martes, 16 de agosto de 2011

Politica, Economia y Comunicacion

1. Introducción

En la actualidad nadie duda del nivel cultural de los medios de comunicación en Argentina. Incluso los estratos sociales que más sufren la carencia de formación cultural reniegan de la calidad de los programas ofrecidos por los medios nacionales; tal vez no apelen a la forma verbal de dudosa veracidad con la que se jactan sus compatriotas más preparados ("Yo no veo televisión"), pero saben lo que es bueno y, por oposición, lo que no lo es. No pretendo hacer de este ensayo un aburrido relato histórico del desarrollo de los medios masivos de comunicación (MMC) en Argentina, sino más bien describir su estado actual, su fisonomía moderna, su contenido, y analizar el rol que en el nuevo milenio cabe a los componentes básicos de la comunicación de masas: emisor – canal – mensaje – receptor. Sin embargo, antes de hincar el diente en el jugoso banquete tendremos que tomar un aperitivo con los protagonistas (la prensa, la radio, la TV y la internet), para conocerlos. Ruego al lector sepa disculpar a este humilde anfitrión por no poder saltearse la parte más aburrida de la velada, pero las referencias históricas serán breves, lo prometo.
La internet, la nueva estrella de comunicación que en la última década ha venido a rivalizar con los medios clásicos (la prensa, la radio y la televisión), reúne los componentes básicos de la comunicación, y ciertamente constituye un medio masivo de comunicación, por lo que se incluirá su análisis en este ensayo.

2. Los Medios

La Prensa
Los
medios gráficos nacionales comienzan a surgir ya con la Revolución de Mayo, y se desarrollan a partir de los avances tecnológicos impulsados por la revolución industrial a mediados del siglo XIX con auge en Inglaterra. En este sentido no está de más recordar que el desarrollo de los MMC va de la mano con los avances tecnológicos, y el surgimiento de cada uno de ellos es en definitiva el producto de la combinación de los nuevos descubrimientos de la época. Los diarios y el material impreso en general son hijos de la imprenta de Gutemberg (aunque tal vez él no reconocería el menor indicio de su invento en las imprentas modernas).
Ideológicamente la prensa argentina, al igual que la radio y la TV, ha adherido a la corriente política o artística de turno en Europa o Estados Unidos, reflejando al mismo tiempo las tendencias nacionales, tal como ocurre en la actualidad. A pesar de ciertos puntos de vista extremistas, el pluralismo y la oposición a la ideología oficialista han existido siempre, aún en períodos de gobiernos de facto (en la clandestinidad, desde luego). Sin embargo, la prensa alternativa ha tenido un público más bien minoritario y su existencia ha sido efímera. En el mundo occidental la principal fuente de ingresos de los medios es la publicidad. En el caso de los diarios el cálculo de rigor es que el ingreso de la venta al público sirve para cubrir los costos de producción (de impresión y distribución), mientras que los ingresos de la venta de espacios publicitarios constituye la utilidad de la empresa. La ecuación es sencilla: sin publicidad no hay diario. El éxito de la publicidad de una empresa está relacionado con la cantidad de lectores que verá el aviso publicado, y a la hora de elegir en qué medio publicitar las preferencias se inclinan por el medio de mayor venta. Ergo, la longevidad de los medios alternativos está subordinada a los bolsillos de los mecenas que los subvencionan dado que, pasado un breve período de impacto en la sociedad, históricamente el público vuelve a lo "viejo y conocido".
El mercado nacional de diarios se distribuye entre los medios impresos de Buenos Aires (55%) y los que se editan en el interior del país (45%). Asimismo, el lugar de edición determina el ámbito de circulación. A partir de distintos estudios realizados puede establecerse, en promedio, que los diarios del interior guardan una relación de lectores por ejemplar equivalente a una vez y media más que la que existe en Buenos Aires (ADIRA–Asociación de Diarios del Interior de la República Argentina). Este defasaje en la distribución nacional, la mitad concentrada en Buenos Aires y la otra mitad dispersa en las provincias, es una constante que sirve para describir la disposición de la producción y el consumo de la mayoría de los bienes y servicios de este país.
Sin embargo, los diarios de la capital aún tienen una ventaja extra sobre sus pares del interior: sus lectores no se concentran sólo en su región de origen (Capital Federal y Gran Buenos Aires), sino que un importante porcentaje de lectores del interior optan por adquirir los diarios capitalinos, en desmedro de los locales o regionales. Esta conducta no se observa en los consumidores de diarios de Buenos Aires (es decir, los porteños y los bonaerenses no prefieren los diarios del interior en desmedro de los locales). La preferencia de un gran número de lectores del interior por los diarios capitalinos es una actitud que merece investigarse. Es lógico suponer que estos lectores valoran al contenido de la prensa capitalina como "de primera mano" y mejor calidad, confiriendo a los medios impresos del interior el rol de plagistas ("copy and paste" según la moderna terminología informática), pero esta presunción es errónea en la actualidad ya que, descontando corresponsalías especiales o colaboraciones pagadas, las fuentes de información son comunes a todos los medios. Aún más, los diarios capitalinos son en general más caros que los del interior, pero para los consumidores provincianos de diarios porteños este no es un factor disuasorio sino más bien todo lo contrario: agrega al producto un valor asociado a la popular creencia: mayor precio = mejor calidad.
La gran desventaja del diario y otros medios impresos respecto de la radio, la televisión y la internet, es la inmediatez de la difusión de la noticia. Un periódico no puede informar de los ataques terroristas al Pentágono y el World Trade Center, ocurridos en la mañana del 11 de septiembre, sino en su edición del 12, un día después, cuando todo el mundo ya ha visto las imágenes por TV o internet y ha escuchado la especializada perorata de los analistas tanto en la radio como la televisión. La ventaja del diario con respecto a los otros medios es, casi se podría decir que paradójicamente, la perdurabilidad. El soporte de la noticia permite que el lector pueda elegir en qué momento informarse, mientras que el televidente o el oyente de radio está obligado a sincronizar su atención con el medio de difusión. El lector es libre de leer el diario cuando lo disponga; es más, el lector puede incluso leer la noticia cuantas veces quiera, mientras que el televidente o el oyente de radio se perderá parte de la noticia si no encendió el aparato a tiempo, o si golpearon a la puerta o tocaron el timbre o sonó el teléfono, o si los niños lo interrumpen para mostrarle los deberes... El televidente o el oyente de radio no pueden pedirle al periodista que repita la información, mientras que el lector de diario puede retomar la lectura cuantas veces sea necesario (e incluso coleccionar los artículos que estime de interés).

La Radio
Como
todo el mundo sabe, Guillermo Marconi fue el Gutemberg de la radio. Para cumplir con la referencia histórica sólo acotaré que la radio surgió a fines del siglo XIX, con las primeras y rudimentarias comunicaciones telegráficas inalámbricas, y se desarrolló como medio de comunicación durante la primera (1914–1918) y la segunda guerra mundial (1939–1945). Luego la radio empezó a utilizarse en mayor escala y se crearon radioestaciones, lo que trajo aparejado la fabricación de más unidades de radio, que junto al potencial de difusión de publicidad y propaganda generó la masificación del medio. En la actualidad todos los medios de difusión llegan al público en su mismo hogar (incluso el periódico a través de los servicios de distribución domiciliaria), pero en sus orígenes la radio contaba con la ventaja adicional de no tener que reunir al público en un recinto para disfrutar de sus programas (a diferencia del teatro, el cine, los conciertos, las conferencias). Por lo mismo, el público radial es heterogéneo y masivo, más que el de los periódicos ya que éstos requieren que su receptor sepa leer, y aún más que la internet que requiere conocimientos de computación.
Con la aparición de la televisión en la década del ‘50 la radio comienza a perder popularidad. No obstante, con el abaratamiento de los aparatos que supone la invención de los transistores y la tecnología de la frecuencia modulada, la radio recuperó parte de su legendario prestigio.
La desventaja de la radio en relación a la TV y la internet es, lógicamente, que transmite sonidos y no imágenes; en este sentido incluso podría agregarse que corre en desventaja frente al mismo periódico, que puede incluir fotos y gráficos para ilustrar sus textos. No obstante, la ventaja de la radio con respecto a la TV es que no requiere del receptor más que la atención de uno de sus sentidos: la audición. La gente puede escuchar la radio en sus hogares o lugares de trabajo mientras se ocupa en otra tarea, desde los quehaceres del hogar hasta los trabajos de oficina, pasando por la vigilancia de locales comerciales. ¿Cuántos serenos no están agradecidos de la compañía que el pequeño aparatito les brinda durante sus eternas veladas?

La Televisión
En
1924 se logró la transmisión inalámbrica de imágenes a larga distancia, en Estados Unidos, país cuna del desarrollo de este medio. La televisión a color, invención de Peter Goldmark, surgió en 1954. Sin embargo, los avances más espectaculares no se produjeron sino hasta la década del ’70.
Rápidamente la televisión penetra en los hogares de millones de personas en todo el mundo, dejando relegados no sólo a los medios informativos clásicos sino también a los principales de medios de entretenimiento como el cine, el teatro y el circo. En la actualidad prácticamente no existe espectáculo que no pueda ser presenciado por millones de personas en todo el mundo; con sólo encender el aparato el televidente puede ver un partido de fútbol en España, una ópera musical en Sydney, o la celebración del año nuevo en Japón.
La obvia ventaja de la TV en relación a la radio y la prensa escrita es el grado de percepción que logra en el público, ya que combina los sentidos de la vista y la audición. El principio de que una imagen vale más que mil palabras (escritas o verbalizadas), más aún una serie continua de imágenes, ha sumido a los otros MMC a papeles secundarios (tanto es así que todos ellos, la radio, la prensa y la internet, rinden culto a su majestad TV divulgando la programación televisiva). En todos los medios se discute lo que se ve por TV, mientras que es raro ver a alguien de la TV comentando contenidos de los otros medios. Aún cuando hay programas televisivos especializados en, por ejemplo, la internet, por lo general el discurso de estos programas no surge de modo espontáneo sino más bien todo lo contrario: es gente del medio internet la que adquiere el espacio para divulgar las bondades de su propio medio. Es publicidad, no al estilo clásico de tandas entre bloques de un programa televisivo, sino que el mismo programa es la publicidad.
La televisión por cable aparece en nuestro país a principios de la década del ’90, constituyéndose en poco menos que una bendición para los televidentes con medios económicos suficientes, hasta entonces esclavos de la limitadísima gama de opciones que ofrece la televisión por aire. Recordemos que hasta entonces no había más que tres o cuatro canales de televisión por aire y que la "libertad de elección", base de la filosofía democrática occidental, en Argentina se parecía al estrecho abanico de opciones que aún tienen los ciudadanos en los comicios. Los más acérrimos defensores de la libertad de elección siguen sosteniendo que el individuo aún tiene una alternativa extrema frente a la paupérrima oferta de contenidos de la TV por aire (que se hace extensiva a todos los ámbitos de la vida democrática): apagar el televisor (y leer un buen libro, o cortar el césped, o arreglar la canilla del baño). No obstante, y volviendo al ejemplo de la elección de representantes en los comicios, es curioso que a los ciudadanos argentinos se les prohíba "no votar" si la oferta política no les satisface, el equivalente cívico de "apagar el televisor" (que sí está permitido, faltaba más).
La TV por cable introdujo alternativas impensadas en la era de la TV por aire, canales dedicados exclusivamente a la difusión de programas culturales (no sólo de los aburridos, sino también documentales tan excitantes e interesantes como una buena película), canales de deportes, de videos musicales, de noticias, y también de sexo explícito. Conviene aquí remarcar un aspecto que, aunque evidente, constituye la clave de corte entre la TV por aire y por cable. La TV por aire incluía, y aún incluye (desde luego), una variedad de programas en todas las categorías mencionadas (noticias, deportes, etc.), pero eran justamente programas, limitados en tiempo y espacio, con un horario de inicio y otro de fin. La TV por cable ofrece a sus clientes canales cuya programación incluye nada más que contenidos de una sola categoría, por lo que en ellos pueden verse los eventos favoritos a cualquier hora del día, cualquier día del año, cualquier año. El sueño dorado del televidente que no tiene interés en la "cobertura especial" que en forma simultánea los tres canales de aire están haciendo de un evento.

La Internet
Por
internet se entiende una red de redes de computadoras que se encuentran interconectadas a lo largo del mundo. Nadie es dueño de internet, simplemente cada usuario abona el servicio de conexión para acceder a esta red de redes. Para formarse una idea de la vertiginosa inserción de internet en la sociedad basta con observar que la radio se tardó unos treinta años en llegar a 40 millones de personas, la TV diez años en lograr la misma cantidad, mientras que internet lo hizo en sólo tres.
La internet no alcanza el grado de masificación de los otros medios de comunicación porque su uso requiere del receptor algo más que saber leer y escribir, poder ver y escuchar. Es decir, todo el mundo tiene un televisor o una radio en casa, mientras que no todos tienen computadora, teléfono o TV por cable. Internet requiere en primera instancia que el receptor posea determinado nivel de ingresos, lo suficiente para contar con el servicio de teléfono o TV por cable, y una computadora más o menos moderna. Si bien el teléfono y la computadora son bienes básicos en los hogares del primer mundo, no se puede decir lo mismo de los países tercermundistas. Es éste, el nivel de ingresos, el factor que determina el acceso a internet. Es necesario, lógicamente, aprender una serie de conocimientos básicos sobre computación, pero no es posible aprender a utilizar una herramienta que no se tiene. Primero lo primero, y lo primero es adquirir una computadora y estar abonado a un servicio telefónico (o de TV por cable). Teniendo la computadora en casa no se necesita más que tiempo y práctica para aprender a usarla, lo mismo que con los complejos equipos musicales de hoy e incluso una procesadora eléctrica con una decena de funciones.
Superado el obstáculo económico (y un mínimo dominio de PC, de acuerdo) que supone el acceso a internet, el medio constituye el paraíso de la libertad de expresión y elección. No hay ideología, religión, arte, deporte, actividad humana, "loquesea", que no tenga un sitio accesible para cualquier individuo del mundo (permítanme decir esto de nuevo: del MUNDO). Todo habitante de la tierra (con una PC conectada, dejaremos esto como un supuesto en lo sucesivo) puede acceder a cualquier página web del mundo, desde el FBI hasta las recetas de cocina de "Utilísima", desde los personajes infantiles de Disney hasta los bancos de Malasia, desde neonazis y skinheads hasta galerías de arte virtuales de los muesos más famosos del mundo. Hay de todo, para bien y para mal, como siempre hubo.
La internet ha surgido como un medio ideal para ciertas actividades cuya difusión resultaba inapropiada en los MMC clásicos, el caso más evidente es el ajedrez. Quiero detenerme un momento en este fenómeno, ya que constituye un ejemplo por demás elocuente de la capacidad de la internet para hacerse de un público que los otros medios simplemente no pueden pretender. Para cualquier neófito resultan obvias las limitaciones que el ajedrez como espectáculo, como atracción de un público masivo, presenta en medios como la TV y la prensa escrita (¡ni hablar de la radio!). Los diarios y las revistas especializadas no pueden hacer más que lo que han hecho históricamente, limitados como siempre por su falta de inmediatez; esto es: brindar una crónica de lo ocurrido y reproducir los textos de las partidas. Por otro lado, no hay productor de televisión en el mundo que esté interesado en difundir por espacio de cinco o más horas imágenes de un tablero de ajedrez y dos rostros ceñudos, no hay empresa que esté dispuesta a patrocinar un evento así, y sólo una pequeña proporción de la población mundial estará interesada en seguir una larga transmisión movimiento por movimiento. No obstante los ajedrecistas, que a escala mundial no son más que una pequeña proporción, constituyen un público de millones de personas. Millones de personas son, sin entrar en argumentos filantrópicos de otro orden, millones de potenciales consumidores que muchas empresas, tanto las que producen bienes y servicios para los ajedrecistas como las que no (después de todo los ajedrecistas son, también, personas que consumen otras cosas). De este modo la internet, sin necesidad de robarle espacio a otro espectáculo de asistencia aún más masiva, cubre los requerimientos de difusión del ajedrez, brindando el espectáculo a los fanáticos de todo el mundo y un medio de publicidad para las empresas interesadas en patrocinarlo. Cualquier internauta puede ingresar al sitio que transmite en vivo la progresión de un torneo con los máximos exponentes del ajedrez mundial, seguir las partidas jugada a jugada, e incluso comentar los juegos en un "chat". En síntesis, la internet tiene la capacidad de reunir a una enorme cantidad de público al margen de su ubicación geográfica, superando sus limitaciones en tanto disperso, convirtiéndolos en un grupo "masivo". Nadie se interesa en patrocinar una Reunión Virtual de Filatelistas, con apenas una centena de entusiastas en Argentina, pero si agregamos otra centena de Uruguay, otra de Paraguay, Chile, Perú, Brasil...
De pasada he mencionado el aspecto más distintivo de la internet como MMC en relación a sus pares: el internauta tiene la posibilidad de interactuar en el medio. A pesar de los esfuerzos que la prensa escrita, la radio y la televisión hacen para que sus receptores puedan expresarse a través de ellos, ya sea con los productores del medio o con otros destinatarios, el tipo de comunicación que establecen es y seguirá siendo principalmente unidireccional. Es decir, el diario escribe – la gente lee, la radio habla – la audiencia escucha, el televisor transmite – la gente ve y escucha ("¡Cállate y escucha!", ordena el despótico lema de Kartoon Network). Estos medios han hecho algunos intentos por paliar estas limitaciones en los procesos comunicativos propios del canal, como el espacio para "Cartas de lectores" en los periódicos, los mensajes grabados o "al aire" en la radio, y otros similares en la televisión (es curioso que estos dos últimos, la radio y la TV, se sirvan del correo electrónico, el servicio que dio origen a la internet, como vía de comunicación con el público). No obstante, no puede hablarse en estos casos de comunicación bidireccional ya que no se produce un flujo interactivo entre ambas partes. El ejemplo más patético es que el locutor en la radio o el conductor en un programa televisivo siempre tiene la posibilidad de decir "la última palabra", que no es el caso del oyente o televidente que ya ha enviado su mensaje (incluso en las comunicaciones telefónicas transmitidas "en vivo" el locutor puede decir lo que se le antoje una vez terminada la conversación, mientras que el participante... bueno, ya no está "al aire" y debe conformarse con expresar su réplica a los miembros de su familia).
Internet ofrece la comunicación unidireccional, bidireccional, de uno a muchos, de todos con todos, texto, imágenes, sonido, y transmisión en tiempo real. Todas las posibilidades en una sola lata. Así no sólo un ajedrecista argentino puede comentar con un colega español los matices de una jugada novedosa mientras se desarrolla una partida de Kasparov, sino que médicos de todo el mundo pueden asistir a una conferencia de una eminencia científica y formular sus preguntas "on line", mientras que un grupo de personas, meros "mortales" con acceso a internet, pueden discutir lo que les de la gana en un "chat" (nacional o internacional). Es más, con un par de accesorios (una video cámara y un micrófono) instalados en la computadora, mamá (cómodamente acicalada en el estudio de su casa en Córdoba) puede hablar y ver a su hijo (que está cursando un posgrado en Alemania).

3. La Propiedad de los Medios Masivos de Comunicación en Argentina

En nuestro país son dos los grupos económicos que aglutinan la mayoría de los medios: Telefónica Argentina S.A. y el Grupo Clarín.
Por un lado la empresa Telefónica de Argentina S.A. es dueña de Advance (proveedor de servicio de internet), Telinver S.A. (empresa que publica las guías telefónicas), Altocity.com S.A. (un shopping virtual), Telefónica Data Argentina (servicios web para empresas), Telefónica Móviles S.A. (telefonía móvil, con su producto estrella: Unifón), Terra Networks S.A. (grupo global de internet con presencia en 43 países – el tipo de gigante comercial que absorbe a la competencia pequeña), Telefónica Media S.A. (propietaria de 9 canales abiertos de TV y principal accionaria de Telearte), y con el 100% de las acciones de Radio Continental. Telefónica posee además del 50% de García Ferré (productora de películas infantiles), el 30% de Patagonik Film Group, y el 20% de Torneos y Competencias (eventos deportivos). Sprayette S.A., Katalyx Argentina S.A., Atento Argentina S.A. y Emergia Argentina S.A., empresas que a su vez administran otras empresas, también son del grupo Telefónica.
El Grupo Clarín es propietario parcial o total de: Arte Gráfico Editorial Argentino S.A. (Diario Clarín, Diario Deportivo Olé), Artes Gráficas Rioplatense S.A., Hachette Filipacchi Agea Publicaciones S.A. (Revista Elle), Cimeco S.A. (Diarios La Voz del Interior y Los Andes), Papel Prensa S.A. y la Agencia Diarios y Noticias (23%). En el área audiovisual con Artear S.A. (Canal 13, Volver, TN), Patagonik Film Group S.A., Radio Mitre S.A. (Cadena Mitre, Cadena 100, Cadena Top 40). Deportes: Tele Red Imagen S.A. (TyC Sports), Televisión Satelital Codificada S.A., Teledeportes S.A. Distribución de TV: Galaxy Entertainment Argentina S.A., (Direct TV), Multicanal S.A. Telecomunicaciones (sí, esto también): CTI S.A., Audiotel S.A. Área Digital: Prima S.A.(Ciudad Internet, Datamarkets, Citinet).
Resulta evidente que los esfuerzos legislativos por evitar la formación de emporios en el área de comunicaciones, por preservar la pluralidad, han fracasado. Esto es así tanto por la habilidad económica y legal de estos poderosos grupos financieros como por la inoperancia de los organismos públicos competentes. Es cierto que la apropiación de los medios masivos de comunicación en manos de unos pocos ocurre en muchos países democráticos, tal vez en todos, pero el que sea un mal de muchos no significa que no sea un flagelo directo en contra de la pluralidad de opinión, baluarte de toda democracia, que debe combatirse.
El emporio de los medios de comunicación no sólo otorga a sus dueños el poder de decidir sobre la conveniencia de los contenidos a difundir (la herramienta básica de la manipulación de la opinión pública), sino que –ante la ausencia de competencia– les permite también establecer los términos económicos de sus propios productos. El ejemplo más evidente es la transmisión de partidos de fútbol, que prácticamente ha dejado al público de TV por aire al margen de su disfrute y que condiciona a las repetidoras de cable. ¿Quieren transmitir el partido? OK, este es el precio (he decidido omitir el costo aproximado de este producto por razones de decoro, no está bien incluir obscenidades en un ensayo).

4. Los Contenidos de los Medios de Comunicación en Argentina

En Argentina existe un ente oficial que se encarga de fiscalizar los contenidos de la radio y la televisión, el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER). Este organismo considera a la comunicación como un bien social necesario para el desarrollo cultural, educativo y económico de la población. El objetivo del COMFER es asegurar la posibilidad de expresión para las diferentes corrientes de opinión, promocionar el patrimonio cultural, y garantizar el pluralismo político, religioso, social, cultural, lingüístico y étnico. Por intermedio de la creación de la Defensoría de los Usuarios de Radio y Televisión se busca eliminar de estos medios los contenidos que promuevan la discriminación, que atenten contra los derechos del niño, el trabajador o los ancianos, la pornografía, la difusión de información falsa, la incitación a la violencia o al delito.
Todo esto está muy bien, digamos que el COMFER –en tanto funcione– es un escudo contra posibles atropellos a los derechos humanos, pero no puede hacer nada contra los llamados "programas basura" cuyo contenido no viola ninguna ley (los programas más audaces, los que viven en la frontera de la legalidad desafiando valores morales como la dignidad, la honestidad y la privacidad de las personas, con frecuencia afrontan procesos judiciales que no temen perder pues aún así el rédito económico suele ser muy superior a los costos por infringir la ley). La libertad de expresión es como una moneda de dos lados, la cuestión pasa por ejercer la libertad de elección de forma tal que la gente sepa qué lado es conveniente observar, escuchar o leer.
Como ya se ha dicho, el contenido de la internet es pluralista en el sentido más amplio de la palabra; existen sitios para todos los gustos y preferencias (no obstante, no olvidemos que la libertad de elección está subordinada a la disponibilidad de los medios de acceso). Los contenidos de la prensa, la radio y la televisión están dados por la actualidad (las noticias y lo que está de moda), y un juego interactivo entre las preferencias de los productores y los consumidores (el clásico binomio dinámico: oferta – demanda). Podría decirse que es un proceso de ensayo y error, los medios difunden un programa y miden la aceptación que tiene en el público (el "rating").
La prensa no tiene mucho que innovar en materia de contenido, fundamentalmente es un medio informativo, no de entretenimiento. Las noticias cubren todos los aspectos de la vida en sociedad; no sólo se incluyen los tópicos clásicos como el quehacer político–económico y los horrores cotidianos encuadrados en la sección de policiales, sino también los deportes, el arte, la ciencia, la moda, la informática... En un diario de domingo pueden encontrarse noticias o artículos especiales sobre prácticamente todos los aspectos de la vida.
Esto en cuanto a la variedad de contenidos, la calidad de los mismos es otro tema. En general los diarios, al menos los más importantes de Argentina, tienen un nivel comparable a cualquier diario prestigioso del primer mundo. Si el periódico dispone de un buen plantel de profesionales y de los medios (económicos y tecnológicos) para acceder a las principales agencias de información del mundo (DyN, Reuter, Télam, etc.), el resultado es más o menos el mismo y no queda más que obedecer la línea editorial para decidir si las noticias sobre la persecución de Osama Ben Laden deben imprimirse en primera plana, en la sección de internacionales, o en un rinconcito de la última página. No es el caso de los medios de prensa "alternativos", loables esfuerzos de la prensa independiente, cuyos descuidos pueden resultar hasta insultantes para el lector instruido (el encabezado de primera plana de un ejemplar del diario "Hoy Día Córdoba" de mediados del año 2000 rezaba: "La Oficina Anticorrupción investiga a el Intendente por..."). Independientemente de la calidad del texto, incluso al margen de la ideología del periodista que redacta la noticia, para el lector ilustrado este tipo de descuido puede resultar la punta de un iceberg, un indicio poco acertado del profesionalismo del personal del medio.
Los programas de radio no brillan por la variedad de sus contenidos. Los programas tipo ómnibus, más comunes en las AM, combinan la difusión de noticias con temas cotidianos de interés para el ama de casa (recetas de cocina, consejos para la salud, novedades de la farándula, etc.). La radio, a diferencia del periódico, es un ámbito más propicio para la discusión, y los programas ómnibus suelen dar un tratamiento más extenso a la noticia del día incluyendo crónicas en vivo desde el lugar del hecho, conceptos de expertos o de los involucrados, la opinión de los oyentes que se comunican telefónicamente... Los programas de FM, en cambio, parecen ser un alternativa para aquellos oyentes que no quieren escuchar más que música y, en todo caso, un breve resumen de las noticias del día y los chismes del ambiente artístico.
La televisión es sin duda el medio más criticado por sus contenidos. Básicamente, se le critica el desaprovechamiento de su potencial (la TV es un medio audiovisual que llega a millones de personas de todas las edades, durante todo el día), relegando programas educativos o instructivos por contenidos superfluos, pasatistas, o peor aún, violentos. Esto es así, pero la responsabilidad no es sólo de los productores de televisión sino también de los televidentes. El criterio que decide la puesta al aire y la continuidad de un programa (no sólo televisivo) es su rendimiento en cantidad de público, el rating, que se traduce en ingresos económicos por publicidad y merchandising. El razonamiento de los que sustentan el sistema por medio de la publicidad es muy sencillo: si tengo una empresa de galletitas saladas y quiero dar a conocer el producto, ¿debo insertar la propaganda en un espacio educativo de público reducido o durante la transmisión de "Gran Hermano" o "Video Match", con un público de miles de personas (potenciales consumidores de galletitas saladas)?
En los contenidos de los MMC hay un factor más que determina su calidad: los periodistas y productores. En Argentina todo lo que se necesita para recibir el certificado de periodista es trabajar dos años continuos en medio acreditado; no es necesario decir más. Para ser productor sólo hace falta tener capital e interés por desarrollarlo en un medio masivo de difusión (aunque tal vez también sea necesario conocer a alguien influyente del medio). Entre otras cosas, es por eso que tenemos comentaristas de fútbol que utilizan registros de discursos del todo ajenos al ámbito deportivo, periodistas que se conforman con respuestas fútiles ("...lo que pasa es que los periodistas describen la realidad", le dijo el presidente De la Rúa a Mariano Grondona, como acusándolos de un pesimismo infundado que atenta contra la situación nacional, y Grondona pasó a otro tema), y analistas políticos o económicos que al referirse a un huevo hablan de la clara pero nunca de la yema.

5. A Modo de Solución

Al margen de lo pretencioso que puede parecer para este modesto ensayista proponer una solución para mejorar la calidad de los medios de comunicación en Argentina, un asunto por demás complejo, la receta no es novedosa ni milagrosa. Tampoco consiste en tomar a los jerarcas de los medios por la solapa y amenazarlos de muerte para que eleven el nivel de sus productos, ni mucho menos rogar por ello. La solución, estimado lector, es la misma que permitiría a millones de argentinos construir un país como el que queremos: elevar el nivel cultural de la población.
Qué desilusión, ¿verdad? Pero es así de simple: la libertad de elección es posible, sólo hay que capacitar a la comunidad para saber elegir. Afortunadamente los medios no pueden subsistir sin el público, por lo que la gente (el lector, el oyente, el televidente y el internauta) tiene el poder de decidir qué tipo de programas, de contenidos, quiere consumir. Un nivel cultural más elevado y mejor distribuido no sólo creará un público exigente, sino que también pondrá del otro lado del mostrador a periodistas y productores con aspiraciones más altruistas, con serias pretensiones profesionales y artísticas, que redundaría en contenidos más útiles.
¿Es mucho pedir? Tal vez. Siempre va a haber programas basura, tanto en lo periodístico como en lo que es entretenimiento, el secreto está en educar a la población para elegir algo mejor. La cultura como eje del ejercicio de la libertad de elección puede aplicarse no sólo a la televisión, que es el caso más patético, sino también a la radio, la prensa escrita y la internet.

Política de la Nación Argentina

La Nación argentina adopta para su gobierno democrático el modelo representativo, republicano y federal.1 Posee un sistema presidencial y una organización política pluripartidista. La norma máxima que rige la política argentina es la Constitución de la Nación Argentina.

Contenido

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[editar] Poder Ejecutivo

Artículo principal: Poder Ejecutivo Nacional (Argentina)

Corresponde al Presidente de la Nación Argentina y se encarga de la administración y de cumplir los intereses del Estado Nacional.

En las elecciones generales el Presidente y el Vicepresidente son elegidos por sufragio universal directo en distrito único. La reforma constitucional de 1994 introdujo el mecanismo de doble vuelta, de modo que si la fórmula más votada supera el 45% de los votos válidos o el 40% con una ventaja superior al 10% respecto de la segunda, sus integrantes serán proclamados Presidente y Vicepresidente, siendo necesario, de lo contrario, celebrar una segunda vuelta entre las dos fórmulas más votadas en primer vuelta, en la que serán proclamados Presidente y Vicepresidente los que obtengan un mayor número de votos.

En el año 2003 los resultados de la primera vuelta determinaron que debía realizarse una segunda, pero se produjo el abandono de Carlos Saúl Menem (vencedor en primera vuelta) ante la unanimidad de los sondeos que le daban como perdedor, siendo proclamado Presidente Néstor Kirchner, que en la primera vuelta había obtenido algo más de un 22% de los votos.

El procedimiento de doble vuelta tiene el antecedente de la cláusula transitoria mediante la cual el gobierno militar que gobernó Argentina desde 1966 lo estableció para las elecciones de marzo de 1973 con una exigencia del 50 % de los votos para ganar en primera vuelta. Héctor José Cámpora, candidato del Frejuli obtuvo el 49.5% de los votos pero no hubo segunda vuelta porque Ricardo Balbín de la Unión Cívica Radical que había salido segundo con un 21,3% reconoció su derrota.

El Presidente es el jefe supremo de la Nación, jefe del gobierno, responsable político de la administración general del país y Comandante en Jefe de todas las fuerzas armadas de la Nación.

El Jefe de Gabinete, nombrado por el Presidente, ejerce la administración general del país y junto con los demás Ministros, refrenda y legaliza los actos del Presidente por medio de su firma, sin cuyo requisito carecen de eficacia.

Los secretarios General de la Presidencia y Legal y Técnico y el Procurador del Tesoro de la Nación se incluyen en el cuadro siguiente ya que poseen jerarquía equivalente a la de Ministro, sin serlo específicamente.

Ver Ministerio de Relaciones Exteriores

Miembros del Poder Ejecutivo de la Argentina
(Actualizado al 28 de diciembre de 2010 , fuente Presidencia)

Presidente

Cristina Fernández

Vicepresidente

Julio Cobos

Jefe de Gabinete de Ministros

Aníbal Fernández

Ministro del Interior

Florencio Randazzo

Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto

Héctor Marcos Timerman

Ministro de Defensa

Arturo Puricelli

Ministro de Economía y Finanzas Públicas

Amado Boudou

Ministra de Industria

Débora Giorgi

Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca

Julián Dominguez

Ministro de Turismo

Enrique Meyer

Ministro de Planificación Federal, Inversión pública y Servicios

Julio De Vido

Ministro de Justicia y Derechos Humanos

Julio Alak

Ministro de Educación

Alberto Sileoni

Ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social

Carlos Tomada

Ministro de Salud

Juan Luis Manzur

Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva

Lino Barañao

Ministra de Desarrollo Social

Alicia Kirchner

Ministra de Seguridad

Nilda Garré

Procuradora del Tesoro de la Nación

Angelina Abbona

Secretario General de la Presidencia

Oscar Parrilli

Secretario Legal y Técnico

Carlos Zannini

Portal Oficial del Estado | Página Oficial de la Presidencia

[editar] Poder Legislativo.

Edificio del Congreso de la Nación Argentina.

Corresponde al Congreso de la Nación Argentina, integrado por la Cámara de Diputados de la Nación Argentina y el Senado de la Nación Argentina se encarga de dictar y sancionar las leyes.

El Congreso, elegido por sufragio universal, es bicameral:

[editar] Cámara de Diputados

La Cámara de Diputados está formada por 257 diputados elegidos por cuatro años, con renovación parcial por mitades cada dos años. Cada provincia representa un distrito electoral, eligiéndose en forma representativa por Sistema D'Hondt la cantidad de diputados que le corresponde a cada una. El número de diputados de cada distrito se determina según su población pero no puede ser menor a 5 para asegurar una mayor representación a las provincias menos pobladas, que de otra manera quedarían reducidos a uno o a dos.

Página Oficial de la Cámara de Diputados

[editar] Senado

Es una cámara de representación provincial compuesta por 72 senadores; 3 por cada provincia y 3 por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se eligen por un periodo de 6 años con posibilidad de reelección ilimitada y se adjudican dos senadores al partido más votado y un tercero al partido que le sigue en número de votos. El Senado renueva un tercio de sus miembros cada 2 años. La presidencia del Senado recae en el Vicepresidente de la Nación, que sólo puede votar en caso de empate. Sobre la composición partidaria del Senado y su renovación, refierasé al artículo Senado de la Nación Argentina.

Página Oficial del Senado

[editar] Poder Judicial

Artículo principal: Poder Judicial de Argentina

Corresponde a la Suprema Corte de Justicia de la Nación Argentina (también a tribunales menores) y se encarga de administrar justicia.

[editar] Corte Suprema de Justicia

Artículo principal: Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina

Está compuesta por siete miembros nombrados por el Presidente, con acuerdo del Senado. Es la cabeza del poder judicial de la Nación.

Miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina
(Actualizado al 22 de marzo de 2011 , fuente CSJN)

Presidente

Ricardo Lorenzetti

Vicepresidenta

Elena Highton

Ministro

Carlos Fayt

Ministro

Enrique Petracchi

Ministro

Juan Carlos Maqueda

Ministro

Raul Zaffaroni

Ministra

Carmen Argibay

[editar] Consejo de la Magistratura

Artículo principal: Consejo de la Magistratura

Administra el Poder Judicial de todas las instancias excepto la Corte Suprema. Tiene a su cargo cinco funciones, entre ellas seleccionar mediante concurso público de los magistrados (excepto los de la Corte) y removerlos por las causales contempladas por la ley.

[editar] Ministerio Público.

Organismo independiente con autonomía funcional y financiera para la promoción de la actuación de la justicia en defensa de los intereses de la colectividad, estando integrado por un Procurador General y un Defensor General de la Nación.

[editar] Juicio por jurados

La Constitución vigente dispone ya desde 1853 la institución del jurado para los juicios criminales ordinarios pero ello nunca fue puesto en práctica, hubo proyectos para hacerlo.

[editar] Otras Instituciones del Estado.

[editar] Auditoría General de la Nación.

Organismo autónomo de asistencia técnica al Congreso para la fiscalización de la actualización del poder ejecutivo. Su presidente es designado a propuesta del partido político de oposición con mayor número de legisladores en el Congreso (Diputados y Senadores conjuntamente).

[editar] Defensor del Pueblo

Organismo independiente instituido en el ámbito del Congreso Nacional, con plena autonomía funcional, para la defensa y protección de los derechos humanos y demás derechos constitucionales y legales así como para el control del ejercicio de las funciones administrativas públicas. Elegido para un mandato de 5 años que podrá renovarse una sola vez, por dos tercios de los miembros presentes en cada una de las Cámaras del Congreso Nacional.

Defensor del Pueblo de la Nación actual : Anselmo Agustin Sella, desde 6 de Abril de 2009

Página Oficial del Defensor del Pueblo de la Nación

El defensor del Pueblo (del sueco ombudsman, comisionado o representante), es una autoridad del Estado encargada de garantizar los derechos de los ciudadanos ante abusos que puedan cometer los poderes ejecutivo y, en su caso, legislativo de ese mismo Estado. Algunos autores defienden que el Justicia de Aragón es el precursor del Defensor del Pueblo, que procede de la Constitución Sueca que estableció dicha figura en 1809 para dar respuesta inmediata a los ciudadanos ante abusos de difícil solución por vía burocrática o judicial. De ahí que en diversos idiomas se haga referencia a su nombre en sueco Ombudsman. En los países hispanohablantes se denomina comúnmente Defensor del Pueblo, mientras que en los países francófonos suele llamarse Médiateur de la République y en los catalanófonos Síndic de Greuges. Algunos países también lo han titulado Defensor de los Ciudadanos.

Del mismo modo, existen diferencias entre el ombudsman y el defensor del pueblo en España, ya que mientras el Ombudsman fue diseñado para supervisar la Administración pública, el Defensor del Pueblo utiliza esta supervisión como instrumento para defender los derechos y libertades fundamentales, tal y como se desprende del art. 54 de la CE y de su ubicación dentro del Capítulo IV del Título I

La legitimación democrática del Defensor del Pueblo es indudable, pues en todos los casos procede de la elección parlamentaria, con mayoría cualificada y tras debate público sobre la figura del candidato. Sin embargo, es independiente del Parlamento, el cual no puede enviarle instrucciones ni cesarle, salvo por causas tasadas. Se ha señalado que la efectividad de esta figura queda limitada por su incapacidad de imponer coactivamente sus decisiones a las autoridades concernidas. Su capacidad de control reside sobre todo en la razonabilidad o persuasión de sus argumentos, por lo que adquiere un carácter más político que judicial. Sin embargo, la experiencia demuestra que buena parte de sus recomendaciones suelen ser atendidas por los poderes públicos.

En algunos países, el Defensor del Pueblo tiene capacidad para presentar acciones o recursos ante la Corte Suprema o el Tribunal Constitucional, en su caso.

El Defensor del Pueblo se ha desarrollado especialmente en el continente americano, siguiendo el modelo español. Las instituciones del continente se agrupan en la [1]Federación Iberoamericana de Ombudsman, organización muy activa en la defensa de los derechos humanos en la región, que publica anualmente un importante Informe sobre derechos humanos.

[editar] Organización del Estado.

La República Argentina es un estado Federal constituido por 23 Provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que cumple la función constitucional de ser la Capital de la República. Cada Provincia constituye un estado autónomo que ejerce todo el poder no delegado expresamente a la Nación y tiene competencias legislativas en los términos establecidos en sus respectivas constituciones en las que de forma expresa manifiestan su adhesión a la República. El poder ejecutivo de cada provincia es ejercido por un gobernador; tanto la extensión de su mandato como la forma de ser elegido y la posibilidad de reelección están determinadas por cada Constitución provincial que, en general, establecen en cuatro años la duración del mandato. Entre sus obligaciones se encuentra hacer cumplir la Constitución y las leyes de la Nación, de ahí que la Constitución Nacional se refiera a ellos como agentes naturales del Gobierno Federal. El poder legislativo provincial es ejercido por la correspondiente Legislatura provincial que puede ser unicameral o bicameral conforme establezca cada Constitución provincial.

Cada provincia tiene a su vez subdivisiones territoriales que se denominan departamentos, salvo en la Provincia de Buenos Aires donde se llaman partidos. Según lo que decida cada provincia los departamentos pueden estar subdivididos en distritos, pedanías o cuarteles que pueden o no tener funciones administrativas. Para la administración de los intereses de la población local, la Constitución Nacional reconoce a los municipios como entes autónomos creados por los gobiernos provinciales por las leyes que regulan el ejercicio de su autonomía, habiendo provincias que los consideran aún como entes autárquicos. Los municipios se clasifican administrativamente principalmente en función del número de habitantes. La naturaleza, composición y competencias del gobierno de cada localidad depende de su rango, estableciéndose en las diferentes constituciones los criterios de clasificación y las formas de gobierno, existiendo también gobiernos locales sin categoría municipal generalmente en pequeñas localidades o en áreas rurales, los cuales adoptan diferentes nombres: comisiones de fomento, comisiones municipales, juntas de gobierno, comunas rurales, comunas, etc.

Las localidades que por cumplir los requisitos para su creación son declaradas Municipios son gobernadas por una Municipalidad cuya rama ejecutiva es ejercida por un Intendente o Presidente Municipal, elegido por sufragio universal directo y cuya rama legislativa, con potestad para la sanción de Ordenanzas Municipales, es ejercida por un Concejo Deliberante o Concejo Municipal en la mayoría de los casos, siendo el número de concejales determinado por las leyes generalmente en función del número de habitantes del municipio. Para los municipios que cumpliendo ciertos requisitos legales deciden hacer uso de su autonomía institucional, la mayoría de las provincias les dan la potestad de establecer por sí mismo su forma de gobierno mediante la sanción de una Carta Orgánica o Carta Municipal con caracter de constitución municipal.

Esta estructura administrativa es muy dinámica y tiene el doble propósito de colaborar en la descentralización del Estado (el Federalismo Argentino se lleva hasta el ámbito Municipal) y fomentar la colonización de territorios vírgenes, en los que los asentamientos creados sirvan de base para la creación de otros nuevos con la consiguiente creación de Municipalidades o Comisiones de Fomento desgajadas de las originales.


Fernandez Matias

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