martes, 23 de agosto de 2011

historia de los medios de comunicacion

HISTORIA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN ARGENTINA

LA RADIO.

Los primeros ensayos radiotelefónicos fueron hechos en el país en 1910, en la localidad de Bernal, por el propio Gugliermo Marconi. Este físico llegó a la Argentina en 1910 a bordo del barco Princesa Mafalda. Desde Bernal, con un cometa de 6 metros de superficie, remontó sus antenas a las alturas y se comunicó con Irlanda y Canadá. Las comunicaciones radiotelefónicas entre Italia y América del Sur se establecieron en 1930 desde el yate Electra de Marconi, fondeado en Génova. Pero ya hacía ya varios años que los aficionados argentinos practicaban transmisiones radiotelefónicas

A comienzos de 1916, el joven técnico ruso-norteamericano David Sarnoff sorprendió a sus jefes con la idea de una aplicación novedosa de ciertos descubrimientos de Hertz, Branly y Marconi: se trataba de llevar la música a los hogares mediante el empleo de la "inalámbrica", junto con conferencias, noticias generales, e informaciones sobre deportes.

El proyecto de Sarnoff – paralizado por la I Guerra Mundial – recién tuvo aplicación en 1920, prolongando el comienzo de una era que convertiría a la radiofonía en uno de los más poderosos instrumentos de comunicación social del mundo.

La aparición del fenómeno en la Argentina es prácticamente simultánea con Norteamérica. La noche del 26 de agosto de 1920 entre las 21 y las 23 Hs, en efecto, un grupo de aficionados integrado por Enrique Susini, Miguel Mujica, Cesar Guerrico y Luis Romero, instalaba un modestísimo equipo para transmitir la ópera "Parsifal" de Ricardo Wagner desde el Teatro Coliseo. Se trataba según algunos historiadores, de la primera transmisión radial del mundo con continuidad en el tiempo.

Un año más tarde L.O.R. Radio Argentina, primera licenciataria de la radiodifusión nacional, transmitía regularmente desde diversos teatros, e inclusive desde el propio Colon, con lo que se marcha un tono cultural. Hasta que llegó el 12 de octubre de 1922, día en que se realizó lo que podría denominarse la "primera cobertura periodística": la asunción a la presidencia de Marcelo T. de Alvear.

Sudamérica fue la iniciadora de la era de las transmisiones internacionales aunque con cierta cuota de viveza criolla.

Dos acontecimientos

En 1923 se producen otros dos acontecimientos pioneros: comienza a funcionar L.O.X. Radio Cultura, la primera emisora comercial que financia sus espacios con material publicitario, y el 14 de septiembre de ese mismo año la pelea Firpo-Dempsey da origen al primer empleo de la radio en función netamente periodística, un acontecimiento que será completado en 1924 con otro episodio igualmente inaugural: la transmisión del partido Argentina –Uruguay desde la cancha de Sportivo Barracas.

Si la ya histórica y crepitante emisión de "Parsifal" había concitado a medio centenar de escogidos oyentes, los nuevos cauces que comienza a abrir el medio incentivan a empresarios y a sectores de público cada vez más amplios. Con un autentico espíritu muy similar al que imperaba en los EE.UU. durante esos años, aparecen entre 1922 y1926 emisoras como Radio Sud América, subvencionada por los fabricantes de receptores, Radio Brusa, Radio Gran Splendid, Quilmes Broadcasting, Radio Nacional, Estación Flores, Radio Prieto, Radio Callao, Radio Olivos y Radio Municipal, la primera emisora oficial del país

Como la mayoría de los nuevos medios masivos, la radio fue manejada en sus primeras etapas por pioneros de muy variadas características: tecnólogos que solo veían los aspectos materiales del medio, aficionados, entusiastas e intuitivos hombres de negocios estimulados por las excelentes perspectivas comerciales del medio, y unos pocos visionarios que llegaban desde las filas del periodismo, la música y el teatro.

La radio fue, asimismo, el vehículo de difusión de los grandes eventos sociales e históricos ocurridos en la Argentina desde los tiempos de Alvear, tanto en el plano de los menudos acontecimientos de la vida cotidiana como en el de los grandes hechos de trascendencia: arribo de huéspedes ilustres, festejos de Carnaval, concentraciones populares, desfiles militares, golpes de Estado, campañas electorales, revoluciones, asunciones presidenciales, festejos patrios, etc. En ese campo, como pocos medios, probó su enorme ubicuidad y su capacidad para captar el hecho "en vivo", transmitiendo al oyente una nítida sensación de contemporaneidad y participación. Y no faltó, por cierto, como testimonio de esta comprometedora característica de la radio, la anécdota graciosa, como la palabra "cambronesca" que se le escapo a algún jugador famoso, o las iras de cierto ministro reclamando silencio a algún espectador enfervorizado por su discurso.

El radioteatro argentino

Cuando a comienzos de 1929 una audición de música campera conducida por Roberto Torres y Francisco Mastandrea parecía agotarse, este último, inspirado en las novelas por entregas tan en boga en aquella época, crea "La caricia del lobo", "una novela radial, la primera obra radiofónica que no concluiría en un solo día o en el espacio de una audición"

Hasta ese momento se habían difundido programas unitarios de teatro radial y programas como el ya mencionado de Mastandrea, denominados en la época "revistas radioteatrales", en los que se combinaban números de música y canciones folklóricas con la representación de breves escenas o "sketchs" de ambiente campero. Los que le siguen toman la temática y la estructura del folletín y el drama gauchesco.

En la programación radial de 1933 había cuatro compañías radioteatrales, dos años más tarde se produce una explosión del género que sólo se interrumpirá con el arribo de la televisión y que se manifiesta en la creación de nuevas compañías; en la diversificación temática del género, de acuerdo a exigencias de un público cada vez más amplio y heterogéneo, y en la incorporación de autores para cubrir la demande de adaptaciones y novelas originales.

En la búsqueda de temas y fórmulas de segura repercusión, la radio se nutre de la novela popular, fuente aprovechada ya por otros medios como el cine y la historieta. Con una variedad tal que mezcla novelas de capa y espada, de aventuras, policiales e históricas con la novela sentimental o "rosa" que terminara imponiéndose en la década siguiente. Pero el género se diversificó todavía más. Habrá un radioteatro infantil; un radioteatro familiar y costumbrista; un radioteatro dirigido a un público de clase media predominantemente femenino que gustaba de las historias de amor con final feliz y finalmente la línea gauchesca.

EL DIARIO

El 7 de junio de 1810 Mariano Moreno fundó La Gaceta de Buenos Aires, piedra fundamental del periodismo revolucionario de nuestra etapa independiente. Es en reconocimiento a su figura que en esa fecha se celebra en nuestro país el Día del Periodista. Durante sus once años de vida la publicación congregó a figuras notables como Manuel Belgrano, el citado Deán Gregorio Funes, Pedro Agrelo, Nicolás Herrera, Julián Álvarez y Manuel Antonio Castro, entre otros.
En los años siguientes la actividad periodística se fortaleció. Aparecieron Mártir o Libre de Bernardo de Monteagudo; El Censor, de tendencia más moderada, dirigido por Vicente Pazos Silva; y El grito del Sud. Sin embargo, fue El Redactor de la Asamblea, dirigido probablemente por Fray Cayetano Rodríguez, el órgano más representativo de esos años previos a la declaración de la independencia.


Los Años Posteriores a la Independencia
A partir de nuestro destino independiente se editan El Redactor del Congreso Nacional, La Crónica Argentina, El Observador Americano y El Independiente del Sud. Ya se ha consolidado también en este período la lucha entre líneas editoriales diferentes. El ejemplo más sorprendente es la irrupción fugaz de Al Avisador Patriota y Mercantil de Baltimore, dirigido por “un ciudadano de Buenos Aires” que pretendía defender “el honor de nuestras autoridades”, en respuesta al periódico homónimo estadounidense.
La lucha entre unitarios y federales tuvo su expresión en la prensa escrita. El Despertador Teo–filantrópico–místico–político y el Desengañador Gauchipolítico, ambos dirigidos por fray Francisco de Paula Castiñeda, fueron la cabal expresión del centralismo porteño, combatido por Dorrego y Balcarce desde las páginas del Boletín del Ejército contra el Gobierno de Santa Fe o por La Estrella del Sud. Algunas publicaciones independientes trataron de aportar paños fríos a la disputa y entre esos intentos merece destacarse la labor de El Argos de Buenos Aires de Santiago Wilde y especialmente La Abeja Argentina de Antonio Sáenz y Manuel Moreno, quienes dieron cabida a notas sobre astronomía, medicina y literatura.
En 1823 surgió La Gaceta Mercantil, que se convertiría luego en férreo defensor de la política de Don Juan Manuel de Rosas hasta Caseros, en 1852. Allí publicaron sus escritos Rivera Indarte, Pedro de Ángelis o Bernardo de Irigoyen, entre otros defensores del caudillo porteño, mientras periodistas como Esteban Echeverría o Domingo F. Sarmiento ejercían su labor desde el exilio. Algunas revistas proscriptas por el régimen punzó fueron El Grito Arjentino (sic) o El Iniciador, editadas por los opositores desde los países limítrofes.
Al mismo período corresponden también: La aljaba, dedicado exclusivamente al público femenino y dirigido por Petrona Rosende de Sierra; el Diario de Anuncios y Publicaciones Oficiales de Buenos Ayres de José Rivera Indarte, considerado como el primer periódico ilustrado del país; el Diario de Avisos de José Tomás Guido, el primero en el género publicitario, y la ya mítica revista La Moda de Juan Bautista Alberdi y Juan María Gutiérrez, de carácter satírico, precursora de la crítica cultural en la Argentina. Fieles a Rosas se mantuvieron, por el contrario: El Lucero; El Diario de la Tarde; El Restaurador de las Leyes y ¡La Federacion! Constancia Federal.

La Organización Nacional y el Fin de Siglo
Una de las publicaciones más importantes de los primeros años de este período: El Nacional, lanzó su primer número en 1852 y se mantuvo hasta 1893, con dos ediciones diarias: al mediodía y a la siesta. Dirigido inicialmente por Dalmacio Vélez Sársfield, albergó en sus páginas escritos de Sarmiento, Alberdi, Bartolomé Mitre y Miguel Cané. Un año más tarde apareció La Tribuna, fundado por los hijos de Florencio Varela, imbuido todavía del ánimo celebrante del triunfo de Caseros. Dejó de salir en 1884 y tuvo entre sus colaboradores a Adolfo Alsina.
La ironía y la mordacidad del periodismo político de entonces se lucieron en las páginas de El Mosquito desde 1863, que bajo la responsabilidad de Mayer & Cía. y luego de don Enrique Stein, conquistó al público durante 30 años con sus sorprendentes caricaturas. Esta línea sería cultivada luego por Caras y Caretas (1898–1941), dirigida por José S. Álvarez (Fray Mocho), destacado autor de crónicas costumbristas.
El primer periódico de extensa trayectoria que se mantiene hasta hoy: La Capital, editado en la ciudad de Rosario bajo la responsabilidad de Ovidio Lagos, surgió con el objetivo de promover a dicha ciudad como capital de la Argentina. Su primer número data de 1867; era vespertino y su salida se anunciaba con la estampida de un cañón.
Dos años más tarde José C. Paz funda La Prensa, otro diario de larga permanencia en el país. Bajo idea del fundador se construirá su espléndido edificio, hoy Monumento Histórico Nacional, dotado de un sistema neumático de correo interno que permitía enviar correspondencia de una oficina a otra. Las noticias importantes comenzaron a anunciarse con bombas de estruendo, reemplazadas luego por la tradicional sirena que anunciaba los grandes acontecimientos mundiales.
El tercero de los periódicos de larga vida en la Argentina que nace por estos años es La Nación. En 1862 había aparecido primero La Nación Argentina bajo la dirección del Dr. José María Gutiérrez, en defensa de la obra de gobierno del Gral. Mitre. En 1870 éste funda La Nación, que junto con La Prensa se convertirá en emblema de la generación del 80 y del liberalismo económico. La primera entrega salió a la calle con mil ejemplares desde la casa de Gutiérrez; tres meses más tarde la redacción se trasladó a la residencia particular de Mitre, convertida hoy en el museo que lleva su nombre.
En 1876, bajo la responsabilidad de quien fuera su editor inicial: Williams T. Cathcart, apareció The Buenos Aires Herald. Fue el primer periódico en el país que contó con un servicio cablegráfico regular con Europa por intermedio de la Agencia Hayas y con un servicio telegráfico trasandino.

El siglo XX
Cambios importantes se registran al comenzar el nuevo siglo: tecnológicos (implementación de rotativas y linotipias que reemplazan la composición manual); de política editorial (una mayor autonomía de las empresas periodísticas, aunque con inevitables cercanías o lejanías con los gobiernos de turno); estéticos y de diseño (empleo de titulares como síntesis de los artículos, fotos testimoniales y deslinde de avisos publicitarios en notables o clasificados).
En 1905 aparece La Razón, vespertino paradigmático que atravesó todo el siglo y que ha llegado hasta hoy bajo la modalidad de distribución gratuita. Con dos ediciones: la 5ª y la 6ª, dio respuestas a la ansiedad noticiosa que crecía con los años.
En 1913 nace Crítica de Natalio Botana, que llegó a vender 300 mil ejemplares. La asombrosa intuición periodística de su fundador, sumada a la pluma de redactores notables, al lenguaje sencillo y directo, al estilo entretenido, a una peculiar estrategia de ventas y a una inocultable vocación amarillista, hicieron de este medio un particular intérprete de la sociedad argentina de los años 20 y 30. Su gran error fue la adscripción al golpe de Uriburu, de la que Botana se arrepintiera luego públicamente.
El año 1928 marca el nacimiento del diario El Mundo, con un formato inédito para la época: el tabloide. A esta innovación sumará el costo a mitad de precio, las historietas populares y figuras de fuste como Roberto Arlt con sus “Aguafuertes porteñas”. Cerró en 1967.
En 1931 apareció Noticias Gráficas con la novedad de una doble página central ilustrada. La calidad de las imágenes y su despliegue fueron las notas más sobresalientes.
En 1945 Roberto Noble funda Clarín. En formato tabloide, con logotipo de tapa y titulares de algunas secciones en rojo, incluía deportes y espectáculos. El énfasis en temas locales y la acelerada distribución en los kioscos le permitió ganar lectores a otros medios y convertirse en uno de los diarios de mayor tirada del país, difusor en su tiempo de las ideas desarrollistas.
En 1963 Crónica sale a la luz por obra de Héctor Ricardo García, mientras Crítica deja de existir. Rápidamente se posiciona gracias a dos golpes de efecto: el tratamiento de un caso policial que conmovió al país (asesinato de Norma Penjerek) y la revelación de las respuestas de un concurso organizado por una marca de gaseosas que no quería publicitar en sus páginas. Con rasgos sensacionalistas y una alta cuota de dramatismo, se convertirá rápidamente en referente de los hechos policiales.
En 1971, época de cambios sociales en el país, Jacobo Timerman funda La Opinión, destinado a intelectuales, artistas, estudiantes y sectores progresistas de la clase media. Con una redacción brillante (que tiene entre sus firmas las de Horacio Verbitsky, Juan Gelman u Osvaldo Soriano), una cobertura especial de las noticias del denominado “Tercer Mundo” y un diseño refinado (sin fotografías pero con ilustraciones y caricaturas de Hermenegildo Sabat) La Opinión revoluciona el periodismo argentino.
Con el advenimiento de la dictadura militar la censura, clausura de medios, muerte y desaparición de trabajadores de prensa se convierte en moneda corriente. Como ejemplos: el asesinato de David Kraiselburd, propietario y director del diario El Día de La Plata y del Diario Popular; el secuestro y las torturas sufridas por Jacobo Timerman y la desaparición del escritor Rodolfo Walsh, creador de la agencia de noticias Prensa Latina. Paralelamente, crecen diarios dedicados a la información exclusivamente económico– bursátil: El Cronista Comercial, La Gaceta Financiera y en especial Ámbito Financiero, creado por Julio Ramos en 1976.
Con el regreso de la democracia aparecieron nuevos diarios de corta vida como La Voz en 1982 o Sur en 1989. Pero la gran innovación fue, sin dudas, la propuesta de Página/12 de Jorge Lanata. Con un estilo descontracturado, títulos donde se jugaban ironía e intertextualidad, espacios de debate y de investigación periodística, el diario estableció en poco tiempo un especial vínculo de complicidad con sus lectores. José María Pasquini Durán, Osvaldo Soriano, Osvaldo Bayer, Juan Gelman, Eduardo Galeano, Horacio Verbitsky y Eduardo Aliverti serían sus columnistas más prestigiosos.
A partir de los años 90 se registra en el país la aparición de los holdings, empresas que concentran en sus manos diversos medios periodísticos junto con otros negocios.

Hoy
Los avances tecnológicos son la nota dominante del presente. Los diarios editan sus ejemplares gráficos en paralelo con sus versiones on line, las que ganan fácilmente adeptos al ofrecer por Internet una actualización permanente de noticias. Al mismo tiempo, se observa un crecimiento de la credibilidad y el prestigio cobrado por los periodistas, devenidos hoy en claros exponentes de representatividad social.

TELEVISIÓN

El decreto 12.909 del 12 de junio de 1945, autorizó a otorgar una licencia al señor Martín Tow para el funcionamiento de una estación experimental de televisión.

La primera transmisión en la Argentina, se realizó el 17 de octubre de 1951, dando origen al por entonces privado Canal 7, en ese entonces con licencia LR3-TV, propiedad del pionero en radio y televisión, Jaime Yankelevich.

La inauguración fue el 17 de octubre de 1951, a través de una transmisión en vivo del acto político donde se conmemoró el Día de la Lealtad peronista, siendo registrada de manera poco entusiasta por los diarios.

Distintos profesionales que provenían del cine (maquilladores, iluminadores), del teatro (actores, directores, escenógrafos, autores) y de la radio (operadores, generadores de efectos especiales, locutores) comenzaron a aplicar sus conocimientos profesionales en este nuevo medio. Algunos espacios eran comprados por las empresas comerciales o agencias de publicidad por lo que Canal 7 no era el patrocinador de todos sus programas.

Entre los primeros programas se cuentan Operación Cero, Todo el Año es Navidad, Teleteatro para la hora del Té, La Familia Gesa, Historias de Jóvenes. Fue la década de los locutores Adolfo Salinas, Guillermo Brizuela Méndez, Pinky, Juan Carlos Roussellot, Julio Bringuer Ayala, Nelly Prince, Guillermo Cervantes Luro, Tito Martinez del Box, Carlos D´Agostino, Jorge Cacho Fontana, entre otros. El gran galán de la época, fue Fernando Heredia.

Entre los programas deportivos, se destacaba La Cabalgata Deportiva Gillette con importantes transmisiones de boxeo; mientras que los estrenos cinematográficos eran cubiertos por periodistas como Chas De Cruz y Domingo Di Nubila.

Nacimiento de la Televisión privada

El 18 de abril de 1960, nace lo que sería el segundo canal del país, primer canal privado y primer canal del interior de Argentina: Canal 12 Córdoba. Fue creado por los pioneros Marcos Ordóñez, Juan Carlos Salazar y José Bonaldi, con el asesoramiento técnico del comandante Marcelo Barbieri; ellos se encontraban en un velorio cuando se les ocurrió crear un canal de televisión en Córdoba, ya que uno de ellos había visto en una tienda de Capital Federal, un equipo de televisión a la venta; se puso en marcha la idea y nacería lo que es el canal más importante del interior del país.

La primera denominación del canal fue Telecor LU1H Canal 12 TV; luego, mediante modificaciones tras las pruebas, pasaría a ocupar la frecuencia 12, LU1H correspondía a la licencia provisoria que le entregó el Estado Argentino para operar; años después, se le daría la denominación definitiva: LV 81 TV Canal 12. Los primeros equipos utilizados eran de marca Phillips y Hewlett Packard.

El 9 de Junio de 1960, nació LS 83 TV Canal 9 Cadete, mientras que en Octubre de ese mismo año, LS 85 TV Canal 13 Proartel. El 22 de Julio de 1961, comenzó a transmitir LS 84 TV Canal 11 -hoy Telefe-. El 25 de Junio de 1966, en la ciudad de La Plata, comenzó a transmitir LS 86 TV Canal 2 -hoy América TV-.

El Canal 9 fue conformado por gente que venía de la ya alicaída industria cinematográfica, mientras que el 13 era administrado por el empresario cubano Goar Mestre, que en aquellos años modernizó totalmente la televisión en el país.

En Canal 13 se creó un estilo de programación familiar plena de shows musicales, sit-coms de media hora y ciclos de sketches cómicos. Mientras tanto, Canal 9 reeditaba algunos éxitos de Canal 7, pero no tuvo tanto éxito y en 1963 pasó a manos de Alejandro Romay, que privilegió la programación de carácter nacional, especialmente en el rubro telenovelas.

Canal 11, que nació por idea del padre Héctor Grandinetti, tuvo una línea más inclinada a programas periodísticos y el estreno de películas y series. Todos los canales privados tuvieron en sus comienzos un "padrino" americano, la ABC (Canal 9), la NBC (Canal 11) y la CBS (Canal 13), proveedores exclusivos de tecnología y contenidos extranjeros, relación que se extinguió con el tiempo.2

En 1974, los tres canales privados de Capital Federal: (9, (11) y 13) fueron estatizados por el gobierno de Isabel Perón. Durante la última dictadura militar (1976–1983), estos tres canales fueron entregados a las tres ramas de las Fuerzas Armadas: el 9 fue controlado por el Ejército, el 11 por la Fuerza Aérea y el 13 por la Armada; ésto provocó numerosos casos de censura.

En 1984, luego de un largo proceso judicial, Alejandro Romay, propietario de Canal 9, fue restituido en la dirección de la señal. Los canales 11 y 13 estuvieron bajo administración del Estado Nacional hasta el 22 de Diciembre de 1989, cuando fueron privatizados. La licencia de Canal 11 fue ganada por Artear S.A (Grupo Clarín), pero como ya había obtenido la administración de Canal 13, eligió a este último. Finalmente, Canal 11 quedó en manos de Televisión Federal S.A (Editorial Atlántida). La mayoría de los canales de aire del interior (algunos eran accionistas de las licenciatarias) comenzaron a retransmitir en gran parte, la programación de los canales porteños 11 (renombrado Telefe) y 13.

La televisión argentina, siempre se diferenció del resto de las producciones de Hispanoamérica por el sistema de televisión empleado en el país (PAL-N). Debido a esto, todo programa producido en Argentina que se llevara a otro país hispanoamericano (excepto Paraguay y Uruguay) debía convertirse al sistema NTSC (M/N).

Canales de Televisión Abierta

Los canales televisivos de aire más importantes del país, están en la ciudad de Buenos Aires; la mayoría de los canales del resto del país retransmiten parte de la programación de dichos canales. Estos son América TV (el único canal de la ciudad de La Plata), TV Pública (el único canal estatal), Telefe y El Trece. Canal 9 no tiene canales afiliados.

Los canales porteños tienen también señales internacionales, las cuales son: América Internacional, TV Pública Internacional, Canal 9 Limítrofe, Telefe Internacional y El Trece Internacional, respectivamente. Además, los canales no emiten para el exterior algunos eventos que poseen derechos de transmisión, únicamente para el territorio argentino, siendo reemplazados por películas.

En Capital Federal, se ubica también Canal 26 y en Gran Buenos Aires, Canal 31.

Telefe, el segundo canal en audiencia de Argentina

Canal 9, el tercer canal en audiencia de Argentina

Canales del Interior

En las demás ciudades del país, los canales de Buenos Aires tienen dispar llegada. La TV Pública anuncia que llega a unos 27.000.000 de televidentes en todo el país, lo que equivaldría aproximadamente a las tres cuartas partes de la población nacional. La llegada de Canal 7 depende de una serie de estaciones repetidoras locales, distribuidas a lo largo del país, que retransmiten en directo la señal del canal oficial, en muchos casos sin programación ni publicidad locales (excepto donde hay canales afiliados), o bien de la distribución por cable.

En cuanto a los canales privados, Telefe y El Trece disponen cada uno de una serie de canales afiliados locales, distribuidos en varias ciudades del país. Aunque algunos de estos canales nacieron para ser repetidoras, otros fueron fundados anteriormente y no necesariamente retransmitían con exclusividad la programación de un canal. Pero con el proceso de privatización de los canales de Buenos Aires, en 1990, varios canales se convirtieron en repetidoras exclusivas de un canal porteño. En las ciudades sede de canales afiliados, los cableoperadores no pueden colocar en sus respectivas grillas las señales satelitales y en algunos casos, las señales HD (Alta definición). Sólo se puede ver la señal de Aire en TV Satelital.

Cada uno de estos canales, a su vez, llega no sólo a su ciudad, sino también a una zona mayor de influencia, con lo que Telefe y El Trece pueden ser vistos por varios millones de personas. Sin embargo, la mayoría de los canales locales se excede en la duración de la tanda publicitaria, con lo que se pierde parte de la programación nacional. Además, las repetidoras tienen programación propia local, que normalmente sale al aire fuera del llamado "prime time", y sobre todo los fines de semana, en horarios en que normalmente los canales porteños emiten cine o series extranjeros. Los canales del Interior tienen sus propios noticieros, que en general, se emiten a la misma hora que los noticieros de Buenos Aires, con presentadores locales, producción propia y repetición de noticias e informes desde Buenos Aires, sobre temas de interés nacional.

Además, existen casos en que dos repetidoras (una de Telefe y otra de El Trece) se encuentran a poca distancia y sus emisiones llegan a la ciudad sede de la otra repetidora. Por ejemplo, en la ciudad de Santa Fe, se encuentra una repetidora de Telefe, que incluye en su zona de influencia la vecina ciudad de Paraná, capital de Entre Ríos. A su vez, en Paraná, hay una repetidora de El Trece, que también se ve en la ciudad de Santa Fe. Por esto, las dos capitales tienen a su disposición repetidoras de ambos canales, además de la señal de la TV Pública, que también llega a la zona. Otras ciudades, como Rosario poseen repetidoras de ambas señales porteñas.

Pero no todos los canales del interior son repetidoras de un canal capitalino. También existen canales de aire que no retransmiten la señal de ningún canal de Buenos Aires. Un ejemplo son Canal 11 de Paraná (cuya programación es local a excepción de alguna película de origen estadounidense) y Canal 10 de Córdoba.

En cuanto a los demás canales de Buenos Aires (América y Canal 9), no disponen de una red amplia de repetidoras (Canal 9 directamente no tiene). Sin embargo, una ley establece que las empresas de televisión por cable del país, deben incluirlos en sus grillas; en frecuencias prefenciales, deben colocar las señales estatales de Canal 7 y Encuentro, los cuales están obligados a no solicitar un canon a las empresas, por bajar su señal. Con los canales privados, esa exigencia no existe, pero en caso de que un canal local disponga permitir su inclusión sin costo en la grilla de un cable de su zona de influencia, éste se ve obligado a incluirlo. Y la misma regla se aplica a los canales de Buenos Aires que no posean repetidoras en la zona, fundamentalmente América y Canal 9. Si bien partes de la ley no se están cumpliendo, especialmente en lo referente a la ubicación que debería tener cada canal en la grilla, generalmente sí se da la inclusión de los canales que dispone la ley, con lo que por cable, la mayoría de los abonados tienen acceso a todas las señales locales, sean repetidoras o no, y a las de Buenos Aires, directamente o a través de repetidoras.

Meza Daniela.

No hay comentarios: