sátira política recién a mediados del siglo XIX. Estos periódicos basaban su éxito en la publicación de caricaturas litográficas que, en general, eran observaciones costumbristas. En 1863 aparecería el periódico dominical "El Mosquito", considerada como la primera revista con humor político nacional. En "El Mosquito", que se publicaría hasta el año 1893, serían populares los dibujos de Henri Stein y las caricaturas de Meyer. Por otro lado, en 1884 llegaría la revista "Don Quijote", de Eduardo Sojo, que duraría hasta el año 1905, y en la cual se utilizaba la sátira política como ejercicio del periodismo de opinión.
Los primeros antecedentes de la historieta propiamente dicha, en la Argentina, aparecen en las revistas "Caras y Caretas" (desde el año 1898) y "PBT" (desde el año 1904), donde los artículos de costumbres y política aparecen con alguna ilustración. Se inicia con las "Tiras comerciales" y los dibujos de Manuel Mayol y José María Cao, publicados en los primeros números de "Caras y Caretas", y más precisamente con "La caza del zorro" de Acquarone (en 1901, en esa misma revista). Al comienzo, los globos se alternaban con los habituales textos al pie, en general sin tener incidencia en la acción. Tanto la revista "Caras y Caretas" como "PBT" fueron creadas por Eustaquio Pellicer. En "Caras y Caretas" colaborarían, entre otros, Fray Mocho (seudónimo de José Alvarez, quien a la postre sería director de la misma), Giménez, Zavattaro, Redondo, Villalobos, Málaga Grenet, Valdivia, Mirko, Sirio, Columba, Alonso, Huergo, Caballé, Sabat, y los ya mencionados Cao y Mayol. En tanto, en "PBT" colaborarían, entre otros, Pueyo, Vargas, Vera, Osés, Chiarela, Teganos, Sanuy, Castro Rivera, Navarrette, Rojas, Rabier y Olivilla. Mientras tanto, en la primera década del siglo XX se reproducen en la Argentina los primeros comics norteamericanos, rebautizados en su mayoría con nombres locales. Es así que, en 1909, aparecería el primer número de la revista de aventuras "Tit-Bits", de la editorial Láinez, y dirigida por Rodolfo de Puga. Antes, en 1904, Alberto Haynes editaría la revista "El Hogar", que luego sería origen de una poderosa editorial.
La primera historieta "secuencial" y con personajes fijos que perdura (o sea, una verdadera historieta) fue "Viruta y Chicharrón", de Manuel Redondo (con la colaboración de Juan Sanuy), del año 1912, que aparecía en "Caras y Caretas". En realidad, y contra lo que muchos creen, "Viruta y Chicharrón" no fueron los primeros personajes de la historieta argentina, ya que eran la versión vernácula de “SpareRibs and Gravy”, dos personajes de Geo Mac Manus. Los diálogos de la misma se desarrollaban únicamente por globos, y tenía más peso el juego linguístico que el gráfico.
Es en el año 1913 cuando aparece, también en "Caras y Caretas", y de Manuel Redondo, el primer personaje de la historieta argentina, "Goyo Sarrasqueta" (derecha), quien enfrentaba situaciones de las noticias de actualidad, generalmente criticando. En este historieta no se utilizaban “globos” (eran textos al pie de cada viñeta), y se publicaría ininterrumpidamente durante más de quince años en forma semanal. Posteriormente, en "Caras y Caretas" llegarían tiras como "El L.C. Timoteo y el pesquisa Doroteo" (1919, de Macaya), "Abraham Kancha, experto en, Uper" (1927, de Hersfield) y "Las aventuras de Chingolo" (1929, de Crosby).
En la revista "PBT", llegarían nuevos personajes, como "Aniceto Cascarrabias" (izquierda), en 1915, de Pedro de Rojas, quien sería el autor, posteriormente, de las tiras "El esqueleto rematado" (con diálogos entre un esqueleto y su adquirente en un remate) y de “Smith y Churrasco” (que eran dos detectives). En 1916, también en "PBT" llegaría las tiras "Aventuras de un matrimonio aún sin bautizar", luego bautizada con los nombres de "Don Tallarín y Doña Tortuga" (a cargo de Oscar Soldati), y la curiosa (y humorística) historieta "El explorador interplanetario” (de Juan Serrano), donde los protagonistas, provistos de unos artefactos parecidos a las Alas Delta, recorren diferentes planetas del sistema solar.
En 1916, en la revista "El Hogar", comienzan "Las aventuras de El negro Raúl", una tira diaria de Arturo Lanteri basada en un personaje real de la fauna porteña. Es así que las historietas aparecen en revistas específicas, y representantes del humor, gráfico y escrito (que en otros lugares comenzarán a existir mucho después). En 1917, los dibujantes Zavalla (con el seudónimo "Pelele") y Columba (que había dibujado antes para la revista "La vida moderna") realizarían caricaturas en unas pantallas luminosas en varias esquinas de Buenos Aires. En 1919 llega la primera revista específicamente infantil, "Billiken", fundada por Constancio C. Vigil, la cual alcanzaría distribución en toda hispanoamérica. Al fin de la década, aparecen varias revistas que contienen historietas nacionales y extranjeras. En 1917, en la Revista "Popular", aparece "Las diabluras de Tijereta", de Lanteri.La historieta pasa a la prensa diaria recién en 1920, cuando el diario La Nación empieza a publicar tiras, con gran enojo de muchos de sus lectores, que pensaban que con estas "frivolidades" se desmerecía la "seriedad" de la publicación. Y a partir de la publicación de la tira "Bringin Up Father" de MacManus en el diario "La Nación" (en 1920) proliferan las series de ambientación familiar, a medida que en el país se afianza una masiva clase media. En la década del 20 prácticamente no hay revista de actualidad que no publique entre sus páginas alguna serie de historietas. En el año 1922, Arturo Lanteri sería el creador, en la revista "El Hogar", de la tira "Las aventuras de don Pancho Talero", que duraría 22 años y sería objeto de dos exitosos films; "Pancho Talero" era un hombre sometido por su mujer, y durante sus andanzas la historieta captaría un amplio espectro de la vida cotidiana. En el año 1924, en "La Novela Semanal", apareció "La familia de don Sofanor", de Arístides Rechain, con el esquema de la familia que aspira a pertenecer a una clase social alta.
El 29 de julio de 1925 se produciría el debut de Dante Quinterno como dibujante, en "El Suplemento", con la tira "Panitruco", una historieta con personajes de la noche porteña (con guiones de Leroy). En 1926 Quinterno crearía su primer personaje propio, con la tira “Andanzas y desventuras de Manolo Quaranta”, para la revista “La Novela Semanal”, y posteriormente llegaría su primer gran éxito, "Don Fermín" (que más tarde pasaría a llamarse "Don Fierro"), en la revista “Mundo Argentino”. Antes, en 1923, en "La Novela Semanal", Rechain publicaría la historieta llamada "Página del Dólar" (por estar auspiciada por los cigarrillos "Dólar"), una tira protagonizada por un matrimonio de color. En 1924 llegarían, en la revista "Mundo Argentino", las tiras "Aventuras de Firulete y Retacón" (de González Fossat) y "Anacleto" (de Lanteri). En 1927 aparece "Pantaleón Carmona", de Messa, publicada por "Femenil", y un año después "Las hijas de Pastasciuta", de Oscar Soldati, otra serie familiar que, en este perído, tenía una fuerte influencia de las comedias teatrales de entonces.
Entre revistas dedicadas al cultivo de la historieta aparecidas en la década del '20, hay que citar a "Las Páginas de Columba", fundada en 1922 por el dibujante y caricaturista Ramón Columba, la cual sería semillero de muchos dibujantes. En la misma se publicaría, en el año 1924, "Jimmy y su pupilo”, de González Fossat, anunciada como la primera historieta deportiva. La tira trataba sobre las desventuras de "El Ternero Mamón de las Pampas", que llegó al boxeo de casualidad, y Jimmy, su manager y entrenador. Este intentaba que su pupilo se tomara en serio la actividad con la intención de acumular dinero a costa de su boxeador, que lo único que obtenía era una derrota tras otra. "Jimmy y su pupilo" inauguró en la Argentina el legendario "continuará", porque la historia seguía de un número a otro.
En 1925 aparecería "Cebollita y Azucena", de González Fossat, y, en 1929 "Aventuras de Nenucho", del mismo autor (en "Mundo Argentino"), que sería una de las primeras series protagonizada por un niño. En 1928, surge la primera revista exclusivamente integrada por historietas, "El Tony", de Editorial Columba, lo que la ubica antes que la primera editada en Estados Unidos, donde el comic se desarrolló originalmente en los diarios. La revista "El Tony" se editó ininterrumpidamente durante más de 70 años, y de la misma se editaron también algunos números "extraordinarios" y varios "anuarios". Entre los primeros personajes que aparecieron en la revista "El Tony" estaba "Rulito, el gato atorrante", de Raúl Roux, del año 1929. Ese mismo año, pero en "La Novela Semanal", llegarían las tiras "La barra de Candelario", de Gutiérrez, y "Pepinito y su novia" de González Fossatt. Por estos años debutaría con sus personajes, en los periódicos, Lino Palacio, que crearía a "Ramona", en 1930, para el diario "La Opinión". Y hablando de diarios, es importante señalar que, a pesar de que "La Nación" es el diario pionero en la Argentina en cuanto a la publicación de historietas, el más importante para el género, en sus comienzos, es el diario "Crítica", que desde mediados de la década del ‘20 y a lo largo de la del ‘30 albergará lo mejor de la producción nacional y extranjera.
La importancia del "comic" en Crítica se debió al interés de su director, Natalio Botana, por la historieta. Además, Botana trajo como novedad algo que era usual en los diarios norteamericanos, la publicación de una misma historieta como "daily strip" (tira diaria en blanco y negro) y como "sunday strip" (plancha dominical a todo color).
En el diario Crítica se publicarían diversas historietas norteamericanas, adaptando el vocabulario a los usos y hábitos locales, pero también habría bastante producción local. Así, en octubre de 1928 aparecería, en la tira de Dante Quinterno "Aventuras de Don Gil Contento" (antes llamada "Un porteño optimista"), un personaje secundario que más tarde se transformaría en uno de los más famosos y queridos de nuestra historieta: "El indio Patoruzú" (a la derecha, una imagen de sus primeras apariciones). También hay que destacar los trabajos de Diógenes Taborda, la sección de historietas llamada "Mujeres Célebres" (realizada por el jefe de arte del diario Crítica, el español Pedro de Rojas), y la aparición, en 1929, de la primera historieta argentina "seria", "El Tigre de los Llanos", a cargo de Raúl Ramauge, la cual narraba la vida de Facundo Quiroga, sin utilizar globos, y recurriendo a extensos textos explicativos.


SEGUNDA PARTE: Desde comienzos de la década del '30 hasta el final de la década del '40
Durante las décadas del '30 y del '40, en la colección "Critica cómicas", se publicaría diverso material extranjero y argentino. En el año 1931 aparecería, en el diario "Crítica", un suplemento de historietas a todo color (denominado "Popeye"), y comensaría a destacarse el dibujante italiano Bruno Premiani. En cuanto a los primeras tiras de la década hay que mencionar "Las desventuras de Maneco", de Linage, prototipo de un personaje muy difundido en la época: el del chanta porteño, simulador y tramposo, y que popularizaría la frase "sonaste Maneco", el cual se publicaría en "Caras y Caretas". Linage crearía también la historieta "Anacleto y Papamovski" (en "Mundo Argentino"), y, poco después, la tira "La señorita Pilar delira por manejar".
En 1931 "el indio Patoruzú" tendrá su propia tira en el diario "La Razón", y ese mismo año, en el diario "El Mundo", aparecería "Quique, el niño pirata", de Cazeneuve. En 1933 llegaría "Calixto Campolargo", de González Fossat (en "La Novela Semanal"), y "Tío Migajas y Lucerito", de M. Velaz Palacios y Bensadón (en la revista "Para Tí"). En 1934 "Cholo y Cacho", de Vidal Dávila, para "Barrilete". Desde 1935 se publicaría la tira "Tancredo", de Fantasio, primero en "La Razón y luego en "El Mundo". Ese mismo año Daloisio publicaría a "Kid Tortazo", "Bimbo" y "Don Juan Porteño", en la revista "Aconcagua", mientras que en el diario "Noticias Gráficas" se publicarían "Las aventuras de Carlos Norton", de Amenabar y Bernabó, que era una tira basada en un exitoso radioteatro sobre un detective de Buenos Aires. Entre la abundancia de personajes aparecidos por esos años, hay que mencionar también a "El profesor Papafrita" (de Arzubi Borda), "Don Casifrundo" (de Kantor), "Tarantelli y Peteneras" (de Bello, en "Mundo Argentino"), "Los Ramachuza" (de Rodríguez, en "Estampa"), "Don Chispita" (de Alessio, en la revista "Ahora") y "Tachuela" (de Jean Josse, en "Mundo Argentino"). Por su parte, la revista "La Cancha", de López Pájaro, publicaría a "Tito el Lungo" (de Ianiro) y a "Don Pitazo" (de Ferro).
En cuanto a los diarios, en "La Razón", luego de la publicación de "Julián de Montepío" (y su valet, Cocoa), de Quinterno, se publicarían personajes como "Payuca, cabo conscripto" (de Araceli), "Betún" (de Daloisio), "Gumersindo" (de Fola), y el popular buzo "Chapaleo", de Eduardo Ferro. En 1936, aparecería "Rayito y Clavelina", de Ada Lind (seudónimo de Laura Quinterno), en el diario bonaerense "El Mundo". Posteriormente, en el diario "El Pampero", habría historietas como "Carocito" (de Seguí), "Virola" (de González Fossat), "Ñangapirí" (de Ferro) y "Bien Porteño" (de Lubrano). En tanto, entre 1935 y 1940 Raúl Roux publicaría, en el diario "La Razón", la historieta "Más allá", basada en un viaje a través del espacio. Diversas revistas publicarían nuevos personajes, como ser "Raco el extra", de Columba (en "Cine Argentino"), "Nisistrato", de Borraro (en "El Hogar"), "Pepe Boleto", de Ferro (en "Pilucho"), y "Chupete", de Vidal (en la revista "Barrilete"). También la historieta fue utilizada como medio de promoción en publicidad gráfica, tal el caso de "Rendija" ("Neos"), para tres marcas de cigarrillos, y protagonizada por un gaucho criollo simbolizando la manufactura nacional, y, más adelante, "Andanzas del gaucho Relamido" (de Burone Bruché) para una marca de jabón.
En tanto, las revistas específicas de historietas, se multiplican y alcanzan grandes tiradas. En el año 1936, aparece la "Revista Patoruzú", de Dante Quinterno, lugar donde se publicaría "Hernán, El Corsario", de José Luis Salinas, donde incorporaría recursos propios de la más moderna cinematografía; también llegarían, con el tiempo, "Ventajita" (de Blotta y Juliá), "María Luz" (de Battaglia) y diversos personajes de Eduardo Ferro, como ser "Tara Service" (un técnico electrónico medio idiota), "Bólido" (el cadete), "Cabeza Fresca", "Pandora" (un "yiro"), etc. A fines de los años '30 aparecería la revista "Pif Paf" (de Editorial Tor), y, brevemente, la revista "El buen humor" (de Marengo). En 1937, en la revista porteña ¡Aquí está!, se presenta la serie humorística "Conventillo", creada por un joven dibujante, Héctor Torino. La serie, con distintos nombres, fue continuada a lo largo de 40 años, y estaba ambientada en el universo de los hospedajes colectivos donde se cruzaban los numerosos inmigrantes pobres de distintos orígenes que llegaban a la Argentina; allí apareció por primera vez "Don Nicola", el popular dueño del conventillo. Ese mismo año, en la revista "Pilucho", llegaría "Pochita" (en una tira cuya autora firmaba como Berta M.C.), mientras que en la revista "El Hogar" llegarían “Las aventuras de caza del Pibe Palito”, de Cazeneuve. Un año después, en el diario "La Prensa", aparecería "Don Fulgencio", de Lino Palacio.
En 1940 llega la revista "Cara Sucia", de Reilly (Billy Querosene), con varios personajes de historieta como "El ñato Agrelo" (de Reilly y Mazzone), "Agapito el León" (de Guratti), "El doctor Bubby" (de Reilly y Villafañe), "Pelopincho y Cachirula" (de Fola), "La vaca Aurora" (de Mirco Repetto), "El mago Truco y su ayudante Retruco" (de Daloisio), "Nemesio" (de Bourse Herrera), "Cucharita" (de Villafañe), "El gallito Sofanor" (de Blay), "Tío Pedro" (de Valencia), "Ñandusa" (de Marino), "Don Cleptómano" (Mirco Repetto), etc. Por su parte, la tira "Mi sobrino Capicúa" (de Mazzone) se publicaría por un tiempo en ésta revista para retornar luego a la "Revista Patoruzú". En la revista "Figuritas", donde colaborarían, entre otros, Cortinas, Clemen, Pedro Gutiérrez y Carlos Linares Quintana (este último, con su historieta protagonizada por objetos animados denominada "La Pluma Cucharita"), llegarían, hacia 1938, personajes como "El negrito Alelí", de Martínez Parma, "El Marqués de Puerto Nuevo", de Juan Oliva, y "El gaucho Rancagua", del mismo autor. Por su parte, la revista "Leoplán" tendría personajes como "Don Mateo" (de Olivas), "Goyo y Panchita" (de Fantasio), "Tío Juan" (de Valencia), "Esculapio Sandoval" (de Torino) y "El vasco Anchoa" (de González Fossat).
Por estos años, Alberto Breccia realizaría, en las revistas "Tit-Bits", "Rataplán" y "El Gorrión" historietas como "Mariquita Terremoto", "El Vengador" (la primera tira de superhéroes realizada en Argentina), "Kid Río Grande", y adaptaciones de novelas populares. Otros personajes de esta época, pero en otros medios, fueron el "Cirilo el Audaz", de Rapela (basada en la mítica figura del gaucho de las pampas) y "Don Mamerto detective" (de Torino). En 1940, en el diario "El Mundo", se publicaría "Tric y Trake" (de Daloisio), una típica historieta del género "dúo alocado de amigos". Sucesivamente llegarían nuevos personajes de Dante Quinterno, como ser "Isidoro Cañones" (en el año 1935 lo haría, en el diario "El Mundo", como un personaje secundario, y luego, en 1940, ya con su propia tira, en la "Revista Patoruzú"), el caballo "Pampero" (en 1936), "la Chacha" (también en 1936), "Upa" (en 1937), "Ñancul" (en 1937), y el tío de Isidoro, el "Coronel Urbano Cañones" (en 1939). Todos estos personajes aparecieron en el diario "El Mundo". Vale señalar que recién mucho después (ya en el año 1959, y en la revista Patoruzú) llegaría "Patora" (la hermana del cacique).
A partir de la década del '40, por varios años, y de la mano de Adolfo Mazzone, iría llegando una amplia galería de personajes, como el convicto que vivía planeando fugas "Piantadino", el holgazán "Fiaquini", el avaro "Tacañino", el vagabundo "Linyerio", el punguista "Afanancio", el mucamo "Perkins", el alcahuete "Batilio", el niño chantajista "Yoloví", el lento "Tolondrati", el detective "Chapalupa", el ponebombas "Señor Bang", el desafortunado demonio "Tridente", etc. Desde 1941 hasta 1947 apareció la revista de humor político “Cascabel”, dirigida por Jorge Piacentini, y donde colaborarían, entre otros, Carlos Warnes (creador del célebre personaje "César Bruto", en 1942), Emilio Villalba Welsh, Conrado Nalé Roxlo (Charnico), Oski, Landrú, Lino Palacio (Flax), Abel Ianiro (quien, por otro lado, crearía en la revista Leoplán a "Tóxico y Biberón"), etc.
A principios de los años 40', Guillermo Divito crearía a dos de sus grandes personajes: "El Doctor Merengue", protagonista de la tira "El otro yo del Doctor Merengue", en la revista "El Hogar", y a "Bómbolo", en el diario "La Prensa". Ya en 1944, exactamente el 16 de Noviembre, el propio Divito, junto a un grupo de soñadores como él, fundaría la revista "Rico Tipo", la cual marcharía a la vanguardia del humor escrito y dibujado por muchos años (llegó a vender 350000 ejemplares), y que incluso marcaría el ritmo de la moda a través de la vestimenta de varios de los personajes. Entre otros personajes del propio Divito que aparecían en la revista estaban "Pochita Morfoni" (una gordita glotona) , "Fúlmine" (que era un prototipo del "yetattore"), "Fallutelli" (quien era un oficinista odiado por todos), "El Abuelo" (que era un viejito seductor), y, por supuesto, "Las chicas", que eran sexies, con cuerpos esculturales (cintura de avispa, piernas larguísimas, busto interesante) y polleras muy cortas, y que pensaban y se movían como muchachas emancipadas (incluso se alimentaron de la moda y a la vez la impusieron).
Por la revista "Rico Tipo" pasaron grandes dibujantes y humoristas, y colaboraron innovadores como "César Bruto", Ianiro (y su personaje "Purapinta", caricatura de un guapo porteño no muy valiente), Fantasio, Oski (creador de otro personaje: el avaro "Amarroto"), Calé (con su "Buenos Aires en camiseta"), Landrú, Pedro Seguí, Mazzone (con varios de sus personajes), Bavio Esquiú, Cotta, Barrios, Francho, Muñiz, etc. Fueron jefes de redacción, sucesivamente, Eduardo Almira y José Benavidez. En 1941, en la revista "Aquí está", se publicaría "Don Piluso", de Daloisio. Por otra parte, Patoruzú es partícipe de dos hechos fundamentales en los años '40, ya que el 25 de agosto de 1941, produce un hecho inédito al ser publicado por un diario de Estados Unidos, el PM de New York , siendo la primera vez para una historieta argentina; por otra parte, al año siguiente protagoniza el primer dibujo animado argentino, "Upa en apuros" (que se estrena en noviembre de 1942).
En el año 1945 se suman a las publicaciones ya existentes las revistas "Don Fulgencio" y "Patoruzito". En la revista Patoruzito, de Dante Quinterno, aparecería "Langostino" (Eduardo Ferro), un poético y popular marino, inspirado en Vito Dumas "el navegante solitario", que se publicó durante varias décadas, y el propio "Patoruzito" (de Quinterno, Lovato y Repetto). También estaban (en la Revista Patoruzito), "Cisco Kid", de Salinas, quien dibujó a este cowboy de aire latino para el King Features Syndicate durante más de veinte años, sobre guiones que le eran enviados desde los Estados Unidos; "Rinkel, el ballenero", de Tulio Lovato, que era una serie de ambientación marina; "Lanza Seca", de Roux, quien realizó esta serie sobre la conquista del desierto y la guerra a los aborígenes, y varios personajes más. Y sería en la mencionada "Revista Patoruzito" donde el futuro maestro Alberto Breccia realizaría audaces cambios de plano en el dibujo; allí, con textos de Wadel, comienza a dibujar la tira "Vito Nervio"; Breccia heredó esta serie, inicialmente dibujada por Cortinas, en 1947, y la dibujó durante diez años, dotando al detective protagonista de un carácter rudo. Antes, en 1944, Breccia realizaría "Puño Blanco" para el diario "La Razón" y "Gentleman Jim" para la revista "Bicho Feo", con guión de Cortinas, autor que realizaría, en esa misma revista y en el mismo año, la tira "Isabelita y Chichito".
En la década del ‘40 comienza la que podría denominarse la "Época de Oro" de la historieta nacional. El inicio lo marca la aparición y consolidación de la historieta "seria" y "adulta", que le valdrá el mote de "literatura dibujada". Esto se apoya en la fundación, en 1945, de la revista "Intervalo", de Editorial Columba, la cual viene a llenar un bache, ya que se completa el espectro, que se da con "Billiken", para los chicos, "Patoruzito", para los jóvenes, y la mencionada "Intervalo", para los adultos. Aunque el valor de "Intervalo" es innegable, y en ella comenzaron a publicar sus primeras obras muchos de nuestros grandes dibujantes, la estética "quietista" de la revista le otorga una calidad artística cuestionable. Para ganar su prestigio de "adulta" la historieta que se publicaba en Intervalo se apoyaba casi siempre en modelos literarios, con ausencia por completo de guión, el cual se limitaba a reproducir textualmente o a resumir el texto original adornado con ilustraciones: un palabrerío que repetía casi siempre lo que las pocas imágenes ya mostraban, dejando incluso de lado el tan característico "globo" de los comics para utilizar sólo el epígrafe (reproducción del texto al pie de la ilustración) o largas tiradas de viñetas ocupadas sólo con palabras, sin dibujos. Aunque hoy parezcan aburridas, estas historietas que se apoyaban en la literatura tradicional y prestigiosa tenían un éxito tal que en 1950 la Editorial Columba saca un suplemento semanal, "Intervalo Extra", dedicado exclusivamente a adaptaciones de la literatura universal.
Desde 1941, y a lo largo de 33 años, Luis Medrano publicaría, diariamente en el diario "La Nación", sus populares "Grafodramas", unos dibujos que, junto a escasas palabras, serían un registro de la vida cotidiana de los argentinos a lo largo de. En 1942, en el diario "La Razón", llegarían "Archibaldo" (de Taggino) y "Villa Mosquete" (de Guerrero). En 1943, en la revista "Billiken", aparecieron, con un humor a veces absurdo, a veces ingenioso y a veces ingenuo, "Ocalito y Tumbita", de Vidal Dávila
En el año 1945 se fundó el "Museo de la Caricatura Severo Vaccaro", que, con sucesivos cambios de sede, cierres y reaperturas, se mantuvo vigente hasta nuestros días.
En 1948 surgió, brevemente, la revista "Medio Litro", dirigida por León Benarós, con un humor costumbrista, y diversas notas, comentarios e historietas, entre las cuales estaban “Pobres gatos” (de Landrú), el bañero chanta “Salvador” (de Vic. Martin), “Son cosas que pasan” (de Fantasio), “Don Solazo” (de Benarós y Jorge Elena), “El Poderoso Infra-Man” (de Benarós y Alberto del Castillo), el estudiante chicato “Cuatroqui” (de Demarchi), “Jovencitas” (de Hilda Temy), el ñandú “Charabón” (de Gordon), el hipnotizador “Vista Brava” (de Daloisio), la sirenita “Amapola” (de Jorge Elena), etc.
En 1946 aparece la revista "Popurrí", dirigida por Medrano. A fines de la década del '40 se instala en Argentina la editorial Abril, que edita las revistas "Salgari" (desde 1947), Misterix (desde 1948), Cinemisterio (desde 1950) y, posteriormente, "Rayo Rojo". Vale señalar que el nombre de la revista Misterix derivó del personaje con el mismo nombre (de Ongaro y Campani) surgido en la revista Salgari. Así, a través de revistas como "Misterix" y "Rayo Rojo", se promovería la difusión de la historieta nacional y significaría lo que en su momento fueron "Caras y Caretas" o las publicaciones de Quinterno o Columba (justamente, ésta editorial, en Julio de 1950, lanzaría otra revista: "Fantasía").
Por otra parte vale mencionar que, a fines de la década del '40, la historieta comenzó a trasladarse a los demás medios. Como ejemplo, podemos mencionar a "Avivato", personaje de Lino Palacio llevado al cine en 1949 por Enrique Cahen Salaverry, y protagonizada por Pepe Iglesias; a “Fúlmine”, de Divito, también en 1949, con la dirección de Bayón Herrera y con Pepe Arias como protagonista; a "Don Fulgencio", de Lino Palacio, en 1950, dirigida por Cahen Salaverry (con Enrique Serrano como protagonista); a "Piantadino", de Mazzone, en 1950, dirigida por Francisco Mugica, y protagonizada por Pepe Iglesias; y a "Juan Mondiola", de Bavio Esquiú, también en 1950, con dirección de Manuel Romero y protagonizada por Juan José Míguez.
Siguiendo con el recorrido de personajes, podemos mencionar dos creaciones de Carlos Freixas: "Tucho, de canillita a campeón", un repartidor de periódicos que llega a campeón de boxeo y tiene peligrosas aventuras por todo el mundo que se integran con sus encuentros boxísticos (apareció en la Revista Patoruzito desde 1948), y "Darío Malbrán, psicoanalista", con historias de tinte policial (publicada hacia 1949 en la revista "Aventuras"), en éste caso con textos de Julián Maldonado.
En Septiembre de 1950 Editorial Láinez sumaría un nuevo título: “Puño Fuerte”, nombre tomado del boxeador dibujado por Franz Guzmán, quien posteriormente tendría otra personaje en esa revista: “Tamalito”. Finalmente, al culminar la década surge también la revista "Mundo Infantil" (de Editorial Haynes), con personajes como "Los mellizos Tiki y Toko" (de Vidal Dávila), "Picho de la Federal" (de Urtiaga), "La Vaca Aurora" (de Mirco Repetto), etc.

TERCERA PARTE:
Desde comienzos de la década del '50 hasta el final de la misma
A principios de la década, el humor político aparece en diversos personajes, como ser "Contreras" (de Medrano), en la relanzada revista "PBT", y sobre todo en "Galerita" (de Calé) y "Mordisquito" (de Palacio), ambos en la revista "Pica Pica".
Y es en esta década donde se presenta el punto más alto de la historieta argentina, ya sea por la diversidad de publicaciones, y el éxito masivo de éstas, como por las distintas vertientes, estilos y artistas que proliferaron. Incluso, comienza la exportación de historietas argentinas. Así, en los años ‘50 se afianza ésta edad de oro con la aparición de dos figuras fundamentales para la historieta argentina, que comenzarán a destacarse en los primeros años de la década, y que, de alguna manera, iniciarán lo que después se conoció como "comic de autor": el guionista Héctor Oesterheld, que comienza a publicar en Editorial Abril, y el dibujante italiano recién llegado a la Argentina, Hugo Pratt. Es en 1952, en la revista Misterix, donde aparece el primer personaje importante de Oesterheld, "Bull Rocket", una historieta de un piloto de pruebas dibujada por Paul Campani. Por su parte, la dupla Héctor Oesterheld (en los guiones) y Hugo Pratt (en los dibujos) crearía varios personajes. Aunque el primero sería "Ray Kitt" (en 1951, en la revista "Cinemisterio"), el primer gran éxito recién lo alcanzarían en 1953 con "Sargento Kirk", en la revista "Misterix", que era una serie del Far West en la que el protagonista a veces perdía, los indios eran buenos, y en la que había muy pocos disparos; fue el primer antihéroe de Oesterheld, dotado de una inusual humanidad. En cuanto a las revistas, en el año 1953 aparecieron las revistas "Dibujantes" (con la participación de, entre otros, Juan Sagrera y Osvaldo Laino) y "Avivato" (iniciada por Faruk y Billy Kerosene).
Además, en estos temprano cincuenta ya brillan con luz propia, sumándose a las ya existentes, revistas como "Pimpinela" (con la tira "Duval y Gordon", de Wadel y Vieytes), "Bucaneros", "Hazañas", “Poncho Negro”, “Sucesos”, y, un poco más tarde, desde 1957, "D'Artagnan" (de Editorial Columba). Entre los personajes, a comienzos de la década llegaría "Sabú" (de Roume y Wadel). En 1953 aparecerían "Perico y Guillermina" (de Solano López y Roger Plá), y, en 1954, “Camotito” (de Francho). Por esos años llegaría "Tita Dinamita", tira que Campani dibujaba para la Argentina desde Italia, y era protagonizada por una erótica y avasallante chica que a veces aparecía censurada por los otros personajes. Además, en la revista "Rayo Rojo" aparecieron importantes series, como "El Indio Suárez", de Oesterheld y Freixas (en 1955), "Mark Cabot", de Ongaro y Vogt, y la ya mencionada "Capicúa", de Mazzone, que con el tiempo llegó a tener su propia revista. En 1954 llegaría "El Conejo Fosforito" (de Cammarota y Mordillo), en la revista "Peter Pan". Ese mismo año se publicaría "Robert Ax, médico del siglo XXX", con textos de Grassi y dibujos de Clemen, una historieta considerada, por muchos estudiosos, como "la primera historieta argentina de ciencia ficción". En 1957 aparecería "Magolín", de Siulnas. A fines de la década (en 1958), Oski realizaría un libro de historia con historietas, "Vera historia de Indias", y, en 1959, Fernando Birri filmaría, sobre planchas humorísticas de este mismo autor (Oski) la película "La primera fundación de Buenos Aires".
En el año 1957 Héctor Oesterheld y su hermano Jorge fundan la editorial Frontera. Sustentadas por el éxito de sus predecesoras, y por el afianzamiento de Oesterheld como guionista, a traves de esa editorial aparecen las revistas "Hora Cero" y "Frontera", donde el propio Héctor Oesterheld sería el autor de la mayoría de los guiones, estando rodeado de los mejores dibujantes del momento: un ya depurado Hugo Pratt, Alberto Breccia, Francisco Solano López (con quien haría, entre otros, al personaje, "Joe Zonda"), Arturo del Castillo, José Muñoz, Leo Durañona y Juan Giménez, nombres que harán que el comic no sea nunca más el de antes y que elevarán la historieta argentina al top que hoy ocupa a nivel mundial. Y es el año 1957 el que dará a nuestra "literatura dibujada" el perfil que ha mantenido hasta la actualidad, puesto que se comienzan a hacer cosas nuevas, distintas de las que se hacen en el resto del mundo, con asuntos más complejos y más humanos, que se apartan del modelo norteamericano que se seguía hasta el momento. Fue así que, con los guiones de Oesterheld (en compañía de diversos dibujantes), la historieta de aventuras alcanzaría su grado de madurez más elevado. Un ejemplo fueron otras dos populares tiras de Oesterheld y Pratt, ambas de 1957: "Ernie Pike", para "Hora Cero", inspirada en un verdadero corresponsal de la Segunda Guerra Mundial, que aquí cumplía el rol de narrador (en la guerra que se contaba desde Ernie Pike no había buenos ni malos, todos eran víctimas); y "Ticonderoga", para la revista "Frontera", ambientada en la guerra que mantuvieron franceses e ingleses durante la Independencia de los Estados Unidos.
Y es en 1957 cuando debuta, en las páginas de "Hora Cero", en la aparecerá hasta 1959, una historieta de "ciencia ficción" destinada a convertirse en uno de los pilares del comic universal: "El Eternauta". Con los dibujos de Francisco Solano López, llega a su cumbre el estilo narrativo de Oesterheld, que deja de lado las clásicas divisiones que hacía la historieta entre "héroes" y "villanos", "pistoleros" e "indios", y comienza a incursionar en la creación de personajes no tan "puros", héroes que tienen miedo, villanos queribles, perdedores y marginados, hombres que luchan por encontrarse y, sobre todo, por "el cambio de domicilio" de la aventura, que ubica hechos, que hasta entonces habían sido privilegio de lugares lejanos y exóticos, en sitios cotidianos. Otro de los aportes incuestionables de Osterheld es el hecho de haber agregado a una historieta que desde sus comienzos (dibujos de Caras y Caretas o P.B.T.) fue testimonial, la característica de ser definitivamente comprometida con la realidad. No es extraño encontrar en los guiones (sean realistas, de aventuras o de ciencia ficción) alusiones y críticas constantes a la realidad política del país que se van haciendo cada vez más evidente con el correr de los años.
La producción de Héctor Oesterheld en éstos últimos años de la década es impresionante. Además de las historietas ya mencionadas realizaría las tiras "Rolo, el marciano adoptivo" (para "Hora Cero"), "Rul de la Luna" (para "Frontera) y "Amapola Negra" (para "Hora Cero"), todas con dibujos de Francisco Solano López; "Cayena" (para "Hora Cero"), con dibujos de Daniel Haupt; "Nahuel Barros" (del género gauchesco, para "Hora Cero Semanal") y "Tipp Kenya" (para "Frontera"), ambas con dibujos de Carlos Roume; "Randall" (para "Hora Cero Semanal"), que era un melancólico western con dibujos de Del Castillo; "Patria Vieja" (para "Hora Cero") con dibujos de Juan Arancio; "Verdugo Ranch" (para "Hora Cero") con dibujos de Ivo Pavone; "Buster Pike" (para "Hora Cero") con dibujos de Julio Schiaffino, "Lucky Piedras" (para "Hora Cero Mensual") con dibujos de Carlos Cruz, y varias tiras más (con otros dibujantes). En Julio de 1958 llegaría la revista "Hora Cero Extra", de Editorial Frontera. En ella aparecerían tiras como “Spitfire” (de Héctor Oesterheld y Solano López), "Sherlock Time", una serie de ciencia ficción que inicia la fructífera colaboración de Oesterheld con otro gigante, Alberto Breccia, ya desde aquí renovando el género, "Pedro Pereyra, taxista", con textos de Jorge Mora y dibujos de Durañona, "Dr. Morgue" de Oesterheld y Breccia, “El gaucho Fatiga” de Crike, etc. Además se publicarían varios de los éxitos originales aparecidos en las otras revistas de la editorial Frontera, como ser, por ejemplo, "Doc Carson", de Oesterheld y Carlos Vogt.
También en esta década tan significativa, podemos mencionar que se comienzan a realizar los primeros intentos serios de "trasposición" en la historieta argentina, o sea intertar una proyección o interrelación entre la historieta y otros medios o lenguajes. Ya desde fines de la década del ‘20, Raúl Roux había adaptado algunas obras literarias famosas al comic para "El Tony" ("Hansel y Gretel", el cuento de los hermanos Grimm, fue la primera, en 1928, seguida por "Robinson Crusoe", "La Isla del Tesoro", etc.), así como José Luis Salinas lo había hecho a lo largo de toda la década del ‘30 y del ‘40 (con "Miguel Strogoff", "La Costa de Marfil", "El último de los Mohicanos", etc.) a partir de sus publicaciones en las revistas "El Hogar" o "Salgari", ésta última siempre con adaptaciones de obras de un solo autor, Emilio Salgari, que le daba título a la publicación. Pero éstos fueron intentos muy "primitivos", antecedentes de los que mencionamos con la aparición de Intervalo y con el mismo estilo, que había impuesto por estos tiempos en Estados Unidos Harold Foster, con "Tarzán" y "Príncipe Valiente". Las "verdaderas adaptaciones", en cambio, son las que comienza a realizar para esta época Alberto Breccia para la revista "Aventuras" (y que marcan el estilo que se seguirá en adelante), auxiliadas por un aliado inesperado: el humor.
Con una temática completamente diferente, y volviendo otra vez al año 1957, se funda otra de las revistas que trazarán una senda a seguir: "Tía Vicenta", publicación humorística, dirigida por Landrú, con un dibujo y un estilo desenfadado, surrealista y transgresor, de comentarios de actualidad, sin tomar partido por nadie, a la manera de la ya famosa "La Codorniz", que venía apareciendo en España desde hacía algún tiempo. La revista "Tía Vicenta" fue una sorpresa cotidiana, cambiando secciones y estilos, y hasta cambiando la cubierta para parodiar a otras revistas de moda.
Entre los personajes de Landrú que aparecían en la revista "Tía Vicenta" estaban "Rogelio, el hombre que razonaba demasiado", "El señor Porcel", y, más adelante, "Babú el hámster". Hasta el año 1966 (cuando fue clausurada por Onganía) "Tía Vicenta" brindó desopilantes ocurrencias con un formato bastante revolucionario para su época: se usaron por primera vez los fotomontajes y echó mano del humor absurdo que tenía éxito en teatros de revistas para aplicarlo al tema de la política argentina.
Cuando "Tía Vicenta" rompe el fuego y hace tambalear el monopolio adulto que venía ostentando la historieta "seria" hasta ese momento, comienzan a surgir otras publicaciones, como por ejemplo "Dr. Merengue", en la que César Bruto (guionista) y el humorista cordobés Oscar Conti "Oski" (dibujante), encaran la adaptación de la literatura a partir de la risa, resumiendo en dos o tres páginas desopilantes los "intocables" modelos literarios: El Cid, Don Quijote, obras de Shakespeare, Dumas, Stevenson, e, incluso, las óperas de Verdi, etc.En realidad, todo esto se origina porque la historieta, en su etapa de maduración, comienza a sentirse "culpable" de sus inicios marginales en lo cómico y lo infantil y apunta a los grandes modelos literarios como una forma de ganar prestigio y de presentarse como divulgadora y medio de acercamiento a la "literatura de verdad". Si bien no podemos negar que en muchos casos la versión en comic de una obra literaria tradicional fue una forma de acercamiento a los textos originales, esta función que la historieta se asigna con sentimiento de culpa, como "catarsis", no es, evidentemente, su verdadero fin, sino solamente una de sus posibles manifestaciones, y de ninguna manera una justificación de su existencia.
Nacido a principios de la década del ‘50 en las tiras del diario La Razón, en 1957 recala en las ya tradicionales revistas de Columba "El Cabo Savino", primero en El Tony, después en D'Artagnan y finalmente en Fantasía. El Cabo Savino es el primer militar de la historieta argentina y su autor, Carlos Cassalla, recrea con el personaje el mundo desesperante y marginado del soldado del fortín en las campañas al desierto reflejando a la perfección la ambientación histórica, las armas, el paisaje, la ropa, etc. Uno de los grandes temas que cuestiona Cassalla con esta historieta es la legalidad sobre o de estas campañas al desierto. Con esta misma temática gauchesca, podemos mencionar a "Lindor Covas", de Walter Ciocca (publicada en el diario "La Razón" desde 1954), y a las dos tiras de Enrique Rapela que llegarían posteriormente: "El Huinca" (para la Editorial Dante Quinterno) y "Fabián Leyes", que apareció durante varios años en el diario La Prensa. En materia de novedades, en 1956 Patoruzú (con Andanzas de Patoruzú) y en 1957 Patoruzito (Con Correrías de Patoruzito) se "independizan" de las publicaciones que llevan sus nombres y que comparten con otras historietas, para estrenar sus propias revistas, con aventuras exclusivamente de ellos. Por su parte, el dibujante "Divito" ya es famoso no sólo por el dibujo de las curvas de sus personajes femeninos, sino también por sus revistas (Rico Tipo, El Doctor Merengue), en las que propuso una renovación al humor y la historieta cómica argentina, retomando la picaresca que no se practicaba desde hacía varias décadas. Un capítulo aparte lo conforman las insuperables "Chicas", que formaron parte del imaginario colectivo: objetos eróticos inalcanzables para los hombres e ideal de belleza femenino no exento de envidia para las mujeres. Y se da que, en este decisivo año 1957, comienza a colaborar, tanto en esas revistas como en la recién salida Tía Vicenta, un autor que también revolucionará el comic mundial, y lo cambiará para siempre: Joaquín Lavado (Quino), quien, algunos años después, dará a luz a "Mafalda".
Desde 1958 (y por 10 años) en la revista "Canal TV" se publicaría la historieta “Cholula, loca por los astros”. Era una tira creada por De la Torre, guionado por Sagrera y dibujada por Toño Gallo. En la misma, el personaje principal, "Cholula", se la pasaba persiguiendo a los famosos, para, por ejemplo, conseguir autógrafos, y era capaz de montar guardia veinticuatro horas, con tal de ver en persona a su ídolo favorito.
Todo lo referido está relacionado con la parte "artística" propiamente dicha. En cuanto al mercado, es importante destacar que en el final de la década existían en Argentina alrededor de 60 revistas de historietas (sin contar las extranjeras). Las revistas Argentinas vendían aproximadamente 1.300.000 ejemplares. Basten ejemplos como Patoruzito, que llegó a una tirada de 300.000 ejemplares, y el hecho de que, de las 6 revistas más vendidas en Buenos Aires, 5 eran argentinas ("El Tony", "Intervalo", "D’Artagnan", "Patoruzito", "Patoruzú") y sólo una extranjera ("El Pato Donald"). Finalmente, cabe destacar que, el 1º de Junio de 1960 apareció, con una frecuencia mensual, la revista infantil "Pepín Cascarón", de la editorial Dante Quinterno.

CUARTA PARTE:
La década del '60
Después del apogeo de la historieta en la Argentina en las dos décadas anteriores y del "boom" de los últimos cuatro o cinco años, los ‘60 marcan , indudablemente, su primer síntoma de decadencia. No solamente fracasan económicamente revistas hechas "a pulmón" como las de Oesterheld ("Hora cero mensual", la última en sucumbir, cierra definitivamente sus puertas en 1963, con su N° 77 "Extra", mientras que la "Hora Cero Semanal" ya había desaparecido en 1959), sino también los verdaderos emporios económicos como los que sustentaban revistas del tipo de "Misterix" o "Rico Tipo". Entre otras cosas, esto se debe a la llegada en forma masiva a la Argentina de las revistas mexicanas (Editorial Novaro a la cabeza) a precios muy bajos y con una mejor calidad de impresión, con las que el mercado nacional no puede competir. Otro de los factores desencadenantes de ésta crisis (y esta vez a nivel mundial) es la creación de la televisión, que a principios de los ‘60, en Argentina, ya estaba instalada en casi todos los hogares y era "la moda avasallante", que no dejaba tiempo para nada más y, como si fuera poco, era gratis Pero a pesar de todo lo precedentemente indicado, en esta década habrá un auge de publicaciones con aventuras cómicas completas. Así, aparecerán revistas periódicas, generalmente con los nombres de distintos personajes. Editorial Mazzone publicaría las revistas "Piantadino", "Afanancio", "Batilio", "Capicúa" y "Fiaquini" (todas con personajes mencionados con anterioridad), además de "Cariseca" (éste personaje era una persona apacible que, si se la golpeaba en la nuca, se transformaba en una fiera). Por su parte, "Ediciones Torino" haría lo propio con "Nicolita y su pandilla", "La barra de Pascualín", "Barrabás", "El mago Fun-yi-to", "Soplete", "Planetín", "Historias Tangueras" (donde aparecería "Caburito", de Goyo Mazzeo), "Pepinucho y Coliflor", "Piratón Kid" (donde aparecería "Trinquete el grumete", de Violini) y "Búfalo Boy". Varias de las portadas de éstas revistas las podrá observar haciendo click aquí. Mientras tanto, la única editorial verdaderamente grande que subsiste a todos estos avatares es Columba, que mantiene sus publicaciones tradicionales con gran sacrificio y a costa de bajar su calidad de edición, además del importante hecho de no adquirir las técnicas modernas de las revistas llegadas de afuera, por razones obvias de mantenimiento de precios de tapa. El "truco" al que apela la editorial es el de reducir la periodicidad de su publicaciones, cediendo su paso las semanales a las quincenales o mensuales, y reemplazando las historietas continuadas por las aventuras "completas", sin el clásico "continuará" que obligaba a comprar el número siguiente.
Un tercer factor de decadencia, pero esta vez en cuanto a calidad artística, es la partida a Europa de los mejores dibujantes argentinos y de los que habían llegado de Italia la década anterior, convocados por editoriales italianas, francesas e inglesas, con mayores oportunidades y mucho mejor pago. Y otros dibujantes pasan al campo publicitario. A diferencia del resto del mundo, donde el género entra también en una relativa crisis económica pero, por el contrario, empieza a revalorizarse y a ser tenido en cuenta por los círculos literarios e intelectuales, en Argentina, país que ha estado en la vanguardia, que ha hecho escuela, continúa la desvalorización y desprestigio de la historieta por parte de los demás sectores de la cultura, proceso que se ha mantenido hasta nuestros días. Esta "pseudointelectualidad", sobre todo la relacionada con la literatura, considera el género "bastardo", "infantil" (lo que revela un profundo desconocimiento del mismo) y "marginal", indigno siquiera de ser tenido en cuenta. Los pocos escritores que se acercan a la historieta, y no por gusto sino por razones de dinero (como Conrado Nalé Roxlo, Roger Plá, Vicente Barbieri) se ocultan detrás de seudónimos que tratan por todos los medios de mantener en secreto.
Dentro de este proceso de decadencia, ocurren algunos hechos fundamentales en el país en el ámbito de la historieta argentina (la cual empieza a asumir el rol que, hasta el momento, había sido privativo de la literatura tradicional: ser testigo de su tiempo). En 1962, para la segunda época de Misterix, Oesterheld crea junto con Alberto Breccia el primer gran éxito de la famosa "dupla", otra de las obras maestras del comic nacional: "Mort Cinder", en la que, puede asegurarse, se desarrollaron los climas más dramáticos presentados hasta entonces en la historieta mundial. Por otra parte, en 1963 Martín Schor hace un cortometraje sobre planchas de Alejandro del Prado (Calé), con su inigualable tira "Buenos Aires en camiseta", que mostraba cómo era la Argentina de los barrios rioplatenses. Pero, indudablemente el hecho más sobresaliente de la década lo constituye la creación de "Mafalda". En 1963 Quino comienza a afianzarse como dibujante y publica su primer "libro", Mundo Quino, recopilación de los chistes sin palabras que habían aparecido en las revistas en las que él colaboraba, y dibuja una "tira" con una familia tipo: una madre, un padre (en cuyos rasgos ya reconocemos a los padres de Mafalda) y un nene, con la aparición esporádica de una hermanita (Mafalda), que crea para una campaña publicitaria que le encarga la línea de artículos electrodomésticos Mansfield, y que nunca se lleva a cabo. En 1964, Quino presenta las ocho tiras que tiene dibujadas para el suplemento de humor de la revista "Leoplán", que le publica sólo tres, en las que Mafalda no aparece. Poco después el jefe de redacción de "Primera Plana" le pide a Quino una historieta diferente. Saca del cajón sus viejas tiras y dibuja unas cuantas nuevas, donde el nene desaparece y el protagónico queda a cargo de la hermanita.
El 29 de septiembre de 1964 se publica la primera de ellas; "Mafalda" acaba de nacer. Continúan publicándose dos tiras por semana, pero a principios de 1965, por diferencias de criterio, Quino se enoja con la gente de "Primera Plana" y se lleva a Mafalda, que diez días después reaparece, pero esta vez en "El Mundo", uno de los diarios con mayor circulación nacional. Mafalda comienza a hacerse famosa, al igual que otros personajes como "Felipe", "Manolito", "Susanita" y "Miguelito". En 1966 Mafalda ya se edita en varios periódicos del interior, y, para Navidad, aparece el primer libro de recopilaciones de las tiras, que se agota en dos días; Mafalda ya es un "boom". Ese año (1966) Guerrero, Divito y Sidoli fundan Ediciones GDS y publican, desde Noviembre, la "Revista Lúpin". Allí aparecerían tiras de "Dol" (Mario Sidoli) como ser "Bicho y Gordi", "Resorte, el ayudante del Profe", "Saltapones" y “El gatito Juanchi”, y tiras de Guillermo Guerrero como ser "Lúpin, el piloto", "Pedrito y Saurito", "Al Feñique" y "Mosca Kid". También se publicaría el ya mencionado con anterioridad personaje "Purapinta" (que aparecía en Rico Tipo). En diciembre de 1967 cierra el diario "El Mundo" y "Mafalda" deja de aparecer, justo cuando está por nacer su hermanito. Todo el país se lamenta, más que por el cierre del diario, por la "desaparición" de Mafalda, que en 1968, seis meses después, reaparece en la revista "Siete Días Ilustrados", uno de los semanarios más prestigiosos del país, con su hermanito, "Guille", ya nacido. Y en el año 1968 Mafalda ya es internacional.
En el año 1962, se produce la aparición, en un comercial de lanas San Andrés, de dos personajes fundamentales para los chicos, desde ese momento hasta hoy: "Anteojito" y "Antifaz", que tendrán poco después cada uno su propia revista y revolucionarán de la mano de su creador, Manuel García Ferré, la historieta infantil: el dibujo animado, los programas televisivos para chicos y los métodos educativos de la Argentina. La mencionada "Revista Anteojito" aparecería en 1964, y en ella tendrían cabida, a lo largo de 37 años, diversos personajes dirigidos al público infantil. En 1964 llega un intento fallido, por parte de la Editorial Dayca, de probar con el género de Superhéroes creados íntegramente en la Argentina: "Futureman" y "Bird-man", que tuvieron un fracaso total (a pesar de que los guiones del segundo estaban a cargo de Oesterheld). Y ese mismo año se funda en Francia la "Sociedad de Estudios e Investigaciones de Literaturas Dibujadas". Antes, en 1962, se produce la vuelta definitiva a Italia de Hugo Pratt, que creará poco después, en 1967, el personaje que lo hizo inmortal "Corto Maltés". En 1963 muere en Buenos Aires, a los 38 años, el genial Calé, sin llegar a ver terminado el corto con sus dibujos. En 1965 se celebra en Bordighera (Italia) el "Primer Congreso Internacional de Historieta". Un año después también en Italia, se lleva a cabo el primero de los hoy célebres "Congresos Internacionales de Lucca" (que desde hace un par de años se hacen en Roma) y se otorga por primera vez el famoso premio Yellow kid a la producción de comics. En 1966 se publican, en París-Match (Francia), los chistes sin palabras del humorista argentino Mordillo.
En 1966 se produce el debut, en el diario "La Nación", de la tira "Perro Mundo", de José Miguel Heredia. Estaba protagonizada por una sociedad canina que reflexionaba sobre los problemas de actualidad, al estilo de "Mafalda y sus amigos", y que era, también, un alegato contra ciertas actitudes humanas hacia los animales. En ella se destacarían, entre los diversos personajes, la perrita "Reina" y el perro "Poeta". Ese mismo año comienza a publicar en Argentina uno de los más prolíficos guionistas de historieta del mundo, Robin Wood, nacido en Paraguay pero formado en nuestro país. Debutó con "Nippur de Lagash", con dibujos de Olivera, donde comenzó toda una serie de historietas ambientadas en un pasado remoto. Robin Wood fue el autor de muchísimos personajes más para las diversas revistas de la "Editorial Columba", tanto es así que tuvo que inventarse distintos seudónimos (como por ejemplo "Robert O'Neill") para que su nombre no se repitiera en el índice de cada revista. Algunos personajes suyos fueron el espía "Dennis Martin" (con dibujos de Lito Fernández), "Dago" (con dibujos de A. Salinas), "Jackaroe" (con dibujos de Dalfiume), "Savarese" (con dibujos de Mandrafina), "Ronstadt" (dibujado por Villagrán), "Mojado" (ilustrado por Carlos Vogt), "Pepe Sánchez" (también con Vogt), “Amanda” (dibujada en éste caso por Falugi), "Los Aventureros" (con Gómez Sierra), "Helena" (con dibujos de García Seijas), "Mi novia y yo" (protagonizada por "Tino y Poopy", con dibujos de Vogt), el detective privado "Big Norman" ilustrado por Haupt), "Mark" (con dibujos de R. Villagrán), "Kozakovich & Connors" (dibujado por García Durán), Dax (con dibujos de Rubén Marchionne), etc.
Entre las revistas de humor gráfico surgidas en la segunda mitad de la década del '60 podemos considerar a "La Risa" (de editorial Quinterno), "Chistosis", "Histo Com", "Loco Lindo", "Hipotenusa" (dirigida por Luis Murray), "Vida Flor" (de Editorial Mazzone) y "Humorlandia".
En 1966, Manuel García Ferré toma un personaje secundario de sus tiras de "Pi-Pío", y lo pone al frente de sus propias aventuras, primero en televisión (Canal 13) y después en la "revista Antifaz"; se trata de "Hijitus”, personaje que se convertiría en un clásico del dibujo animado argentino, protagonizando "Las Aventuras de Súper Hijitus". En 1967, desde Buenos Aires, José Luis Salinas dibuja para el mundo los últimos centenares de tiras del ya mítico "Cisco Kid", que la King Features interrumpirá al año siguiente, después de casi dos décadas de éxito. En 1967, en el Museo de Louvre de París se realiza la "Primera Exposición de la Historieta" ya que cuando los bohemios franceses descubren que las "bandes desinées" están emparentadas con el "pop-art", le abren puertas que hasta entonces habían permanecido cerradas. En 1968 se produce la aparición de otro de los futuros genios: Fontanarrosa, con sus primeros trabajos en Boom, una revista de su Rosario natal. En 1967, Enrique Rapela lanzó la editorial Cielosur, y sus personajes gauchescos "El Huinca" y "Fabián Leyes" encabezaron sus respectivas publicaciones, en las cuales habían otras tiras, pero siempre con la misma temática, como ser "Lanza Seca" (de Roux) y "Mapuche" (de Almendro y Desilio).
Un hecho fundamental de 1968 fue la celebración de la "Primera Bienal Internacional de la Historieta", en el instituto Di Tella (Bs. As.), en la que estuvieron presentes algunos de los más importantes creadores a nivel internacional. La Argentina es también una de las pioneras en este tema. Y también en ese mismo año (1968) se produce el estreno de la revista propia del padrino de Patoruzú, o sea de Isidoro Cañones, "Locuras de Isidoro", donde reaparecerán los personajes secundarios típicos de la vida del play boy que ya había creado Dante Quinterno (su tío, el Coronel Urbano Cañones, su mayordomo "Manuel") y un nuevo personaje que se volverá tan famoso como el protagonista: su amiga y compañera de juergas: "Cachorra".
En 1968, el Instituto Di Tella de Buenos Aires organiza la Bienal a la que hicimos referencia que, por su magnitud, y sobre todo por la presencia de los "grandes", no sólo de la Argentina sino también de todas partes del mundo, atrae la atención de la gente del arte, la filosofía, la literatura, la semiótica, aunque no modifica sustancialmente su postura ante la historieta. A pesar de que la muestra no obtuvo en la práctica los logros que esperaban sus organizadores (servir de base para la fundación de un museo, hemeroteca y filmoteca de la historieta, para la organización de muestras personales, etc.) demostró que existían en nuestro país artistas de nivel internacional e hizo que los mismos fueran conocidos en círculos ajenos a la historieta. Además, una de sus consecuencias fue la aparición de la Revista "LD" (siglas de "Literatura Dibujada"), fundada por Oscar Masotta, que comienza a aparecer en noviembre de 1968 y que, aunque dura sólo tres números (hasta enero de 1969) se constituye en la primera revista que, además de publicar historietas, realiza ensayos, comentarios, homenajes y crítica del género.
Entre otras de las tiras aparecidas en ésta década, podemos citar a: "Alamo Jim", de Albiac y Casalla, que era un western de aventuras matizado con humor (en la revista "El Tony"), "Argón, el Justiciero", iniciada por Fernández y Mulko, y continuada luego por Oesterheld y los hermanos Villagrán (para la Editorial Columba), "Sónoman", un superhéroe creado por Oswal (en 1966), "Gilgamesh, el inmortal”, creado por Olivera en 1970 (y guionada sucesivamente por él mismo, por Mulko y por Wood), y "Che" por Oesterheld y Alberto y Enrique Breccia, que era la biografía en forma de historieta de Ernesto “Che” Guevara (fue editada en 1968 en forma casi clandestina, y por eso fue casi inhallable hasta su reedición en libro, tres décadas después).
En esta década, y cerradas muchas revistas, pero con el prestigio remanente de la Edad de Oro, muchos dibujantes se dedicaron a la docencia. En cuanto a lo político, el gobierno militar comienza a hacer sentir su censura en la historieta y en el humor gráfico. En 1966 clausura Tía Vicenta porque hace chistes con los bigotes de Onganía y, algo mucho menos cómico, comienza a desconfiar de los guiones "fantasiosos" de Oesterheld y a recibir el mensaje subliminal que el guionista desarrolla en sus escritos. En 1969, para la revista Gente, Oesterheld "aggiorna" el guión de "El Eternauta", que esta vez dibuja Alberto Breccia, y que no llega nunca a terminar de publicarse (la serie culminó abruptamente), porque los ataques a la política son mucho menos sutiles y mucho más directos que en su versión original, y por la incomprensión que generó en los lectores, algunos de ellos nostálgicos de la primera versión. También, en este último año de la década se produce un hecho que entristece a todo el ámbito historietístico nacional: muere Divito, uno de los padres del género.

QUINTA PARTE:
La década del '70
Como consecuencia indiscutible de la Bienal del Di Tella de 1968, se comienza a tomar "en serio" la historieta en los ámbitos intelectuales, aunque no por demasiado tiempo, ya que, pasado el furor, el desprestigio del género vuelve a hacerse sentir. Los inicios de la década del ‘70 se caracterizan por un profundo "resurgimiento" del humor satírico y de la historieta, sobre todo a nivel editorial. Además, en 1971 la revista Billiken lanzaría un suplemento de historietas para niños y jóvenes llamado "El Clan de Mac Perro", donde colaboraron autores como Costantini (justamente con "Mac Perro" y también con "La Liebre Matías"), Irañeta (con "Migui" y "Orión"), Pérez D'Elías, Ávila (con "Los Bori Bor"), Fernández, Branca, Mankenn (con "Pepe Pistón"), Exiquio (con "Camilo" y "Kiko y Kike"), Coper (con "Roque" y "Arturo"), Jorge Morhain, etc. En 1971 se produce el debut de un excelente dibujante de la nueva generación: Cristóbal Reinoso, "Crist", que, en 1971, nos da a conocer su primera y gran historieta: "García y la máquina de hacer pájaros". Además, en esta década se desarrollan personajes como "Kabul de Bengala" (con textos de Fernández y dibujos de Altuna, continuado luego, en los guiones, por Oesterheld), "Juan y el preguntón" (de Bróccoli, en la revista "Siete Días") y "Martín Toro" (de Almendro y Reler, en "El Tony).
En 1971 comienza a brillar en las revistas de Columba uno de los futuros grandes del comic policial: Cacho Mandrafina, con historietas como "El Humeante", "El caballero del Piñón Fijo" (con guiones de Trillo), "Peter Kampf" (también con Trillo) y "El condenado" (con textos de Saccomanno). En este mismo año surge un nuevo y efímero proyecto de la editorial Cielo Sur: la revista "Top", con excelentes producciones, como un nuevo "Ernie Pike" en Vietnam (Oesterheld - Rubén Sosa) o "Mare" (Osvaldo Lamborguini - Gustavo Trigo). En 1972 llegaría, para la Editorial Columba (en la revista Fantasía), "Roland el Corsario", una serie de aventuras con textos de H. G. Oesterheld y dibujos de José Luis García López, y, en 1973, "Sam Malone", con guión de Saccomano y dibujos de Enio.
En 1971 nace la genial "Hortensia", la primera revista humorística que alcanza un éxito nacional desde una provincia (en este caso, Córdoba). Dirigida por Alberto Cognini, es en ésta revista que Fontanarrosa publica por primera vez su personaje más famoso y uno de los más populares de la Argentina: el gaucho "Inodoro Pereyra", y a otra de sus grandes creaciones: "Boogie, el aceitoso". A las revistas de Editorial Columba, que habían sobrevivido de la década anterior, se suma, en Julio de 1974, "Skorpio", dirigida por Alfredo Scutti, de la editorial "Récord". Esta editorial publicará también, poco después, revistas como "Corto Maltés", "Pif-Paf" y "Tit-Bits". Todas éstas revistas se proponen reinstaurar la vieja línea de las desaparecidas "Hora Cero" y "Frontera", con viejos y nuevos aires.
En las revistas la editorial "Récord" podemos encontrar a Hugo Pratt, con su gran creación, "Corto Maltés", más dos de sus viejos éxitos: "Sargento Kirk" y "Ernie Pike" (ambas con Oesterheld), pero también a tiras nuevas como "Henga" de Juan Zanotto y Diego Navarro), "Ronar" (Alfredo Grassi y Lucho Olivera), "El Cobra" (Ray Collins y Arturo del Castillo), "Hor" (Zanotto y Alberto Grassi), "Kiling" (Ray Collins y Ernesto García), "Precinto 56" (Ray Collins y Lito Fernández), "Los vikingos" (Navarro y Grassi), "Mundos Paralelos" (Barreiro y Toppi), "Murder" (Slavich y Macagno), "Yo, Ciborg" (Olivera y Alfredo Grassi), "Black Soldier" (Ray Collins y Ernesto García), “Slot Barr” (Barreiro y Solano López), etc. Participarían, además, otros grandes, como ser Leopoldo Durañona, Robin Wood y Carlos Vogt, junto a maestros europeos del género.
Un hecho para resaltar es que en diciembre de 1975, a partir del N° 15 de "Skorpio", Trillo y Saccomanno crean la sección "El Club de la Historieta", espacio de crítica y creación donde publican ensayos, comentarios y otras apreciaciones, a lo que suman los mismos autores otra sección en Tit-Bits, publicada en forma de capítulos y a la que más tarde recopilaron en un libro, titulado "Historia de la Historieta". Muy importante también es el relanzamiento, por parte de la misma editorial (Record), entre octubre y diciembre de 1976, de las 350 entregas de "El Eternauta" (de Oesterheld y Solano López), en once fascículos. Antes de eso (en 1974), Oesterheld crearía el que sería su último personaje famoso, "Nekrodamus", con dibujos de Horacio Lalia; era la historia un muerto que resucitó a través del cuerpo de un Conde, y sería guionada, posteriormente, por otros autores, como Ray Collins y Walter Slavich.
Otro de los grandes esfuerzos de la década viene de la siempre atenta ciudad de Rosario, donde entre 1977 y 1979 se publican los únicos tres números de la revista "Tinta", dirigida por Sergio Kern, mezcla de "fanzine" y publicación comercial, en la que se lucen excelentes artistas rosarinos, encabezados por Fontanarrosa. Cabe destacar de esta producción una historieta de Sergio Kern titulada "Marquimán", que relata las aventuras de un superhéroe nacido en el Paraná, hijo de una surubí y amigo de pobres, marginados y malvivientes "Un lujo de poesía, transparencia y captación de tipos y ambientes cotidianos que tendrá escasos equivalente en su campo y que muestra un camino a seguir en la creación de "Superhéroes" nacionales, totalmente diferentes de los "modelos" de siempre originarios de los Estados Unidos.El tercer nuevo proyecto editorial, también de corta duración pero de vital importancia para nuestra historieta, lo propone Ediciones la Urraca con la publicación de los cuatro únicos números, entre septiembre y diciembre de 1979, de la revista "El Péndulo", dirigida por Marcial Souto. El Péndulo constituye un proyecto más relacionado con la literatura, a partir de una serie de adaptaciones que realiza Alberto Breccia de obras de Lovecraft, Poe, etc. y con zonas inexploradas hasta el momento en la Argentina, como la historieta erótica, que empieza a "asomar" tímidamente, mezclada con un mensaje "pseudomoralista" en "Las Puertitas del Señor López", de Carlos Trillo y Horacio Altuna, todo un paradigma de la censura y autocensura de ese período. Otros logros de "El Péndulo" son los trabajos de Carlos Trillo y Enrique Breccia ("Los viajes de Marco Mono") y de Guillermo Saccomano y Leo Durañona ("Querida Madre") que ya empiezan a prefigurar la historieta argentina típica de los ‘80. Junto con todo este excelente material historietístico, aparecen comentarios y críticas de tono polémico y urticante, sobre todo los de Juan Sasturain sobre Héctor Oesterheld.
las más famosas en el campo de la historieta, logrará otros éxitos como "Charlie Moon" y "Merdichesky". Por esa época, en el año 1974, llegarían las revistas "Mengano" (bajo la dirección de Amengual, Broccoli y Trillo), "Chaupinela" (con la dirección de Andrés Cascioli), "Turay" (con la dirección de Enrique Meier) y "El Ratón de Occidente" (de Editores Asociados). Antes, en 1972, otro hito importantísimo sería la creación de una revista de gravitación trascendental en la época: "Satiricón", dirigida por Oskar Blotta y Andrés Cascioli, revista humorística que tanto en textos como en dibujos se permite "innovaciones que antes no se podían ni soñar". Entre las historietas se pueden destacar "Momo story" (por Fontanarrosa), "El Marqués de Sade" (por Izquierdo Brown y Blotta), "Los viajes de Gulliverti” (por Grondona White) y "Manualidades" (por Aldo Rivero). El personaje principal de la revista, "Sati" (de Blotta), una especie de cerdito con cuernos, cola de diablo y una corta trompa de elefante.
En 1974, en el diario "Noticias", empieza a aparecer una nueva historieta de ciencia ficción de Héctor Oesterheld: "La guerra de los Antartes", con dibujos excelentes de Gustavo Trigo. En realidad, era la segunda versión de una serie inconclusa realizada a principios de la década por el mismo Oesterheld, pero con dibujos de León Napo. En "La guerra de los Antartes" se retomaba la idea original de "El Eternauta" sobre una invasión extraterrestre, aunque ésta vez éstos toman como base la Antártida, y pactan con las grandes potencias la entrega de los países del tercer mundo. La tira poseía directas alusiones a la conflictiva realidad política del país, tomando a la historieta como vehículo ideológico. La serie quedó interrumpida al clausurarse el periódico. En 1973 comienza a publicar sus trabajos, en el suplemento de humor de Siete Días, Sendra, uno de los grandes humoristas gráficos de los ‘90, creador de "Yo, Matías", considerado por muchos como el sucesor de Mafalda. En el mismo año, en la contratapa del diario Clarín aparecen, además de los "recuadros de actualidad" de Dobal (titulados "De la crónica diaria"), dos nuevas tiras: "El Mago Fafá" de Alberto Brócoli, y "Bartolo", de Carlos Loiseau ("Caloi"). Este año culmina con la consagración definitiva de Alberto Breccia en Europa, cuando recibe en Lucca el máximo galardón del congreso: el "Yellow Kid". Y desde el año 1973 (hasta 1975) "El Cabo Savino" consigue su propia revista, editada por Columba.
En los primeros años de ésta década, algunos de los actores cómicos populares en la TV pasaron a engrosar la lista de personajes de la historieta. Así, editadas por Cielosur, surgieron, “Chifladuras de Carlitos Balá” (en 1972, con dibujos de Toro), “La Voz del Rioba, con los reportajes de Minguito” (en 1973, con dibujos de Saborido), "El Gordo Porcel" (en 1974, con dibujos de Mazza), y “Aventuras del Capitán Piluso” (también en 1974, y también con dibujos de Mazza). Entre los guionistas (eran varios), se destacaban Lembo y Torino. El año 1974 marcará varios momentos importantes. En Argentina, finalmente, el gobierno clausura Satiricón. En Europa comienza a destacarse uno de los considerados mejores dibujantes del noveno arte mundial: José Muñoz, que había comenzado ayudando a Solano López con los dibujos de "El Eternauta" y había abandonado definitivamente la Argentina en 1972. Allá forma dupla con otro argentino genial, también exiliado, y que debuta como guionista con él: Carlos Sampayo, con el que conforma uno de los equipos de autores de comics más importantes del mundo, creadores en 1974 de su máximo éxito: "Alack Sinner". Esta historieta policíaca comienza a publicarse a principios de 1975 en la revista italiana AlterLinus. Más tarde, aquí será conocido en forma parcial en "Superhumor" (1980), y después en forma completa en "Fierro" (1984).
En 1975 aparecería un nuevo personaje de Eduardo Ferro, el estrafalario sheriff "Chicle Bang" (en la revista "Meteoro"), y, posteriormente, en 1977, "Cacho Pan" (en la revista "Jaimito Pibes"). A fines de 1975 reaparece la revista "Satiricón", pero ya no es la misma; la "bajada de tono", que evidentemente fue la condición para su vuelta, es notable. En diciembre de 1976, Oesterheld y Solano López comenzarán a publicar, en la revista Skorpio, "El Eternauta II", mucho más politizado que el anterior (Hora Cero, año 1957), en una Buenos Aires ya devastada por los invasores, y sin mensajes subliminales, sino directos, hasta el punto de transformarse casi en un panfleto; en momentos de su publicación, Oesterheld fue secuestrado y pasó a integrar las listas de desaparecidos durante la dictadura. Una año después, en la misma revista llegaría "Alvar Mayor", de Trillo y Enrique Breccia. En la famosa última página de Clarín, desde Julio de 1973, y a lo largo de casi 6 años, se publica la historieta de ciencia-ficción “El regreso de Osiris", a cargo de Alberto Contreras. La tira se publica con gran éxito hasta Febrero de 1979, momento en cual es interrumpida debido al temprano fallecimiento de su autor. Dos años antes de este triste hecho aparece, en el mismo diario, la tira "Diógenes y el linyera", con guión de Jorge Guinzburg y Carlos Abrevaya, y dibujos de Tabaré. Y después de tantos años de creación y originalidad dejan de escribirse historietas de "Patoruzú", "Patoruzito" e "Isidoro", y comienzan a publicarse en sus revistas reimpresiones de "las mejores aventuras". En cuanto a la siempre vigente "Mafalda", continúa su ascendente carrera internacional. El 25 de julio de 1973 es un día decisivo para Mafalda, ya que se despide formalmente de las tiras y no volverá "nunca más", por decisión irrevocable de su propio autor. El abandono coincide con la aparición de los primeros dibujos animados por televisión, con los que Quino no está muy conforme, pero no puede hacer nada, porque había cedido los derechos.
Con respecto a las experiencias con las "transposiciones", el año 1972 marca un momento decisivo: con dibujos de Marcos Adán y adaptación nada menos que de Héctor Oesterheld, la revista Canal TV, de venta masiva en todo el país, comienza a publicar un suplemento de grandes películas llevadas al comic, entre las que se destacan las versiones de "Al Maestro con cariño", "Verano del ‘42", "Butch Cassidy", "El Padrino", "El Graduado", "Lo que el viento se llevó", "Los aventureros", "Romeo y Julieta", "Morir de Amor" y "Los girasoles de Rusia". Otro año decisivo en este terreno, pero a la inversa, es 1978, en el que Canal 11 pone en el aire el programa "Las aventuras del Loco Chávez", con actores argentinos (Carlos Rotundo como el Loco y Adriana Salgueiro como Pampita). Más allá de sus logros, que no fueron muchos, cabe destacar que dura sólo cinco programas: el COMFER (intervenido por militares) lo levantó porque el protagonista es "un mal argentino que no le hace caso a su jefe y al que le gustan las mujeres", cosa que, además de ridícula, está totalmente desvinculada con el éxito y permanencia del personaje en la tira de Clarín.
En 1978, Carlos Trillo recibe en Italia el "Yellow Kid" como mejor guionista del mundo. Y ese mismo año, y después de tanto tiempo sin voces, en medio de tanto silencio se produce un acontecimiento fundamental: en ediciones "La Urraca", Andrés Cascioli funda la revista "Humor Registrado" (conocida por todos simplemente como la "Revista Humor") que, entre censuras y amenazas, se irá perfilando como una publicación de abierta oposición a la dictadura militar. En ella se destacan, como historietistas, Fontanarrosa, Tabaré, Garaycochea, Nine, Fortín, Limura, Grondona White, Meiji, Ceo, Altuna, Fabregat, y varios nuevos valores. A la izquierda vemos a "Piccafeces", un personaje de Grondona White. Entre 1978 y 1979, en la revista Tit-Bits, se publicaría "Wakantanka", la historia de un indio chippewa, con guiones del desaparecido Oesterheld (luego completada por Albiac) y dibujos de Juan Zanotto. En el año 1978, con motivo del Mundial de Fútbol, comienzan a aparecer en televisión los cortos con marionetas de Clemente, de éxito inmediato, pues los produce Caloi y los muñecos tiene la voz y la esencia que espera la gente, por lo que "Clemente" se transforma en el "verdadero" símbolo popular del mundial, destronando al "gauchito", símbolo oficial, al que incluso derrota en su propia tira del diario. Por otra parte, entre 1978 y 1980, se desarrollarían 3 ediciones del "Encuentro Nacional del Humor y la Historieta", en la ciudad de Lobos (recién en 2011 llegaría la 4ª edición del evento).
Entre los nuevos personajes, en 1979 llegaría "Pérez-Man", de Bróccoli. En 1980 aparecería la historieta "Aguila Negra", de Ray Collins y Solano López, para la revista "Nippur Magnum". Además, el éxito de la selección Argentina de fútbol motivaría que, a fines de la década, Jorge Toro creara la historieta "Gattin y el equipo", una sátira en la cual distintos animales representaban a los jugadores que participaban en el seleccionado. De todas formas, el fútbol ya había estado presente en esta década con la serie "Dick, el artillero", de José Luis Salinas y Alfredo Grassi, en el diario "La Prensa". En cuanto a las revistas, en 1979 surgió el fanzine "¡Crash!", con ensayos y estudios sobre el mundo de la historieta y sus creadores, y también el último de los grandes títulos lanzados por la editorial Columba: "Nippur Magnum".

SEXTA PARTE:
La década del '80
Con el inicio de la década se produce un fenómeno que influirá decisivamente en la historieta nacional, y que se da a partir de la consolidación de la revista "Superhumor", suplemento de Humor, que aparece a mediados de 1980, con el asesoramiento creativo de Carlos Trillo, Guillermo Saccomanno y Juan Sasturain, que querían una revista con material exclusivamente argentino, a diferencia de las otras publicaciones de Récord, y que se caracteriza por la originalidad y una profunda calidad y creatividad. Juan Sasturain, en una nota de los primeros números, manifestaba la necesidad de convertir a nuestra realidad nacional en "materia aventurable", o sea que toda historieta debía desarrollarse en un ámbito que reflejara no sólo la identidad sino también la "geografía", el "ambiente" cotidiano, que los lectores reconocieran y con el que se identificaran.
Así, se publica finalmente, en la revista Superhumor, "Calle Corrientes" (de Solano López y Saccomanno), "Sol de noche" (de Saccomanno y Patricia Breccia), y las historias clásicas de Trillo y Altuna, todas de localización inconfundible, como ser la del enjuto policía llamado "Merdichesky". Incluso aparecerían otras, como las aventuras galácticas de Reynoso-Dose (sobre todo con Julián Estrella), desvinculadas de una realidad tangible, desarrolladas en futuros catastróficos y deshumanizados pero, indudablemente, "apoyadas" en una realidad fácilmente reconocible. También se republicarían los originales de "Un tal Daneri", de Alberto Breccia y Carlos Trillo. En Superhumor aparecería también, desde 1981, la inigualable "Buscavidas", de Trillo y Breccia, una de las joyas del género, hoy reconocida a nivel mundial. Buscavidas era un personaje casi sin rostro, que habitaba relatos ajenos, con un dibujo de gran contraste y de sintética elementalidad descriptiva. Era un coleccionista de confidencias, un personaje dispuesto a cualquier cosa con tal de escuchar, de labios de cada protagonista, un momento, un dolor de sus vidas, listo para clasificar y archivar.
Entre otros personajes aparecidos en SuperHumor estaban "Toh-Or", de Trillo y Dose, que era un personaje que podría definirse como "con mucho músculo pero poco cerebro", y "Yirólamo", de Ferro, que era un corresponsal. Se destacaban, además, en Superhumor, la presencia de notas críticas y analíticas, fundamentalmente a cargo de Sasturain o Trillo-Saccomanno, que tocaron viejos y novísimos temas de nuestra producción de historietas y que le dieron a la revista, en apariencia frívola y pasatista, un verdadero tono de investigación y seriedad. En 1980 llegaría un nuevo personaje para la revista "Fantasía" (de editorial Columba): "Wolf", la historia de un hombre lobo creado por Robin Wood y Jorge Zaffino, y continuado por Armando Fernández, Rubén Meriggi y Sergio Ibáñez. En el año 1981 el Centro Editor de América Latina, esta vez con su nueva colección de Capítulo: "Historia de la literatura Argentina", publica un fascículo dedicado a las "Literaturas marginales", pero referido solamente a la Argentina, escrito nuevamente por Jorge B. Rivera. Ese año aparecería también la revista semanal "Bang", mayormente de historietas, dirigida por Oskar Blotta.
Cambiando de tema, vale señalar que, ya desde los ‘60, gracias a la última página de Clarín, los argentinos habíamos adquirido la costumbre de empezar a leer el diario por atrás, atraídos por la excelente calidad de las historietas que allí se nos presentaban, pero el material, casi en su totalidad, era extranjero. El proceso de "localización", que, podemos decir, se cristaliza con Superhumor, en realidad había comenzado el 2 de enero de 1980, segundo día de la década (primero, si tenemos en cuenta el feriado sin diarios), en la última página de Clarín. Ese histórico día se produjo el reemplazo de la casi prehistórica "Mutt y Jeff", de Fischer, por "Teodoro & Cía.", de Viuti. La contratapa de Clarín, entonces, pasa a estar escrita, dibujada y firmada íntegramente por argentinos, con escenarios argentinos y problemas argentinos, reconocibles y palpables por los argentinos de los ‘80.
De esta forma, complicidad e identificación, y no evasión, es lo que busca el lector frente a este "compacto" de tiras, que queda conformado así: "El loco Chávez" de Trillo y Altuna; "Teodoro y Cía", de Viuti; "Diógenes y el linyera" de Tabaré (con guiones de Guinzburg y Abrevaya); "Clemente y Bartolo" de Caloi; "De la crónica diaria", de Dobal y los "Cartoons" de Fontanarrosa, Crist y Aldo Rivero. Además en el cuerpo del diario comienzan a aparecer las caricaturas políticas de Hermenegildo Sabat, ilustrando las noticias más importantes. En la revista dominical de Clarín se incorpora en forma fija a partir de este mismo mes, la página "El humor de Quino". Con este hecho, Clarín se convierte en el medio periodístico que albergará durante la década a los más grandes historietistas del país: Quino, Sabat, Fontanarrosa, Crist y Caloi. En 1982 la editorial "La Urraca" lanza la revista de humor infantil "Humi". En ésta revista, que se publicaría a lo largo de 39 números, aparecerían diversas historietas, como ser "Bespi" (de Grondona White), "Baldosa Floja" (de Marín), "Bicherío" (de Tabaré) y, por supuesto, "Humi" (de Wolf y Fortín), algo así como el anfitrión de la revista, un niño que tenía diversas aventuras junto a 3 amigos (la pulga, el piojo y Paquito Dermo). En tanto, con los años, de a poco naufragan la intenciones de "Superhumor"; a principios del ‘83 se "politiliza" demasiado y la llegada de la democracia la hace "virar" hacia el destape, por lo que se convierte en una revista más y, a mediados de la década, desaparece sin pena ni gloria. Pero, indudablemente, abre un camino.
Otro intento editorial respetable, aunque poco duradero, se da entre noviembre y diciembre de 1983, con la aparición de "Cuero", revista quincenal dirigida por Oscar Steimberg y Roberto Rollie, con sólo 3 números, que apunta a un público más adulto, con ingredientes de ciencia-ficción pesada, novela negra y otros innovaciones, sobre todo en el campo del erotismo o de una insinuada pornografía, hecho que no debe sorprendernos si recordamos que el comienzo de Cuero coincide con el "desbloqueo" de la censura que se produce a partir del reinicio de la democracia en la Argentina, con el gobierno de Alfonsín. Merece también rescatarse que en "Cuero" y en "Don", otra publicación dirigida por Steimberg, aparece por primera vez un escritor famoso como guionista, utilizando su verdadero nombre y no un pseudónimo como "camoflage": Dalmiro Sáenz, con historietas como "Yo, sí", dibujadas por Sanyú, "Yo, acuso, ¿o no?", ilustrada por Torre Repiso y "La impotencia es cosa de hombres", con dibujos de Dose. Otras historietas aparecidas en Cuero son "Matando el tiempo", de Saborido-Trillo; "Recorridos", de Sanyú-Gallego; "Ciudad", de Giménez-Barreiro; "Memorias del viejo mundo", de Dose-Trillo, y "Cosas de la Vida", de Rep-Saccomanno. Al igual que Superhumor, la crítica y la investigación ocupan un lugar de importancia en Cuero, con ensayos del mismo Steimberg, los siempre presentes Trillo-Saccomanno y otros.
En 1984 llegaría la revista "Sex Humor" (luego "Sex Humor Ilustrado"), que pisaría fuerte en el destape post dictadura militar y en plena apertura democrática. En ellas aparecerían personajes como "Yironside" (de Maicas), "Supertet" (de Peni y Palomares), "Coramina" (de Maitena), "Bolas de Acero" (de Aiello y Maicas), "La Abuela Pillow" (de Lizán), "Robinson Huevoe" (de Maicas y Marín),"La Fiera" (de Maitena), etc. También participaban, entre otros, Altuna, Fontanarrosa, Ceo, Sanzol, Tabaré, Langer, Rep, O'Kif, Kappel, etc. Un año después llegaría la revista "Eroticón" (editada por Blotta). Este importante proceso de renovación que se había iniciado con Superhumor llega a su punto culminante en septiembre de 1984 con la creación de una nueva revista de Ediciones La Urraca: "Fierro", donde también se destaca la colaboración de Juan Sasturain. Dijo Jorge Rivera con respecto a la publicación: "En las entregas de "Fierro" la historieta -ya definitivamente para ‘adultos' por su temática y su lenguaje- alcanza una temperatura creativa que sólo se había esbozado en anteriores proyectos editoriales. Algo ha ocurrido, indudablemente (...) en este nuevo mensuario que se presenta en los quioscos con tapas diseñadas, con un nuevo sentido de la ilustración (...) De modo sugestivo y ambivalente, la revista se subtítula ‘Historietas para sobrevivientes', y algo de eso ocurre, en realidad". Ahí se publicaría la revolucionaria "Perramus", de Sasturain y Alberto Breccia; la serie completa de "Perramus" constaba de cuatro historias, y en una de ellas aparececía como personaje Jorge Luis Borges, que llegaba incluso a ganar el Premio Nobel de Literatura.
Podemos mencionar, entre lo mejor que publicó la revista Fierro a "Sudor Sudaca", una serie de pequeñas historias unitarias e inconexas a cargo de Sampayo y Muñoz; "War III", por Ricardo Barreiro y Juan Giménez; "El cazador del tiempo", de Enrique Breccia; "Ficcionario" de Altuna; "El Otro Dr. Fogg", con textos de Albiac y dibujos de Fernández; "Evaristo", de Sampayo y Solano López; "El Sueñero", que era una saga mitológica íntegramente de Breccia; "Parque Chas", de Ricardo Barreiro y Eduardo Risso; "Figurita Difícil", de Pablo De Santis y "Max Cachimba" (Juan González); "Museo", de Sasturain y Patricia Breccia; "Polenta con pajaritos", de "El Tomi" (seudónimo de Tomás D' Expósito); "Ministerio", de Barreiro y Solano López; etc.
Otras buenas tiras publicadas en "Fierro" fueron "Metrocarguero", con guión de Enrique Breccia y dibujos de Mandrafina; "La batalla de las Malvinas", con guión de Barreiro y dibujos de Macagno, Pedrazzini y Pérez; "Sperman", de Roberto Fontanarrosa, "Cero Buenos Aires", de Albiac y Taborda; "Europa en Llamas", de Sampayo y Muñoz; "Keko, el Mago", de Carlos Nine; "Asteroides", de Balcarce y Pérez; "Bolita", de Trillo y Risso, etc. Además, la revista Fierro propició el desarrollo y difusión masivo de toda una camada de nuevos historietistas a través de concursos y de un suplemento dedicado a la experimentación de estos nuevos autores. Toda esta nueva historieta responde a una mezcla de la fascinación del antiguo material folletinesco con los armados de las nuevas técnicas audiovisuales, todo esto fusionado con la parodia de los clásicos que se arrastra de la década anterior, la sátira política y el "destape".
Así, la historieta deja definitivamente de ser el terreno de lo ingenuo o del entretenimiento puro para llegar a un campo estético e ideológico, que necesariamente, debe responder a una realidad "local", que el lector debe conocer o reconocer sin dificultad. Indudablemente, todo esto tiene que ver con el fenómeno de la "postmodernidad", que, aunque tarde, llega a la historieta nacional, si bien se había hecho notar, muy de a poco, en algunas producciones de los ‘70. Esta nueva estética postmoderna, con su discurso antiutópico, inscribe definitivamente la historieta argentina en una temática que ya no puede ser ingenua (los chicos debieron "crecer" mentalmente para comprender historias que, incluso, fueron teóricamente pensadas para un público muy joven) ni exótica. El "cambio de domicilio" de la aventura se ha terminado de realizar. Se ha dicho que la postmodernidad nace de una "subversión artística", y la historieta argentina, "subversiva" por naturaleza a partir de la década del ‘50, era el más propicio de los terrenos para albergarla.
Otra de las características postmodernas, que implica el rechazo de lo "nuevo" como "novedad" pura, concepto que endiosó la modernidad, hace que vuelvan a tomarse como modelo los grandes exponentes de la historieta argentina, dejando de lado la moda de "lo negro por la negrura misma" o "lo violento por la violencia misma", predominantes en la historieta norteamericana y desprovistos de denuncia o de compromiso con una realidad propia. Todo esto, sumado a que la apertura democrática permite en nuestro país volver la mirada hacia temas y autores que había quedado "obligadamente" silenciados. No olvidemos tampoco que la postmodernidad reemplaza la visión permanente hacia el futuro que la modernidad nos había impuesto, por un presente continuo que justifica este nuevo enfoque de la ciencia ficción, en la que el futuro debe apoyarse necesariamente en un presente tangible. Evidentemente, toda esta "nueva moda" desencadena un aluvión de producción, muchas veces caótica, que no tiene demasiado lugar en las publicaciones clásicas de Columba, que se mantienen en el mercado, ni Skorpio, y ni siquiera en Fierro. Los artistas nuevos, casi siempre muy jóvenes, ante la imposibilidad de hacer conocer sus trabajos, y de dar su opinión en notas críticas, crean 2 publicaciones "subte", no comerciales, hechas en fotoduplicación y distribuidas "a pulmón" (en algunas ocasiones, hasta "casa por casa", y en forma gratuita), que se conocen en el medio con el nombre genérico de "Fanzine", algunos sólo con material de historietas, otros sólo críticos, los más una mezcla de ambas cosas. Entre estos proyectos "paraprofesionales", verdadero semillero de la historieta de hoy en día, podemos destacar Undercomix y Novacomiz (Careaga - José Luis Martín), HGO y Parásito (Daniel Ortiz - Jorge Fantoni), "Comiqueando" (Andrés y Diego Accorsi), Buenos Aires Robot (Ralveroni - Dani the O. - Mariano D'Angelo), etc.
En respuesta a toda esta estética desopilante y alimentada en una buena medida por los "fanzines", en febrero de 1985 aparece como suplemento de Fierro el "Subtemento Oxido", con todas las características de una publicación "underground" (nótese el prefijo "subte" que forma la palabra nueva que reemplaza a "suplemento"), insertada en una publicación comercial, al que todos empiezan a conocer como "la Oxido de Fierro". Fiel a su mote, en este "subtemento" aparece de todo, se exploran todos los géneros, se da lugar a todo lo nuevo, incluyendo autores, muchos de los cuales no trascienden y permanecen en el anonimato y otros muchos que comienzan a hacerse un nombre y son hoy conocidos en el medio.
También en 1985 se edita el "Libro de Fierro Especial Oesterheld", con reimpresiones de los trabajos del maestro desde 1952 hasta 1964, también con un estudio preliminar de Sasturain. Coincidiendo con este "especial", por la misma época aparece, sin firma, la tercera parte de "El Eternauta", con algunos dibujos de Solano López y guión del italiano Ongaro (de dudosa calidad), que no tiene nada que ver con Oesterheld. Sin embargo, éste aparece como personaje de la historieta.
Y mientras que, a pesar del tiempo transcurrido, Mafalda sigue dando que hablar en la década del ‘80 y aún después, en noviembre de 1987 se produce un cambio fundamental en la clásica última página de Clarín: Horacio Altuna, el dibujante del gran éxito de los ‘70 y los ‘80, deja el país porque se va a trabajar a España, y, de común acuerdo con Trillo, el guionista, da por finalizada la tira, haciendo emigrar a España también al Loco y a su novia Pampita. Los responsables de Clarín le piden a Trillo, que, de alguna manera, continúe con la historia. Contratan a Ernesto García Seijas, dibujante con un estilo muy similar al de Altuna, y el "Loco Chávez", periodista de un diario (que a las claras es el mismo Clarín), es reemplazado por otro periodista: "El Negro Blanco". A la gente no le gustó mucho el cambio, amaban al Loco y a Pampita. Curiosamente, el gran éxito de "El Negro" se da cuando un personaje secundario, la periodista "Flopi Bach", inspirada, según el dibujante, en la entonces modelo publicitaria Araceli González, empieza a ocupar en el corazón de los lectores el lugar de "sex-symbol" de ficción que había dejado vacante Pampita. El éxito de Flopi Bach es tal que se convierte en la primera "mujer de papel" que posa desnuda para Play Boy, como una actriz o modelo de moda, compartiendo la tapa de la edición argentina de la revista, en su número 72, de septiembre de 1991, con la mismísima Araceli González, con la que se refleja en un espejo. La tira de "El Negro Blanco" comienza a venderse en Europa, América del Norte y Asia; se lee en castellano, inglés, italiano y sánscrito. A su vez, García Seijas es considerado por los especialistas italianos como el mejor dibujante del mundo.
Por otra parte, sobre todo el efecto de la "localización", hace que las "transposiciones" literarias a la historieta, que habían encontrado su camino en los ‘70, modificadas por la nueva moda y la nueva estética postmoderna, se trasladen definitivamente a la literatura argentina, hasta ese momento dejada un poco de lado en aras de la literatura universal. Así, podemos rescatar, el inmejorable ejemplo que nos da nuevamente "Fierro" con una serie titulada "La Argentina en pedazos", más tarde recopilada en un libro (en el año 1993), con estudios críticos de Ricardo Piglia, con recreaciones de "El matadero", de Esteban Echeverría, con dibujos de Enrique Breccia (Fierro n°1), Los dueños de la tierra", de David Viñas, también con dibujos de Enrique Breccia (Fierro n°2), Mustafá, de Armando Discépolo y Rafael de la Rosa, con dibujos de Enrique Breccia y guión de Norberto Buscaglia (Fierro n°3); Las Puertas del Cielo", de Julio Cortázar, con dibujos de Carlos Nine y guión de Norberto Buscaglia (Fierro n°6); Boquitas Pintadas, de Manuel Puig, con dibujos de "El Tomi" y guión de Manuel Aranda (Fierro n°23), etc, o Triste, solitario y final de Osvaldo Soriano, con dibujo y adaptación de Sanyú, aparecida por entregas en Superhumor, a partir del n° 8, de Junio de 1981.
En 1985, se realiza, en Barcelona, la "Exposición de Humor Argentino", cuyo catálogo cuenta con una introducción analítica de Juan Sasturain. En 1986 apareció, en Tucumán, la revista “Trix Hemocomics”, dirigida por Félix Bravo, con historietas como “El Quijo-t del espacio” (de Calliera y “Pilo”), “Hasañas bélicas” (de Pipo Palacios), “Ana” de Gabriel y Francisco Solano López), "Sixis y los Trix" (de “Pilo”), “Qalaq” (de Quirós), y colaboraciones de Di Palma, Peiró, Martínez, Vargas, Flores, Fontanarrosa, Crist, Veloso, Jiménez, Beá, Risso, Trillo, Altuna, Lalia, etc. En 1987 llegaría, a través del diario “Página 12”, el suplemento semanal humorístico “Sátira 12”.
Entre Abril de 1987 y Junio de 1988 se publicarían, en la revista "Skorpio", dos historietas de la dupla Ricardo Barreiro - Quique Alcatena; primero lo harían con "La Fortaleza Móvil", y luego con su continuación, "El Mundo Subterráneo", enlazadas por el mismo protagonista ("Blass") aunque con argumentos diferentes. Y sería en esa misma revista, Skorpio, donde, hacia fines de la década, aparecería un nuevo valor de la historieta nacional, ya que en 1989 empieza a publicar en la misma uno de los más reconocidos dibujantes del comic negro o "dark" a nivel mundial: Leonardo Manco.
En octubre de 1989, aparece el primer número de "Comic Magazine", ambicioso proyecto de Javier Doeyo, con la colaboración de Andrés Accorsi, Hernán Ostuni, Fernando García y otros, que aborda la crítica del comic y el estudio documental y serio del género, con trabajos de tal claridad que merecerían figurar en una antología sobre el estudio del comic, con más razón si se tiene en cuenta la característica predominante de la época: la gente que los produce es muy joven; en este caso, chicos que hicieron sus primeras armas en "editoriales" o "correos de lectores" de las revistas tradicionales, asesorando, vendiendo y hasta prestando revistas de historietas en sótanos o entrepisos de librerías tradicionales de la ciudad (como Entelequia), que empiezan a brindarle un espacio (aunque pequeño) al comic. En Comic Magazine se publicaba una breve historieta por número, alusiva a la nota central, de diversos autores; algunas tiras aparecían en la revista, destacándose como autor El Niño Rodríguez.
En 1988 Hyspamérica comienza a publicar una colección titulada "Grandes humoristas Argentinos", la que consta de un libro semanal con obras de artistas como Fontanarrosa, Caloi, Landrú, Viuti, Crist, Sendra, Garaycochea, Tabaré, Grondona White, Liotta, Yacaré y otros grandes. En 1989 "Clarín" y "Aguilar" editan, en forma conjunta, un libro con la recopilación de las mejores tiras de "El Loco Chávez". En cuanto a las historietas, vale mencionar la aparición, desde fines de la década, de diversos personajes e historietas para los niños en el suplemento infantil del diario "La Nación", como ser, "Plic y Pluc", de Roge, "Esa Loca Aldea", de Mercado, "Juampi", de Jorge y Mario Morhain, etc. En cuanto a los personajes para adultos surgidos en la parte final de la década, es importante mencionar a "Crazy Jack", de Meriggi y Amézaga, para la Editorial Columba.

SEPTIMA PARTE:
A partir de la década del '90
Recién iniciada la década, en el Centro Cultural San Martín se lleva a cabo, en 1990, con el auspicio de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, el "Primer Salón Nacional de la Historieta y el Humor", sin demasiada trascendencia popular, pero que deja un saldo positivo. Un año después, se realiza, esta vez en el Centro Cultural Recoleta, el "Segundo Salón Nacional de la Historieta y el Humor", y a pesar de que el centro cultural no permite vender ejemplares, no publicita demasiado la exposición ni se la toma muy en serio, este salón es el punto de partida de la Muestra Permanente de la Historieta y Humor que se viene realizando hasta hoy en forma habitual en la Recoleta. En cuanto a la siempre vigente Mafalda, en los años '90, y a pesar del tiempo transcurrido desde la última tira publicada por Quino (que data de Junio de 1973), sigue haciéndose notar, sobre todo en el exterior.
Por otra parte, la "comicmanía" que ya comenzaba a insinuarse en los últimos años de los ‘80 hace que empiecen a abundar en la zona céntrica primero, y en los barrios más importantes, después, los "Comic Shops" (o Comiquerías), liderados por "El Club del Comic", pionero en el rubro, en los que el público, sobre todo el más joven, se vuelca en masa. Y como consecuencia del dólar barato (la paridad cambiaria había sido decretada en 1991 por la Ley de Convertibilidad), a principios de la década se hace más accesible la importación de historieta extranjera, y los superhéroes norteamericanos, con sus series al día, inundan el mercado. De a poco irán desapareciendo las grandes revistas de antologías para dar lugar a los comic-book, formato en el que se editará casi todo lo que se haga en nuestro país. Mientras tanto, Argentina y Brasil lanzan, en forma conjunta, un producto con la participación de los mejores autores de ambos países. Y en esta década, además, se desarrollan y aparecen nuevos dibujantes de una inusitada capacidad artística, a la vez que la historieta de aventuras aparece agotada y reiterativa. Es una etapa en la que no surgen nuevos guionistas de relevancia, en una crisis que es compartida por gran parte de la producción cultural y artística. Sin embargo, los años ‘90 se caracterizan por la consagración definitiva del historietista argentino a nivel mundial.
Tanto guionistas como dibujantes, tanto los de siempre como los nuevos valores, triunfan en Europa y son convocados para colaborar con los "monstruos" del comic norteamericano, más reacios que los europeos para aceptar creadores extranjeros. Artistas de los "grandes" como Quique Alcatena, Francisco Solano López o Leo Durañona, y chicos "nuevos" como Fede Cueva, Pez, Horacio Ottolini, Ariel Olivetti y Pablo Raimondi son contratados por Marvel y D.C. para dibujar o entintar algunos de sus títulos , y no precisamente los menores, pues hablamos de "Avenger" o "Batman", entre otros. Como ejemplos de este "boom" internacional, podemos mencionar que, tomando el año 1994, se llega a la conclusión de que en Italia, uno de los países de mayor producción de comics en Europa, la mayoría de las revistas publicadas tiene un 25 % de material europeo y un 75% de material argentino, ya sea encargado directamente a sus autores o comprado a la editorial Columba. Por otra parte, Javier Coma (español) opina que las mejores historietas de la década del ‘80 son "Perramus" (Breccia-Sasturain), "Verano indio" (Pratt-Manara), "Partida de caza" (Christin-Bilal), "Afán de vida" (Will Eisner), "Custer" (Trillo-Bernet) "Encuentros y reencuentros" (Sampayo-Muñoz) y "American Flagg" (Chaykin). De los siete mejores del mundo, el 50% exacto (si consideramos todo lo argentino que tiene Pratt) es producción nacional.
En 1991 aparece el número uno de la revista "El Tajo", de ediciones Record, donde se publicaría la serie "El Milagro de las Sirenas", a cargo de Eduardo Santellán. Ese mismo año, en Guernica (España), se realiza la exposición sobre Muñoz-Sampayo, a la vez que el Correo Argentino emite la primera serie de los sellos postales de "El humor y la historieta". En 1992 es editada profesionalmente, por Ediciones la Urraca, la tira "Cazador", de Lucas-Olivetti-Ramírez-Cascioli, una serie iniciada como fanzine, y que fue una de las más exitosas y paradigmáticas de la historieta argentina de los noventa, con gran repercusión entre el público adolescente. En Noviembre de 1992 aparece el último número (el cien) de la revista "Fierro". A su vez, una aparición importante es la de la nueva revista "El Lápiz Japonés", cuidada y prolija, en forma de libro, realizada por gente muy joven, con la presencia de autores jóvenes y muy profesional, a pesar de su "estilo subte".
Por otro, las editoriales comienzan a publicar a gran escala, en forma de libro, recopilaciones de los éxitos argentinos en Europa y de los clásicos de otras épocas. Así, "De la Flor", "Doedytores", "Columba", "Colihue", "Récord" y otras famosas editoriales que hasta el momento no se habían ocupado del tema, comienzan a deleitarnos con las versiones completas (reimpresas o inéditas), de, por ejemplo, "Tigre hotel", una de las grandes creaciones de Pablo Zweig (dibujos) y Mario Rucconi (guión); "Vera, historia de Indias", de Oski; "Cosecha verde", una apasionante historieta que combina elementos del relato folletinesco y la serie negra (a cargo de Mandrafina y Trillo); "Buscavidas" de Breccia y Trillo; "Mi novia y yo" tomos I y II, de Robin Wood y Carlos Vogt; "El Eternauta I y II" (de Oesterheld y Solano López), "Sargento Kirk" (de Oesterheld y Pratt), "Bull Rocket" (de Oesterheld y Campani); "Keko, el Mago", de Carlos Nine, "Metallum Terra", de Quique Alcatena y Eduardo Mazzitelli; "Transposiciones" y "Letras Escogidas", de Sanyú; "Versiones", de Alberto Breccia y Juan Sasturain; "Bordeline I y II", de Carlos Trillo y Eduardo Risso; "El otro yo del Doctor Merengue", de Divito, "Don Fulgencio", de Lino Palacios; "Alack Sinner", de Muñoz y Sampayo; "Ciudad", de Ricardo Barreiro y Juan Giménez; "Ministerio" e "Instituto", de Ricardo Barreiro y Solano López; "Los Cómicas y el SIDA", de Fernando García y Hernán Ostuni; "Manual de Historia Argentina", del niño Rodríguez; "Yo, Matías" (varios volúmenes), de Sendra; recopilaciones varias de Fontanarrosa, y muchísimos más.
Dentro de este "éxito asfixiante", en la línea de las mejores revistas de los ‘80, nace, con los ‘90, "Puertitas", de "El Globo Editor", dirigida por Carlos Trillo, que publica los que serán los grandes éxitos de la década; por ejemplo, la ya mencionada "Cosecha Verde" y "Dragger" de Cacho Mandrafina y Carlos Trillo; "Irish Coffee", con dibujos de Carlos Meglia y guión de Carlos Trillo; "Max Calzone" de Parissi y Tabaré; "La sagrada familia", de Enio y Guillermo Saccomanno, con aventuras de la "maffia" italiana, y muchos más, además de seguir la tradición de sus antecesoras en cuanto a comentarios críticos, notas monográficas y apuntes sobre el comic. La publicación duraría hasta el año 1994. En paralelo a "Puertitas" se publicó "Puertitas Supersexy" dedicada enteramente al género erótico.
Siguiendo con las historietas que aparecen en la década y en poco tiempo llegan a ocupar un lugar preponderante, en "Skorpio", del n° 178 al 181, de 1991, se publica la excelente "El Golem", con guión de Ricardo Ferrari y dibujos de Cacho Mandrafina y Beto Macagno. A su vez, en las publicaciones clásicas de Columba aparecen joyas como "El Púgil", de Ricardo Ferrari y Lucho Olivera; "El Dios", de Ferrari y Capristo; "Fratelli Centobuchi", de Trillo y Mandrafina y otros.
En 1992, Daniel Paz comienza a publicar, en el diario "Página 12", la tira "F.Mérides Truchas", a su vez que se elige a Patoruzú como símbolo de la exposición realizada en Buenos Aires con motivo del Quinto Centenario del Descubrimiento de América. A partir de mayo de 1992 la editorial italiana "Euroa" comienza a publicar, en Italia, "Cybersix", de Carlos Trillo y Carlos Meglia, uno de los boom del comic mundial, que recién comenzará a publicarse en la Argentina en 1994. En Noviembre de 1993 muere Alberto Breccia, y, tiempo después, un grupo de los alumnos de su taller de dibujo funda la revista de historietas "El Tripero". Otras revistas de esta época fueron “La Parda”, “Cóctel” y “Planeta Caníbal”. Después de casi cuarenta años (salvo intentos esporádicos que habían fracasado estrepitosamente), vuelven a realizarse ediciones argentinas de las revistas de D.C. y Marvel Comics, caracterizadas, como las antiguas, por una excelente edición, traducción y comentarios, que vuelven a abrir un importante mercado sudamericano. Gran parte del catálogo de DC Comics es editado en Argentina por parte de la editorial Perfil.
En 1994 comienza a salir, en los kioscos, la versión comercial de "Comiqueando", uno de los fanzines de la década del ‘80, dedicada íntegramente al comentario y crítica de la historieta y el dibujo animado nacional e internacional y a la promoción de nuevos valores. En ésta revista aparecería "Amorfi", de "Dani The O" (Daniel Díaz). Por otra parte, y a pesar de la desaparición de Oesterheld, "El Eternauta" tendría nuevas continuaciones. El 20 de agosto de 1995 muere Hugo Pratt, sumiendo definitivamente en el luto a la historieta del mundo. El 6 de noviembre de 1995 reaparece triunfal después de tres décadas, con sus nuevos cortos en Canal 13, el siempre recordado "Hijitus", de García Ferré, con nuevas técnicas pero la magia de siempre en este mismo mes, en el Palais de Glace de Buenos Aires se realiza, a dos años de su muerte, un homenaje a Alberto Breccia titulado "Luces y Sombras", con la presencia de grandes artistas argentinos y españoles. El 31 de diciembre de 1995, la revista dominical de Clarín, Viva, hace un balance del año a través de tres "argentinos" famosos: Clemente (Caloi), Inodoro Pereyra(Fontanarrosa) y Matías (Sendra).
En enero de 1996 sale el último número de "Skorpio", y ese mismo año llegaría la revista “Hacha” (se editaron solo 6 números). Entre Abril y Mayo de 1996, en la Feria del Libro de Buenos Aires, hay un espacio especial dedicado a los cien años de la historieta y uno de los actos culturales organizados es una mesa redonda titulada "La Historieta como vehículo educativo", a cargo de especialistas en el género como Oscar Steimberg, Jorge Rivera, Germán Cáceres y Sanyú. Entre el 7 y 10 de noviembre se lleva a cabo Fantabaires, la 1º Convención de Historietas, Humor Gráfico, Ciencia Ficción y Terror; con la presencia de artistas, ciclos y charlas, más las distintas editoras, se realiza la misma en la Sociedade Nazionale Italiana, que fue colmada por el público. Fantabaires duró hasta ya entrada la nueva década. En 1996 comienzan a emitirse en canal 11 los capítulos de la serie "Cybersix", interpretada por la modelo Carolina Pelleriti.
En abril de 1996 la revista "La Maga", en su número 221, regala un videocasette que contiene un programa completo del ciclo DNI (A.T.C.) dedicado a "El Eternauta" (emitido en 1995), personaje que sería incluído por el diario Clarín, en el año 2000, y a pesar de ser una historieta, en su colección "La Biblioteca Argentina / Serie Clásicos", junto a obras como Martín Fierro y autores como Borges, Sábato o Cortázar. En esta década aparecen nuevos personajes en los diarios, como ser “El Nene Montanaro” (de Altuna) en Clarín, "Catalina" (de Carlos Garaycochea) y Gaturro" (de Nik), ambos en "La Nación"; "Flo" (de Maitena) y "Don Gregorio" (de Garaycochea), ambos en el diario "Tiempo Argentino", "El Niño Azul" y "Gaspar, el Revolú" (ambos de Rep), en el diario "Página 12", etc. Entre 1997 y 1999 cientos de revistas independientes y fanzines surgirían en todo el país, como ser "Catzole" (donde aparecería "El oficial Yuta", de Rovella), "Morón Suburbio" (de Angel Mosquito) , "Kapop", "Falsa Modestia", "Océano y Chaquito", "Pluma Negra", "Chelza!", "La Métafora", "Cámulus", "La Quimera", "Alas", "Max King Comics!", etc. También surgirían revistas más ambiciosas, pero que desaparecerían a los pocos números, como ser "Oxido de Fierro", "Buitre", "Qajas" o "Arkanov ". En las provincias del interior del país se producían fenómenos similares con revistas como "Aspid", "Elvisman", "El Hombre Sopapa" (hecha enteramente en tela), "Guacho", "Cossanostra", "Rrruido", "Cogazomics", "Asfalto Caliente" y "Dopple Charasca".
En la última parte de la década surgieron los "Comic books argentinos", donde aparecerían una serie de personajes que, sin llegar a ser superhéroes, se aproximarían a ese género. Las 2 revistas que alcanzarían mayor proyección en el tiempo con este estilo fueron "Animal Urbano" (publicada por "Furor Historietas") y "Caballero Rojo" (bajo el sello "Comiqueando Press"), pero también vale mencionar a las revistas "El Ojo Blindado", "Virus", "El Laucha" y "Mitofauno". El personaje "Animal urbano", que era un oscuro mutante argentino que defendía a los excluídos de la sociedad, era realizado con los guiones de Dabat (luego reemplazado por Guillermo Grillo) y los dibujos de Molina. En el caso del personaje del "Caballero Rojo", ya había aparecido en la revista "Comiqueando", y era un superhéroe argentino inspirado en el personaje de Titanes en el Ring, con guiones de Torres y dibujos de Navarro. Pero la estrella comercial del fin del siglo fue el Manga, con, por ejemplo, la revista "Lazer", de Editorial Ivrea.
En 1998 se creó la “Asociación de Historietistas Independientes” (AHI), agrupando a los productores de revistas y fanzines independientes del país; en la AHI llegaron a contabilizarse más de 100 títulos diferentes. Ese mismo año, el Correo Argentino lanza la segunda serie de sellos postales en homenaje a los autores del humor y la historieta de Argentina, y a sus populares creaciones. En el año 2000, Ediciones de La Flor lanzaría el libro “La historieta argentina - Una historia”, de Gociol y Rosemberg, un volúmen de más de 600 páginas cuya primera parte corresponde a una cronología de la evolución de la historieta argentina y la segunda al pertinente análisis temático.
Al finalizar la década apareció brevemente la revista "Ultra" (de editorial Ivrea), con 3 historietas, "Anita, la hija del verdugo" (de Sosa y los hermanos Bobillo), "Convergencia" (de Oberto y Brito) y la reedición de "4 Segundos" (de García Zecchin y García Valdearena). Es importante señalar que, en el último lustro del siglo XX, los artistas argentinos consagrados publican bastante material en el exterior.

OCTAVA PARTE:
A partir del siglo XXI
Por la caída de la convertibilidad (en Diciembre de 2001), el aumento de los costos paraliza a los pocos que se animaban a la autoedición, y por bastante tiempo no aparecen nuevas publicaciones de historieta argentina. Para peor, en el año 2001 cierra la famosa editorial "Columba", siendo la que por más tiempo publicaría historietas en el país. Por otra parte, pasa el furor de las "comiquerías", y van cerrando una a una, quedando solo unas pocas. Sin embargo, y a pesar que en Enero de 2002 aparece por última vez la Revista "Anteojito", en el siglo XXI siguen apareciendo, con el tiempo, nuevas revistas de historietas, como ser “El Historietista” (a cargo de Walter Vázquez), "¡Suélteme!", "Ultra", "El Abismo", "Selvática", etc. Así, progresivamente surgen, día a día, más publicaciones independientes de historietas, siendo la mayoría autofinanciadas y distribuidas por los propios editores. Quien más se destaca como editor independiente es "La Productora", con revistas unitarias como "El Otro", "Road Comic", "Punto Muerto", "Resurrecto", "Néstor Comics", "Perfecto", "Grájal", etc. En todas estas revistas aparecen los nuevos talentos y autores de la historieta nacional, en constante renovación.
En el año 2003 el Correo Argentino emite la tercera serie de sellos postales de "El humor y la historieta". En Diciembre de ese mismo año se lanza la "Biblioteca Clarín de la Historieta", siendo 20 títulos publicados cada 15 días, con clásicos de la historieta nacional (Mafalda, El Loco Chávez, El Eternauta, Patoruzú, Nippur, Inodoro Pereyra, Isidoro, etc.) y extranjera (Súperman, Batman, Popeye, etc.), con la historia de los personajes y las biografías de los respectivos autores. Y a propósito de Mafalda, ella y sus amigos siguen haciéndose notar en el nuevo siglo, a pesar que la última tira data de 1973. Mientras tanto, siguen apareciendo nuevos personajes y tiras en los diarios, como por ejemplo "Charly Huesos", de Claudio Furnier (en "La Voz del Interior"), "CaZados", de Trillo, O'Kif y Gutiérrez (año 2002, en "Clarín"), los pingüinos de la tira "Macanudo", de "Liniers" (año 2002, en "La Nación"), "La Nelly", de Langer y Mira (año 2003, en "Clarín"), y "Batu", de "Tute" (año 2007, también en "La Nación"). Por su parte, vale señalar que un personaje creado por Peni, "Z.X.Wilbur" (el niño extraterrestre) para la revista "Genios", se comienza a distribuir en varias revistas infantiles del extranjero. En Septiembre de 2006 se lanza la "Nueva Biblioteca Clarín de la Historieta", esta vez con 15 libros de aparición quincenal, siendo 8 referidos al cómic nacional (como ser Boogie, Patoruzito, Sargento Kirk, Don Fulgencio, Avivato, Sherlock Time, etc.), y 7 del cómic estadounidense (El hombre araña, Tarzán, Mickey, Donald, X-Men, etc.). Se hace notar en el año 2007 la aparición de la colección "Aventuras Dibujadas", un proyecto editorial que compila, en doce álbumes, historietas contemporáneas de autores argentinos para niños y jóvenes, como ser "Bosquenegro" (de Calvi), "Dante Elefante" (de Rovella), "Monsterville" (de Parés y Jorh), "El Cuerno Escarlata" (de Trillo y Varela), "El perro de la esquina" (de Arias), "Misión + Cota" (de Chanti), "Coco y Cilindrina" (de Montag) y "Martin Holmes" (de Trillo y Bobillo).
En el año 2006, el Museo de Bellas Artes de Chile le rindió un homenaje a la Historieta Argentina, que influyó y fue pionera en toda América Latina, realizando tres muestras de ella en Santiago de Chile; Argentina envió un importante material para las exhibiciones, que tuvo gran repercusión en el público y en la prensa y medios culturales en general. En el año 2007, el dibujante José Muñoz ganó el Gran Premio de la ciudad de Angouléme, Francia. Este galardón le dió derecho a presidir el Festival 2008, donde se organizó una muestra de homenaje a la Historieta Argentina. Esta muestra contó con el aporte del "Museo del Dibujo y la Ilustración de Buenos Aires", el cual envió 80 originales de los artistas mas importantes de la Argentina. En Marzo de 2008 llegó a los cines "Imaginadores", de Daniela Di Fiore, una mezcla de documental y animación que recorre el universo de la historieta argentina. Del 20 al 24 de Mayo del mismo año se realizó, en Buenos Aires, el Festival Internacional de Historietas "Viñetas Sueltas", reuniendo autores sudamericanos y europeos.
En Junio de 2009 apareció el primer número de la revista de historietas y humor "Comic.ar", con la dirección de Tomás Coggiola, y con personajes como "El Exhumador" (de Curci y Centurión), "Nahuel Puma" (de Fernández e Ibáñez), "Dugong y Manatí" (de Alcatena), "Nacho Paparazzo" (de Nápoli y Basile), etc. En Octubre de 2009 fue sancionada, por la Legislatura porteña, la Ley 3.220 instituyendo el 4 de Septiembre de cada año como "Día de la Historieta", instando al Poder Ejecutivo de la ciudad a realizar actividades y promover políticas destinadas a desarrollar la historieta como arte e industria cultural.
A partir de Marzo de 2010, por un acuerdo entre el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y las principales librerías, los cómics y las historietas obtuvieron un sector propio en las mismas, como para sumar un nuevo circuito de comercialización. Ese mismo mes, el diario "Página 12" lanzó a la venta el álbum de figuritas de la historieta argentina denominado “Chapitas de Fierro”. En Mayo de 2011 apareció el libro "Bicentenario: 200 años de humor gráfico - Primera Centuria: 1810 / 1910", editado por el "Museo del Dibujo y la Ilustración".

Fuente: www.todohistorietas.com.ar/historiaargentia

MEDINA ERICA (o como me tienen en lista: Molina Erica)
















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