martes, 9 de agosto de 2011

MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN LA ARGENTINA

Prensa

La historia del medio gráfico nacional comienza a formalizarse a comienzos del siglo XIX, con la Revolución de Mayo. Se modernizan las imprentas, nacen otras nuevas, se comienza a dar prestigio a la palabra impresa. Algunos ejemplos serán La Gaceta de Buenos Aires, de Mariano Moreno, los periódicos como El Censor, Mártir o Libre, El Independiente, Los Amigos de la Patria, El Grito del Sud, etc.

En nuestro país, o proyecto de país, se estaban organizando las primeras imprentas, se comenzaban a fijar los primeros temas importantes para la discusión cultural, como la creación de imprentas y bibliotecas, las academias, la educación, etc. Esto siempre bajo la influencia de la Ilustración europea. Los escritores y protoperiodistas todavía se dedicaban a otras profesiones que les remitieran ingresos y en segundo plano a escribir.

En 1835 Rivera Indarte crea el primer periódico ilustrado de Buenos Aires: El Diario de Anuncios. (v. Rivera, 1998). Luego llegarán Museo Americano de ese mismo año, que era un semanario ilustrado editado por el suizo César Bacle, quien instaló en Buenos Aires, el primer taller de litografía hacia 1928, y La Moda, 1837, la primer revista que incluye en sus páginas la frivolidad como tema, aunque de todas formas sigue el estilo de la Ilustración, con sus notas de marcado enciclopedismo. Alberdi fue uno de sus ilustres integrantes.

Aquí, en el Río de la Plata, cuando ya estaba instalada la fotografía, aun se continuaba haciendo, como el caso del cuadro Episodio de la Fiebre Amarilla, del uruguayo Juan Manuel Blanes, la noticia y en especial la ‘mala noticia’ (el sensacionalismo) por la pintura mucho antes que lo pudiera hacer la fotografía.

La llegada de formas modernas de composición tampoco cambiaron la historia en forma inmediata. Los periódicos de finiseculares hasta entrada la primera década de nuestro siglo continuaban componiendo sus portadas sin aprovechar todas las posibilidades técnicas de composición.

El caso de Quiroga es, especialmente interesante, porque fue uno de los primeros escritores-periodistas en dedicarse a la crítica cinematográfica, un género nuevo en las publicaciones periódicas de la época (Caras y Caretas, Atlántida, El Hogar) aunque, poco tiempo después, se convertiría en una sección más de los periódicos.

Tanto el cine como la radio modificarían fundamentalmente las concepciones hasta entonces conocidas, pero los tiempos políticos del país serían un serio determinante de la popularización de algunos medios, como los periódicos vespertinos y los magazines modernos (al estilo europeo, pero con algunas modificaciones contextuales). Un ejemplo de esto será sin duda Caras y Caretas, que elige una novedosa fórmula, la de incluir historietas, viñetas costumbristas y otros géneros periodísticos como la entrevista. Además de la composición más novedosa, la publicación ingresa en un terreno interesante, la crítica política.

Cuando hablamos de la coyuntura política de principios de siglo, estamos teniendo en cuenta a la generación modernista, a las nuevas formas de relación social producida por el ingreso de actores sociales nuevos como el proletariado urbano, a la democratización educativa producida por la generación del ’80 en su afán de homogeneizar la gran masa de inmigrantes europeos del último cuarto de siglo xix. Está coyuntura política permitió seguramente la creación y nacimiento de nuevas publicaciones con formato magazine y también con estructura periódica.

En este terreno es imposible eludir el cambio significativo provocado por Natalio Botana con Crítica que en 1913, (un año después de la Ley Saenz Peña) sale a la callePero su innovación más importante fue la gran utilización del titular de gran cuerpo, el hincapié constante en la noticia policial, situándose en un lugar sensacionalista muy marcado. Aunque en los finales de la década del ’10 y el principio de la década del ’20, las transformaciones eran muy grandes, lo que permitían esta suerte de hibridación de sensacionalismo e intelectualidad, que podía convivir en un medio. Más tarde incluso una década después, Botana, le entregará a Petit de Murat y a Borges el suplemento de los sábados que tendrá un sesgo intelectual pero haciendo permanentes concesiones a la cultura popular.

Este hincapié en las concesiones permanentes a lo popular llaman la atención por el origen y posterior derrotero de Borges y Petit de Murat, ya que ambos provenían de la vanguardia artepurista de los años ’20, es decir el Grupo Florida (que había editado la revista Martín Fierro). Este grupo modernizador había aportado las innovaciones de utilizar en su publicación el tamaño tabloid, tematizando una gama muy amplia de fenómenos expresivos que van desde la arquitectura hasta el jazz. Buscando permanentemente la originalidad expresiva, la supremacía de la forma por sobre el contenido y el alejamiento de cuestiones banales como la política. Sin embargo, contradictoriamente, el grupo se separa por cuestiones políticas (el apoyo o no a la segunda candidatura de Yrigoyen).

Meridionalmente opuesto se encontraba el Grupo Boedo, con fuerte compromiso político de izquierda. En su seno se encontraban escritores de no menor importancia que en el Grupo Florida. Aunque con menos desenfado y más comprometidos, el caso de Roberto Arlt se transforma en paradigmático, puesto que nos obliga a dudar (con el beneficio de la perspectiva que nos da el tiempo) si estas divisiones y clasificaciones no son demasiado rígidas o solo son formas de encuadrar el clima confuso de la época.

Historieta

La historieta o cómic argentino es una de las tradiciones de historieta más importantes a nivel mundial y la más importante a nivel latinoamericano,1 viviendo su «época dorada» entre las décadas de 1940 y 1960. Poco después, en 1970, el teórico Oscar Masotta sintetizaba sus aportaciones en el desarrollo de modelos propios de historieta de acción (Oesterheld, Hugo Pratt), cómica (Dino Battaglia, Divito, Quino) y folclórica (Walter Ciocca) y la presencia de cuatro grandes dibujantes (José Luis Salinas, Arturo del Castillo, Hugo Pratt y Alberto Breccia).2


Historia

La historieta argentina comienza su historia a finales del siglo XIX, en la revista Caras y Caretas, donde aparecen los primeros relatos ilustrados y la inclusión de globos de diálogo en el dibujo. La historieta seguirá desarrollándose en el país hasta lograr el nivel más alto entre las décadas de 1940 y 1960, la llamada "Época Dorada". Luego de esta etapa la historieta nacional irá decayendo hasta llegar al punto de no existir ninguna publicación del género en la década de 1990 (exceptuando los autores que se autopublicaban). A partir de los años 2000 se ha intentado revalorizar el género, por medio de recopilaciones de viejas historietas. Un hecho significativo ha sido la vuelta a los kioscos de la mítica revista Fierro, que cuenta con los autores más reconocidos del país.3

[editar] Los inicios en la prensa satírica (1863-)

A finales del siglo XIX, un grupo de importantes ilustradores europeos (franceses y españoles principalmente) que se habían formado en la caricatura y la sátira empezarían a desarrollar su trabajo en las siguientes publicaciones de Buenos Aires:

  • El Mosquito, un periódico dominical de características "satírico-burlescas", cuyo primer ejemplar salió el 24 de mayo de 1863 y el último, el 16 de julio de 1893. La parte gráfica, principal atractivo del periódico, consistía en caricaturas de los personajes y hechos del momento. Sus colaboradores más reconocidos fueron Meyer y Enrique Stein.
  • Don Quijote del español Eduardo Sojo, publicada entre el 16 de agosto de 1884 y el 1 de noviembre de 1905, que se dedicaba a la publicación de humor político crítico y mordaz con el poder de la época, lo que acarreó presiones, secuestros de ejemplares y censura, e incluso Sojo fue encarcelado en algunas ocasiones. Entre las plumas de la revista se contaban el propio Sojo, Manuel Mayol y, ya hacia el final de la publicación, Manuel Redondo.
  • PBT publicada desde el 24 de septiembre de 1904 por Eustaquio Pellicer albergó en sus páginas los trabajos de dibujantes como Manuel Mayol, José María Cao, Sanuy, Navarrete, Fortuny; y redactores como Bosco, Molina, Castro Rivera, Eusebi, entre otros.4

Un nuevo lenguaje (1912)

La revista Caras y Caretas fundada por Eustaquio Pellicer en 1898 y dirigida por Fray Mocho será la primera donde además de la sátira política se empiecen a ver relatos costumbristas. En 1912 se publica en ella la primera historieta que se hace eco de las novedades estadounidenses, pues incorpora personajes fijos, continuidad y globos de diálogo:5 Se trató de la tira Viruta y Chicharrón,6 cuyo autor es incierto.7 Hay quien sostiene que al principio era realizada por un autor estadounidense, del cual no se conoce el nombre y luego sería continuada por Manuel Redondo, Juan Sanuy, o ambos;8 y otros que asignan su autoría a Manuel Redondo,9 e incluso otra versión afirma que los autores eran Manuel Redondo con la colaboración de Sanuy, siendo los personajes "la versión vernácula de SpareRibs and Gravy, dos personajes de Geo Mac Manus".10 11 Un año más tarde se publicó, también en Caras y Caretas, la historieta de Redondo llamada Sarrasqueta, la cual se mantuvo hasta la muerte del autor. Esto (la publicación de las tiras en Caras y Caretas) da a la historieta argentina una particularidad distintiva: en general, el cómic nace en las páginas de un periódico, mientras que en este caso aparece en una revista específica y representante del humor, gráfico y escrito.7

Ya en 1916 y en la revista El Hogar, aparecen Las Aventuras del Negro Raúl del argentino Arturo Lanteri. El personaje se caracterizaba por aspirar a una vida que su condición social no le permite alcanzar. Esta historieta no contaba con globos sino con textos, cuartetas rimadas, al pie del dibujo.6

También en este año, en la revista PBT, se publica Aventuras de un matrimonio aún sin bautizar, más tarde llamada Las Aventuras de Don Tallarín y Doña Tortuga, obra de Oscar Soldati, con un planteo técnico y temático sin precedentes en el país. En 1918 Mundo Argentino publicó Las aventuras de Tijerita, de Lanteri.10

Fundada en 1919 por Constancio Vigil, Billiken fue la primera revista infantil en incluir historietas. En sus páginas se pudieron ver obras de Gastón Leroux, Fola, Vidal Dávila e historietas estadounidenses, siendo incluso la primera en publicar Superman.

La popularización de la historieta (1920)

En esta década, precisamente en 1920, La Nación se convierte en el primer diario argentino en publicar historietas. La obra elegida fue Bringing Up Father de George McManus, traducida como Pequeñas delicias de la vida conyugal y sus protagonistas como Trifón y Sibebuta.

En la revista El Hogar y salida de la pluma de Lanteri, aparece en 1922 la exitosa Aventuras de Don Pancho Talero de la cual más tarde surgieron dos exitosos films basados en el personaje.2 12

Es evidente el auge del medio teniendo en cuenta que casi toda revista de actualidad de la década contenía historietas. Se pueden mencionar en primer lugar a las revistas El Suplemento: Panitruco (dibujos de un debutante Dante Quinterno y guion de Leroy); La Novela Semanal: Página del Dólar (1923) (auspiciada por la marca de cigarrillos Dólar) y La Familia de Don Sofanor (1925) de Arístides Rechain, Andanzas y desventuras de Don Manolo Quaranta (1926), primer personaje creado por Dante Quinterno, La barra de Candelario de Gutiérrez y Pepinito y su novia de González Fossatt; Mundo Argentino: Anacleto (1924) de Lanteri , Firulete y Retacón (1924) de González Fossat y el primer éxito de Quinterno, Don Fermín (más tarde Don Fierro); Femenil: Pantaleón Carmona (1927) de Messa y Las hijas de Pastasciuta (1928) de Oscar Soldati.10 2 13

En 1922 nace Páginas de Columba, del dibujante argentino Ramón Columba, quién le dio lugar al desarrollo de artistas locales. Es en esta revista donde se publica Jimmy y su pupilo (1924) de Gónzalez Fossat, considerada la primera historieta deportiva y que además fue la precursora del clásico continuará, marcando así que la historia tenía continuidad en el número siguiente y no se trataba de historias aisladas.12 De esta publicación en 1928 se desprende la primera revista que contenía únicamente historietas: El Tony.

Al notar que la publicación de Bringing Up Father tuvo éxito, los responsables del diario La Nación deciden incluir una segunda obra del género en 1926: Betty de Charles Voight.10 El 26 de septiembre de 1928 aparece el primer número de El Tony (sucesora de Páginas de Columba).7 Se trata de un semanario de 16 páginas, impreso a una tinta de color. El proyecto era publicar adaptaciones de famosas novelas de aventuras: tarea que recae, principalmente, sobre Raúl Roux.6 El 19 de octubre hace su aparición uno de los personajes de mayor importancia en la historieta argentina: el indio Patoruzú. Lo hace como personaje secundario de la tira Las Aventuras de Don Gil Contento (previamente llamada Un porteño optimista)10 publicada en Crítica que es levantada al poco tiempo y su autor, Dante Quinterno muda al diario La Razón.

En 1929, también en Crítica se publica una historieta de carácter serio: El Tigre de los Llanos, obra de Raúl Ramauge en la cual se narraba la vida de Facundo Quiroga recurriendo a grandes cuadros de textos, pero sin utilizar globos de diálogo.10 Completan la serie de relatos argentinos realizados por este autor: La estancia del ombú, Marta Riquelme, Martín Fierro y Vida de Manuelita Rosas.6

Ya en los años 30, el diario La Opinión publica Ramona, una tira firmada por Lino Palacio (quien en 1934 publica Don Fulgencio en La Prensa) y Caras y Caretas presenta Las desventuras de Maneco de Linage, personaje de cierta popularidad en la época.10

El Diario Crítica se convierte en el primero en publicar un suplemento de historietas a color en el año 1931 y es para esa época el periódico de mayor tirada en habla hispana con 352.432 ejemplares.6 Durante ese año el diario sufrió una clausura que sería levantada más tarde. El mismo año la tira Don Julián de Montepío, de Quinterno, es renombrada debido a la popularidad que obtiene un personaje secundario: Patoruzú, quién pasa a convertirse en la estrella de la publicación que toma su nombre en agosto.

En 1935, Quinterno muda nuevamente sus personajes, esta vez al diario El Mundo y funda al mismo tiempo el primer sindicato de historietistas del país: el Sindicato Dante Quinterno.

Un año más tarde, Quinterno saca a la venta una revista a la que nombra como su personaje más famoso, cuyo primer número se agotó el mismo día de su aparición.7 Al comienzo incluye recopilaciones de las tiras aparecidas en El Mundo y luego comienzan a producirse nuevas, a su vez que la revista es completada por otras creaciones: Hernán, el Corsario de José Luis Salinas, Ventajita de Blotta y Juliá, María Luz de Battaglia, además de varios personajes creados por Eduardo Ferro (Bólido, Pandora, Tara Service, entre otros). Patoruzú, además, contaba con artículos que completaban la publicación.

El año 1937 vio el nacimiento de una nueva serie humorística en la revista ¡Aquí está!: Conventillo, obra de Héctor Torino. Esta tira cambió de nombre varias veces durante los cuarenta años de su existencia y contó con la aparición de un personaje reconocido popularmente: Don Nicola. Ese mismo año, salió a la luz una nueva revista: Pif Paf, que rompió con el modelo de historietas con extensas descripciones literarias de la acción (presente en El Tony) con un nuevo formato y distribución en página de las series.2 14

La época dorada (1943-1960)

Para el teórico Oscar Masotta:

A mediados de los años cuarenta la publicación de tres revistas inicia una nueva era, una edad de oro que no se prolongará en cambio mucho más allá de la entrada de los años sesenta: Rico Tipo (1944), Patoruzito (1945) e Intervalo (Editorial Columba, 1945). Suben de inmediato las cifras de venta. Se crea entonces un sindicato argentino, Surameris, que asociado con la Editorial Abril será el encargado a comienzos de los años cincuenta de traer al país al grupo italiano de Pratt y Ongaro.15

Oscar de Majo agrega:

Pero, fundamentalmente, el inicio de la época de oro lo marca la aparición y consolidación de la historieta "seria", "adulta", que le valdrá el mote de "literatura dibujada", y que se apoya en la fundación, en 1945, de la revista Intervalo, también de Editorial Columba, que viene a llenar el "bache" y completa el espectro que se da con Billiken, para los chicos; Patoruzito, para los jóvenes, e Intervalo, para los adultos.7

Uno de los puntos de inflexión en la forma de hacer historietas que caracterizó a este periodo fue consecuencia de la urgencia por apurar la producción editorial, estandarizando las series. Este hecho fue el surgimiento de un nuevo rol: guionista, tarea que recayó en las manos de escritores, periodistas y redactores publicitarios, quienes carecían de una técnica de los cómics: Vicente Barbieri, Isaac Aisenberg, Conrado Nalé Roxlo y Manuel Peyrou. Todavía no existía una conciencia de cómo podía estructurarse una relación entre guionista y dibujante. En parte esto se podía ver en el tamaño desmesurado de los bloques de texto que a veces llegaban a desplazar al dibujo a un segundo plano. Leonardo Wadel es, por el contrario, uno de los primeros guionistas que se despegan de esta concepción de la historieta como lenguaje subsidiario de otros géneros. Comenzó a publicar en 1936 la serie Kharú, el hombre misterioso con dibujos de de Carlos Clemen en la revista Mustafá.16

En el mes de noviembre de 1944 comenzó a publicarse una de las revistas que más repercursiones tuvieron en el medio gráfico: Rico Tipo. Su creador, Guillermo Divito, había sido hasta ese momento parte de la editorial de Dante Quinterno y decide convocar para este emprendimiento a Oski, Ianiro y Liotta. Los personajes de la revista, todos creación de Divito eran fieles reflejos de la sociedad de la época: El doctor merengue, las chicas, Fúlmine, Bómbolo y Falluteli, entre otros.

En esta época, se empiezan también a publicar historias de aventuras con un grafismo más realista. Es el caso de las series Kid, de Río Grande (1942) de Alberto Breccia, y Miguel Strogoff y La Costa de Marfil (adaptaciones de la obra de Julio Verne y de Emilio Salgari, respectivamente), de José Luis Salinas.

El 13 de abril de 1945 aparece el primer número de una nueva revista de la Editorial Columba: Intervalo en la cual se publicaban historietas apoyadas en modelos literarios (principalmente el folletín), carentes de guion, siendo una mera reproducción textual o un resumen adornado con ilustraciones; el texto repetía lo que las imágenes ya mostraban, incluso sin utilizar el globo de los cómics, utilizando sólo epígrafes o largas tiradas de viñetas ocupadas sólo con palabras. Estas historietas, sin embargo, tuvieron un éxito tal que en 1951 junto a Intervalo comenzó a salir Intervalo Extra, dedicado exclusivamente a adaptaciones de la literatura universal.7

En octubre, Dante Quinterno saca a la luz un nuevo semanario de historietas: Patoruzito (incluía en sus páginas centrales la versión infantil de Patoruzú, creada por Tulio Lovatto y Mirco Repetto), todas hechas por historietistas del país y con dos temáticas principales: acción y aventuras. Langostino de Eduardo Ferro, Rinkel de Lovatto, Ira implacable de Raúl Roux, el Gnomo Pimentón de Oscar Blotta, entre otras, eran las historietas de corte humorístico que componían la publicación. Dentro de la historieta seria destacaba Vito Nervio, al principio realizada por Augusto Cortinas (guiones) y Mirco Repetto (dibujos) y luego de 1946 por Leonardo Wadel y Alberto Breccia.17

Cesare Civita, por su parte, instala Editorial Abril en el país y lanza la revista Salgari en 1947, donde el personaje Misterix (de la dupla Ongaro-Campani) adquiere tanta popularidad, que en 1948 decide editar su propia revista, al principio conteniendo material de origen italiano para ir paulatinamente añadiendo obras de autores nacionales.

Años 1950

En julio de 1950 Abril lanza también la revista Cinemisterio, mientras que Columba publica el primer número de Fantasía, la pequeña revista de las grandes historietas cuyo subtítulo hace referencia al tamaño que tenía la revista, conocido como de bolsillo.

En 1951, precisamente en la revista Cinemisterio, publica su primer trabajo el que se convertiría en uno de los guionistas más importantes del país: Héctor Germán Oesterheld. Al mismo momento se suma otra editorial a la publicación de historietas con una revista mensual: Pimpinela (la mayoría de las revistas eran semanales). En ella destaca Duval y Gordon de Wadel y Vieytes. Al año siguiente se publica el que sería el primer éxito de Oesterheld: Bull Rocket, con dibujos de Paul Campani en la revista Misterix. Ya en 1953 comienza a publicarse en la misma revista otra de las obras más conocidas del guionista: Sargento Kirk, junto al dibujante italiano Hugo Pratt. En 1954 irrumpe en la escena una nueva revista de Códex: Gatitos, dedicada al público infantil y con la colaboración de Oesterheld. Ese mismo año, dentro de Pimpinela surge un suplemento, Sabú, dibujada por Carlos Roume y con guiones del prolífico guionista Leonardo Wadel.

En 1955, Oesterheld crea Editorial Frontera junto a su hermano Jorge. Publican versiones noveladas de Bull Rocket y Sargento Kirk. Dos años después salen las primeras revistas de la editorial: Frontera y Hora Cero que se publican mensualmente y tenían la característica de contener historias autoconclusivas. La mayoría de los guiones corren por cuenta de Oesterheld y cuenta con numerosos dibujantes. El 4 de septiembre aparece Hora Cero, Suplemento Semanal dedicada a las historias continuadas (Desde 2005 se festeja el Día de la Historieta los 4 de septiembre en honor a la publicación).18 Es en esta revista que comienza a publicarse El Eternauta, clásico de la historieta argentina, con guion de Oesterheld y dibujos de Francisco Solano López.

Ese mismo año Columba saca una nueva revista: D'Artagnan y Landrú lanza su propia revista que llevara el nombre de uno de sus personajes: Tía Vicenta, dedicada al humor.

El lento declive (1961-1983)

En la década de 1960, el cómic argentino está signado por dos factores contrarios: por un lado esta época marca el inicio de una disminución en la producción de material y un debilitamiento en la industria. La aventura editorial (Editorial Frontera) de Oesterheld termina en 1963 con el número 77 de Hora Cero "Extra" y los derechos de sus personajes pasan a Editorial Ramírez.

Columba es la única editorial que subsiste a esta crisis manteniendo sus publicaciones tradicionales, pero sacrificando para ello la calidad de edición y espaciando la periodicidad de sus publicaciones: las semanales pasaron a ser quincenales o mensuales. También reemplazó las historietas continuadas por historias autoconclusivas.7

Por otro lado, y ya desde los últimos años de la década anterior la historieta argentina había comenzado un proceso de reformulación, de innovaciones formales, que fue proveyéndola de rasgos que le otorgaban una individualidad propia, diferente a otras tradiciones. De la mano de dibujantes como Alberto Breccia, Francisco Solano López, Hugo Pratt, Daniel Haupt y Gustavo Trigo se introduce un expresionismo que se manifiesta, entre otros rasgos, en el cultivo sincopado de los contrastes de tono; en la línea escueta; en la definción de tipos faciales y corporales extremos; en la instalación permamente de detalles que remiten a lo terrible o lo grotesco. Pero estos rasgos no componen un estilo, una novedad (el expresionismo estaba presente en la historieta mundial desde hacía tiempo: Krazy Kat, The Spirit, Dick Tracy). La innovación argentina consistió en la articulación de ese estilo de dibujo con narraciones novelísticas, aventuras que suponían motivaciones psicológicas complejas. El principal guionista de este momento y quién sentó las bases de la nueva forma de narrar fue Héctor Germán Oesterheld.21 Entre 1962 y 1964, Oesterheld, junto a Alberto Breccia forman una dupla de innovadores para crear uno de los personajes más reconocidos del cómic argentino: Mort Cinder (publicado en Misterix), un sujeto que muere y resucita constantemente.

Es también en esta década que surgirá otro de los íconos historietísticos argentinos: Mafalda, de Quino.22 Esta tira, que fuera pensada para la publicidad de una línea de electrodomésticos, hace su debut en las páginas de Primera Plana el 29 de septiembre de 1964. En 1965, por diferencias con los editores, Quino traslada a su tira hacia el diario El Mundo, de gran circulación a nivel nacional. Un año después Mafalda se multiplica en diarios de todo el país y también de Uruguay y hacia fin de año se publica el primer libro recopilatorio, agotado en dos días.22 En 1968, tras el cierre de El Mundo, reaparece en Siete Días y es también publicada en Italia. Para 1971 la tira ya es traducida en nuemerosos idiomas: portugués, inglés, alemán, danés, sueco y flamenco. Dos años después, el 25 de julio se publica la última tira, por decisión irrevocable de su propio autor. Luego de ésto sólo aparecerán dibujos ocasionales (por ejemplo, los que Quino hizo para la campaña de Declaración de los Derechos del Niño que organizó UNICEF en 1977)22

En 1966 hizo su debut un historietista, aunque paraguayo, de gran trayectoria en la Argentina: Robin Wood. Lo hace en la revista D'Artagnan junto al dibujante Lucho Olivera con una historieta llamada Aquí la retirada. Un año después, la misma dupla publica el primer episodio de su exitosa obra, Nippur de Lagash.

En ese mismo año el gobierno clausura la revista Tía Vicenta, luego de que aparecieran chistes con la apariencia física del por entonces presidente Juan Carlos Onganía.23

En octubre de 1968, en consonancia con la nueva conciencia del medio a nivel mundial, el Instituto Di Tella de Buenos Aires organizó la Primera Bienal Mundial de la Historieta, con representación de los países con mayor tradición historietística a nivel mundial: Argentina, Estados Unidos, Brasil, Japón, Italia, Francia, Inglaterra y España.24 La muestra puso en la escena internacional a los artistas argentinos e hizo que fueran conocidos en círculos ajenos a la historieta. Además, apareció la revista LD (Literatura Dibujada), fundada por Oscar Masotta. Aunque de corta duración (3 números entre noviembre de 1968 y enero de 1969) representó la primera revista en publicar ensayos, comentarios y crítica sobre historiet

También ese año Oesterheld y Alberto Breccia vuelven a colaborar, esta vez sumando al hijo del segundo: Enrique. Juntos crean Che, la vida del Che Guevara, para la editorial Jorge Álvarez. Sin embargo, el gobierno censura la obra y suspende la circulación, secuestrando los originales.

En 1969, en la revista Gente Oesterheld y Alberto Breccia realizan una segunda versión de El Eternauta. Sin embargo, los editores del semanario no están muy conformes con la historieta y deciden dejar de publicarla, obligando así a que Oesterheld resumiera el argumento para darle un fin.

Años 1970

En el año 1972 aparece en la ciudad de Córdoba una publicación dedicada al humor: Hortensia. Con un inicio localista, la revista tendría repercusión a nivel nacional. El mismo año, el 1 de noviembre, se comienza a publicar Satiricón, también dedicada al humor.

En 1973, el Diario Clarín decide hacer una renovación en su contratapa contratando jóvenes autores como Caloi, Crist, Sendra. El mismo año, un 25 de junio llega a su fin una de las tiras argentinas más reconocidas en el mundo, Mafalda.

Un año más tarde hace su aparición una nueva revista dedicada íntegramente al género, Skorpio, propiedad de Ediciones Récord, cuya dirección estaba a cargo de Alfredo Scutti. La revista tuvo como colaboradores a gran parte de los artistas más reconocidos del país. En esta misma revista, pero en 1975 (precisamente en el número 15), comienza a publicarse la sección "El club de la historieta", cuyos responsables fueron los guionistas Carlos Trillo y Guillermo Saccomanno. Esta sección daba a conocer ensayos y comentarios, dando lugar a la producción crítica. Los mismos autores llevarán adelante también la sección denominada "Historia de la historieta argentina", que se publicó en forma de capítulos en la revista Tit-Bits y luego fueron reunidos en un libro.23

En el mes de octubre el gobierno de María Estela Martínez de Perón clausura la revista Satiricón. Los editores recurren a la justicia y mientras tanto sacan una nueva revista, de tono más moderado que su predecesora: Chaupinela.

En julio de 1975 se publica la primera tira de El loco Chávez, guionada por Carlos Trillo y dibujos de Horacio Altuna en el diario Clarín. Rápidamente se transforma en popular.

Entre octubre y diciembre de 1976, ya bajo la órbita del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, se publican once fascículos, los cuales contienen las 350 entregas de El Eternauta, en su versión original de 1957, lo que a su vez funciona como prólogo a la serialización de su segunda parte, cuyos guiones corren por cuenta de Oesterheld y es dibujada por Francisco Solano López. Oesterheld en aquel momento ya participaba en la organización guerrillera Montoneros, lo que se ve reflejado en el carácter panfletario de la historieta a diferencia de la obra original. Todavía más, el guión lo terminó de escribir en la clandestinidad.

El 27 de abril de 1977 es secuestrado Héctor Germán Oesterheld por fuerzas de la dictadura. Se presume que un año después fue asesinado. El 30 de abril de ese mismo año salió el último número de la revista Patoruzú.

En junio del año 1978 sale a la venta una nueva revista Humor que pretendía ser una voz de opinión diferente dentro de un panorama de censura por parte del gobierno del país. Al frente del emprendimiento se encontraba Andrés Cascioli con Ediciones de la Urraca.

Un año después se comienza a publicar Las puertitas del Sr. López en El Péndulo, serie que más tarde recayó en Humor. Editorial Columba lanza una nueva publicación Nippur Magnum, nuevo hogar del popular Nippur de Lagash y otros personajes como Dennis Martin, la revista mantuvo el formato de las otras revistas de la editorial.

En 1980, Clarín se convierte en el primer diario en publicar sólo producción nacional al reemplazar la tira estadounidense Mutt y Jeff con Teodoro y Cía.

La historieta sobreviviente (1984)

El mes de septiembre de 1984 ve el nacimiento de una nueva revista íntegramente dedicada a la historieta que revolucionará el mercado: Fierro, publicada por Ediciones de la Urraca.

En 1986 aparecería en San Miguel de Tucumán la revista TRIX hemocomics, un reflejo de la pasión tucumana por la historieta.

En octubre de 1989 se comienza a publicar Comic Magazine, la primera revista profesional especializada en historietas. Tuvo una aparición irregular y no llegó nunca a instalarse, pero ocupó un lugar vacante que luego llenarían otras publicaciones, la cobertura de la historieta como género y temas relacionados con ella, como el cine y la televisión.

Con el dólar barato la historieta extranjera se hace accesible. Los superhéroes norteamericanos y más tarde el manga, inundan el mercado. Las ediciones importadas son más lujosas que las nacionales, y en relación más baratas. Al cómic argentino cada vez se le hace más difícil sobrevivir en el mercado.

En diciembre de 1992 ocurren dos hechos, ambos en Ediciones de la Urraca, que marcan el decaimiento del interés por la historieta autóctona. Luego de 100 números la revista Fierro deja de publicarse. Al mismo tiempo se lanza Cazador, en su propia revista en formato de comic-book. Las revistas de antologías dan lugar a los comic-book, formato predominante proveniente de la industria norteamericana, en el que se editará casi todo lo que se haga en Argentina.

En mayo de 1994 aparece el primer número de Comiqueando, revista especializada en el medio.

En enero de 1996 sale el último número de Skorpio. Sobreviven por algún tiempo más las revistas de Columba, que cada vez reciclan más el material ya publicado. Entre el 7 y 10 de noviembre se llevó a cabo Fantabaires, la 1º Convención de Historietas, Humor Gráfico, Ciencia Ficción y Terror.

En el 2000 el diario Clarín incluyó El Eternauta en su colección La Biblioteca Argentina / Serie Clásicos. Figuraba con el número 24 junto a obras como Martín Fierro y autores como Borges, Sábato o Cortázar. De esta manera la obra de Oesterheld y Solano López en particular y la historieta en general reciben un importante reconocimiento al ser ubicadas junto a lo más importante de la literatura argentina. El mismo año Editorial Ivrea publica la revista Ultra en el que se serializaban 3 series de historietas; sin embargo, la revista deja de ser publicada a los 4 números, dejando inconclusas todas las historias.

Un año después cierra Columba. A mediados del año anterior había cancelado todos los títulos que publicaba desde hacía décadas. Intentando adaptarse a las nuevas tendencias lanzó una serie de comic-books con algunos de sus personajes más conocidos, sin embargo, la poca venta obliga a levantar las publicaciones y en mayo salen los últimos números. Cierra así la editorial que por más tiempo publicó historietas en el país.

En el año 2006, el Museo de Bellas Artes de Chile, le rinde homenaje a la Historieta Argentina, que influyó y fue pionera en toda América Latina, realizando tres muestras de ella en Santiago de Chile. El Museo del Dibujo y la Ilustración de Buenos Aires, envía un importante material para las exhibiciones, que tuvieron gran repercusión en el público y en la prensa y medios culturales en general.

En el año 2007, José Muñoz, dibujante que se inicia realizando los fondos de El Eternauta, ganó el Gran Premio de la ciudad de Angouléme, Francia. Este galardón le dio derecho a presidir el Festival 2008 y en el organizó una muestra de homenaje a la Historieta Argentina. Dicha muestra fue curada por el editor Giustiniano Zuccato y estuvo expuesta en el Musee de la Band Desinee entre los meses de enero y agosto de 2008. Esta muestra contó con el aporte del Museo del Dibujo y la Ilustración de Buenos Aires, el cual envió 80 originales de los artistas más importantes de la Argentina.

Teléfono

En 1882, la societé du Pantéléphone L. De Locht et Cie y la Compañía Telefónica del Río de la Plata se fusionaron; la nueva compañía resultante, con sede en Londres, adquirió en 1886 a la Compañía de Teléfonos Gower-Bell, operando desde ese año con el nombre The United River Plate Telephone Company en Inglaterra y Compañía Unión Telefónica del Río de la Plata en la Argentina. La Unión Telefónica del Río de la Plata, abreviada UT, con 6000 abonados iniciales en 1886, prestó servicios telefónicos en la Argentina bajo administración inglesa durante 43 años, hasta 1929 en que pasó a manos norteamericanas cuando fue adquirida por la International Telephone and Telegraph company (ITT). La UT contaba entonces con 195.000 teléfonos instalados. En 1887, surgió una competidora de la UT: la Sociedad Cooperativa Telefónica, que pasó a llamarse Compañía Telefónica Argentina luego de la sanción de la ley de cooperativas. El sistema de batería central se inicia en la Argentina en 1905. La primera central automática Strowger se instaló en la ciudad de Córdoba en 1914; le siguió luego Rosario en 1915. En Buenos Aires, las primeras centrales automáticas se instalaron en Rivadavia y Libertad y en San Martín y Av. Córdoba a partir de 1923. Siguieron las centrales Juncal, Avenida, Palermo, etc. (desde los primeros tiempos, las centrales telefónicas fueron bautizadas con los nombres de los barrios o calles donde funcionaban). La empresa alemana Siemens instaló poco después de la primera guerra mundial diversas centrales telefónicas automáticas en al Argentina. A comienzos de la década del 20´, los avances de la tecnología y la demanda de los usuarios de un servicio más eficiente orientaron las acciones de la Unión Telefónica del Río de La Plata a la conversión de las oficinas manuales en oficinas automáticas. En el marco de este proyecto de automatización de las centrales, se inauguraron las oficinas de Barracas, Corrales, Retiro y Plaza. Esta última, situada en Arenales 1540 es la actual sede del Espacio Fundación Telefónica.

En 1942 el predio concentraba las centrales automáticas previstas para la zona. En su interior se desarrollaba la actividad de tres sucursales: Plaza, Juncal y Callao, con una importante cantidad de operadoras y operadores, empleados de planteles interior y exterior y jefes para las áreas comercial, de asignaciones y el repartidor general. Luego de la privatización de ENTEL, la Central Juncal -ex Plaza- fue uno de los edificios elegidos para la conversión al sistema digital. Cuatro plantas habían sido necesarias para el funcionamiento de la central automática, y solo dos fueron ocupadas por la central digital, de modo que quedaron libres las otras dos plantas completas. En 1953, Siemens ganó una licitación de la EMTA para una nueva red telefónica de larga distancia, que incluía también la transmisión de radiodifusión, televisión y canales telegráficos. El núcleo de la obra lo componían los tres enlaces de cables coaxiales - 1200km en total - que van de Buenos Aires a Rosario, Santa Fe y Cañada de Gómez al Norte, hasta Chivilcoy al Oeste y a Mar del Plata al Sur. En 1981, ENTEL encargó a Siemens el proyecto de la Red Télex Nacional, incluyendo un centro internacional de télex, el Sistema de Transmisión Automático de Mensajes - SITRAM - librado al servicio el 7 de diciembre de 1982. También ese mismo año se construye la importante obra denominada Anillo o Cinturón Digital Buenos Aires, por contrato de ENTEL con NEC, Nippon Electric Co. En 1989, se inicia en la Argentina el servicio de teléfono medido, y en 1970 el telediscado con el interior. El 20 de septiembre de 1969, se inaugura oficialmente la Estación Terrena de Balcarce I., en la provincia de Buenos Aires, con una antena de plato de 30 m de diámetro. En 1972, se inaugura la Estación Terrena de Balcarce II y ,en 1983, la Estación Terrena de Bosque Alegre, en la provincia de Córdoba. El 6 de octubre de 1969 comienza a funcionar el CCI, Centro de Conmutación Internacional -situado en la esquina de Cangallo (hoy Perón) y Talcahuano.

Desde 1956 hasta 1969, el tráfico de télex desde Argentina al exterior fue cursado por la Compañía Transradio Internacional - con estaciones en Monte Grande y Villa Elisa - y la Compañía Internacional de Radio Argentina (CIDRA), mediante sus estaciones transmisoras y receptoras ubicadas en las localidades de Hurlingham y Plátanos. En 1961, ENTEL puso en marcha una red télex nacional, instalada por Philips Argentina. Los aparatos telefónicos han variado con el tiempo.

Radio

La Argentina fue pionera mundial en materia de radiodifusión, realizando la primera transmisión radial de la historia el 27 de agosto de 1920 desde la azotea del Teatro Coliseo de Buenos Aires. Las principales emisoras se encuentran en Buenos Aires. Entre los hechos históricos relacionados con la radio en Argentina, pueden mencionarse la transmisión de la pelea de box entre Jack Dempsey y Luis Ángel Firpo en 1923, la primera transmisión de un partido de fútbol (entre Argentina y Uruguay) en 1924, y el radioteatro en las décadas de 1930 y 1940.

Algunos de los programas más destacados han sido el El Fogón de los Arrieros, Glostora Tango Club, Mordisquito, Los Pérez García, La Revista Dislocada, La oral deportiva, Rapidísimo, La Cabalgata Musical Gillette, Argentinísima, Modart en la noche, Radio Bangkok, Demasiado tarde para lágrimas, Cuál es?. Entre los locutores y conductores se han destacado comunicadores de fútbol como Borocotó, Fioravanti, José María Muñoz, Víctor Hugo Morales y locutores como Cacho Fontana, Antonio Carrizo, Hugo Guerrero Marthineitz (el peruano parlanchín), Leopoldo Costa, Héctor Larrea, Mario Pergolini, Lalo Mir. Entre los actores y humoristas se han destacado Oscar Casco, Luis Sandrini, Niní Marshall, Pepe Iglesias "el Zorro", el dúo Buono–Striano, Juan Carlos Mareco "Pinocho".

Entre las emisoras más importantes y de mayor tradición que se encuentran en Buenos Aires, podemos contar a Radio Splendid, Radio Belgrano, Radio Rivadavia, Radio El Mundo, Radio Excelsior, Radio Nacional, Radio Mitre, Radio Continental.


Historia

La primera emisión de radiodifusión

Las primeras transmisiones regulares radiodifundidas, para entretenimiento, comenzaron en 1920. En Argentina, el día 27 de agosto desde la azotea del Teatro Coliseo, la Sociedad Radio Argentina liderada por Enrique Telémaco Susini transmitió la ópera Parsifal de Richard Wagner, comenzando así con la programación de una de las primeras emisoras de radiodifusión en el mundo.

· La década del 20

En la década de 1920, uno de los primeros usos de la radio fue la transmisión cotidiana de música clásica. En 1922 se transmitió en vivo la asunción dle mando del presidente Marcelo T. de Alvear y en 1923 la pelea de boxeo entre Jack Dempsey y Luis Ángel Firpo, publicitada entonces como "la pelea del siglo".

En 1924, se transmitió por primera vez en el mundo un partido de fútbol, la final de los Juegos Olímpicos entre Argentina y Uruguay. Simultáneamente comenzaron a realizarse las primera publicidades radiales, llamados en ese momento "reclames".

A final de la década comenzó a transmitirse el radioteatro, que en sí mismo significó un género y un acontecimiento cultural. El primero ha sido considerado La caricia del lobo, de Francisco Mastandrea, que resultó un éxito. Otros autores de ese momento serían Andrés González Pulido, Arsenio Mármol y Héctor P. Blomberg.

En esa década surgieron Radio Cultura, Radio Sud América, Radio Excelsior (llamada entonces Brusa), Radio Mitre (llamada entonces Libertad), Radio Casa América, Radio Splendid (llamada entonces Grand Splendid) y Radio Belgrano (llamada entonces Nacional). Debido al crecimiento de las emisoras y a los primeros conflictos por las ondas de radio, en el quinquenio final de la década se realizaron las primeras reglamentaciones de las frecuencias radiofónicas.

· La década del 30

En la década de 1930 marcó el éxito de las radios Splendid, Belgrano y la nueva Radio El Mundo, creada en 1935 por Jaime Yankelevich, pionero de los medios de comunicación radiales y televisivos en Argentina. Aparecen también revistas especializadas en programación radial, como La canción moderna y, sobre todo, la clasica Radiolandia. En 1937 salió al aire Radio del Estado, luego redenominada como LRA Radio Nacional.

El radioteatro se extendió como género popular masivo. En materia deportiva, se pusieron en el aire El Relato Olímpico conducido por Alfredo Aróstegui, y el largamente exitoso Gran Pensión El campeonato, conducido por Tito Martínez Delbox. Entre los relatores de la liga de fútbol transformada en profesional en 1931, se destacaban Horacio Belbo y Borocotó.

· La década del 40

La década de 1940 fue una década de oro para la radiofonía. La decisiva campaña electoral de 1946, que llevó al triunfo de Juan D. Perón fue la primera que tuvo a la radio como escenario central.

El radioteatro se impondría como género dramático de masas, hasta la difusión de la televisión dos décadas después, convocando principalmente al público femenino, con obras de Abel Santa Cruz, Nené Cascallar y María del Carmen Martínez Paiva, entre otros. Entre los actores y actrices se destacaron Oscar Casco, Hilda Bernard, Susy Kent, Rosa Rosen, Jorge Salcedo, Julia Sandoval. Eva Perón también se hizo ampliamente conocida como Eva Duarte, por su actuación en los radioteatros.

También fueron de gran importancia los programas humorísticos, como los de Niní Marshall, quien debutó en 1940 con sus personajes de Cándida y Catita, que serían prohibidos en 1943, con el argumento de que hablaban en un castellano inadecuado. En 1944, Luis Sandrini representó en radio por primera vez a su personaje Felipe, que se volvería famoso y persistiría varias décadas. Otros actores cómicos de la década fueron Tincho Zabala, Pepe Arias, el dúo Buono–Striano, Juan Carlos Mareco "Pinocho" y Pepe Iglesias "El Zorro".

Entre los programas musicales, se destacaba El fogón de los arrieros, de música folclórica, puesto al aire en 1937 y dirigido por Antonio Tormo y su grupo la Tropilla Huachi Pampa. Un programa especial fue Mordisquito, un programa político conducido por Enrique Santos Discépolo, en el que el músico criticaba a los opositores al gobierno de Juan D. Perón.

· La década del 50

La década de 1950 fue la de nacimiento de la televisión, que se expandiría en la década siguiente, desplazando a la radio de muchos de los ámbitos de la comunicación masiva que había ocupado. En 1953 se sancionó la primera ley de radiodifusión Nº 14.241, modificada en 1957. A mediados de la década se difundió el uso de la radio portatil, muchas veces referenciada por el nombre de la marca "Spica".

Uno de los programas más exitosos de la época, y de la historia del espectáculo en Argentina, fue el radioteatro Los Pérez García, sobre una familia típica argentina. Entre los guionistas aparecen Alberto Migré y Celia Alcántara.

Entre los programas musicales se destacó El Rancho 'e la Cambicha, dedicado a la música folclórica. Para la difusión del tango, aparecieron Luvia de estrellas, dirigido por Alejandro Romay, luego histórico líder de la televisión con Canal 9.

En los programas humorísticos sobresalieron Los cinco grandes del buen humor y La Revista Dislocada, conducida por Delfor Discasolo y escrita por Aldo Cammarota. En el deporte apareció un estilo propio de locución con Fioravanti, y los comentarios desenfadados de Lalo Pelliciari. También se puso en el aire un programa dedicado enteramente al automovilismo, Coche a la vista, conducido por Luis Elías Sojit, que se mantendrá desde entonces.

· La década del 60

En la década de 1960, con la difusión masiva de la televisión, la radio se redefinió en sus funciones, horarios y públicos, orientándose más a la información y menos a los espectáculos dramáticos. La radio se establece sólidamente en el horario de la mañana.

Aparecen programas y shows radiales, como el Fontana Show, dirigido por Cacho Fontana, y sobre todo Rapidísmo, en 1967, conducido por Héctor Larrea, que marcaría el estándar del programa matutino para las dos siguientes décadas.

Durante la dictadura militar autodenominada Revolución Argentina (1966-1972) y la generalización de la censura, se hizo habitual en el público argentino informarse a través de Radio Colonia, ubicada en el Uruguay, volviéndose famoso su locutor Ariel Delgado y su eslogan acostumbrado: "hay más informaciones para este boletín".

Entre los programas musicales se destacó La Cabalgata Musical Gillette, la primera en emitir un tema de Los Beatles, a los que la radio denominaba entonces como el grupo "Los escarabajos". En la música folclórica se puso al aire Argentinísima, dirigida por Julio Márbiz, que se mantendría varios años en el aires. En el deporte, apareció Carburando, conducido por Andrés Rouco y Lisandro González Longhi, y como relator de fútbol José María Muñoz.

· La década del 70

En la década de 1970 aparecieron las emisoras de frecuencia modulada (FM), produciéndose una reasignación de funciones entre radios AM y radios FM; aquellas dedicadas principalmente a la información y la locución, y éstas a la música y un estilo de tonos bajos y sensuales. En 1972 se creó el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER). La dictadura militar establecida en 1976 (1976-1983) impuso una estricta censura.

En la FM aparecen influyentes programas musicales nocturnos, como Modart en la noche o Las siete lunas de Crandall, con locutoras femeninas como Nora Perlé, Betty Elizalde, Nucha Amengual y Graciela Mancuso. Entre las voces masculinas se destacan Omar Cerasuolo, orientado mal folclore latinoamericano, y Juan Alberto Badía, orientado al rock.

Entre los programas de información se destaca el estilo renovador de Hugo Guerrero Marthineitz, conocido como el peruano parlanchín y su programa El show del minuto. Otros locutores destacados fueron Víctor Sueiro, Julio Lagos y Mario Mactas.

· La década del 80

La década de 1980 se caracterizó por la recuperación definitiva de la democracia el 10 de diciembre de 1983, y una profunda renovación de los estilos y contenidos de los medios de comunicación, caracterizados principalmente por una mayor libertad de expresión y la comunicación bilateral con la audiencia.

Se desarrolló ampliamente el comentario político de opinión con periodistas radiales como Magdalena Ruiz Guiñazú, Santo Biasatti, Román Lejtman, Nelson Castro, Alfredo Leuco, Eduardo Aliverti, Ana María Muchnik, y José María Pasquini Durán.

En 1985 apareció la radio Rock & Pop, dirigida por Daniel Grinbank, que revolucionó el estilo radial, sobre todo el relacionado con la juventud y la música rock. En 1987, la Rock & Pop puso al aire el programa Radio Bangkok, dirigido por Lalo Mir, Bobby Flores y Douglas Vinci, con un estilo delirante y revulsivo, que lo volvería mítico. Ese mismo año, Alejandro Dolina dio inicio a otro programa histórico de la radio argentina con Demasiado tarde para lágrimas, un espacio de trasnoche, que se volvió muy popular.

En materia deportiva se incorporó a la radio argentina el destacado relator uruguayo Víctor Hugo Morales, quien desenvolvió un estilo veloz e inteligente que ha llevado a que se lo considerara como el mejor relator de fútbol del mundo.

· La década del 90

En la década de 1990 muchas radios comenzaron a orientarse hacia segmentos de la audiencia, según temáticas musicales (rock, pop, tango, clásica, etc.) En tanto, se formaron grandes grupos concentrados multimedio, y paralelamente aparecieron gran cantidad de radios pequeñas de escasa potencia.

Entre los programas, se destaca Cuál es? dirigido por Mario Pergolini, en la Rock & Pop, y una serie de comunicadores como Elizabeth Vernaci, Marcela Feudale y Ari Paluch.

· La década del 2000

En la década de 2000 la radio se reformuló mediante la combinación con Internet y la competencia con múltiples opciones ofrecidas por los nuevos medios de comunicación. También se extendió la modalidad de instalar repetidoras de los medios fundamentalmente de Buenos Aires, en el resto del país.

· La década de 2010

En la década de 2010 , se prevé que la radio, y la televisión, en Argentina estarán regidas por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que regulará diversos aspectos de los medios, tales como su alcance nacional, ciertas pautas sobre su contenido (en lo atinente a los porcentajes de producción propia y nacional, y la difusión de música nacional), la duración de sus licencias, y los límites para la tenencia múltiple de licencias a nivel local y nacional.

Cine

El cine de la Argentina, ha sido históricamente uno de los tres más desarrollados del cine latinoamericano, junto a los producidos en México y Brasil.1 A lo largo del siglo XX la producción cinematográfica argentina, apoyada por el estado y avalada por el trabajo de una larga lista de directores y artistas, se convirtió en una de las principales del mundo en idioma castellano.


Introducción del cine al país

Un poco después de la aparición del cinematógrafo, se efectuaba el 18 de julio de 1896 en el Teatro Odeón la primera proyección cinematográfica del país en la ciudad de Buenos Aires. Se trataba de los célebres cortos de los Hermanos Lumière que se habían estrenado el año anterior en París, Francia. Tiempo antes, también en esa ciudad se había importado, sin mayores repercusiones, el espectáculo del kinetoscopio invento del norteamericano Thomas Alva Edison. Estas actividades fueron durante mucho tiempo no más que una forma de entretenimiento y actividad comercial.

· Primeras películas nacionales

En 1897, el operador francés Eugenio Py realizó el documental La bandera argentina que consistía en una vista documental de la bandera argentina flameando en la Plaza de Mayo, se podría considerar a esta como la primera obra cinematográfica nacional. Le siguieron Viaje a Buenos Aires en (1900) y La revista de la escuadra argentina (1901). Por eso se abrieron en Buenos Aires las primeras salas.

En los primeros años del siglo XX varios autores argentinos continuaron experimentando las posibilidades del nuevo medio realizando noticieros y registros documentales. Eugenio A. Cardini filmó Escenas Callejeras (1901) y Mario Gallo realizó El fusilamiento de Dorrego (1908), que fue la primera película con trama argumental.

La historia y literatura nacionales proporcionaron la temática básica del cine argentino en sus comienzos. Uno de los primeros éxitos del cine nacional fue Nobleza Gaucha, película realizada en 1915 por Humberto Cairo, Eduardo Martínez de la Pera y Ernesto Gunche, inspirada en el Martín Fierro de José Hernández. El primer largometraje sería Amalia (1914), sobre la novela homónima de José Mármol. En 1917 se realizaba El Apóstol primer largometraje animado de la historia del cine, consistía en una sátira al entonces presidente Hipólito Yrigoyen. Ese mismo año debutaba Carlos Gardel en el cine, en el filme Flor de durazno dirigido por Francisco Defilippis Novoa.

· La llegada del cine sonoro

La incorporación del sonido tuvo una gran influencia sobre el público. En 1931 se filma Muñequitas porteñas dirigido por José A. Ferreyra sería el primer filme sonoro y hablado por el sistema Vitaphone de sincronización sonora. Pero en 1998 el reconocido periodista investigador Roberto Di Chiara descubrió el primer film político denominado "Por una Argentina grande, justa y civilizada" (1931) de Federico Valle, en donde hablan Lisandro de la Torre, Mario Bravo, Julio Noble, y otros, película desconocida por el pueblo argentino. Hacia 1933 se da la llegada del sistema Movietone, el primero que permite guardar la banda sonora en el mismo soporte que la imagen. Nacen ese mismo año los dos primeros estudios cinematográficos del país: Argentina Sono Film fundado por Ángel Mentasti y Lumiton creada por Enrique Telémaco Susini, César José Guerrico y Luis Romero Carranza. Luego llegaría el sistema de sonido óptico inventado por Lee De Forest, el Phonofilm. Con este equipamiento se grabaron numerosos números musicales de Carlos Gardel, a la manera del actual video clip.

La industria del cine en la Argentina se inició en la práctica con la llegada del sonido óptico. Con la incorporación del sonido, serán la radio, la industria discográfica y el teatro de revistas los que aportarán actores (voces) ya conocidas por la gente. La banda de sonidos llegaría a ser tan importantes que incluso se le exigía a los actores que entonaran canciones, a pesar de no estar preparados para ello. Así se puede llegar a considerar que el sonido es tan importante en el cine argentino, dado que sin él posiblemente no hubiera existido una industria. El cine mudo no había logrado en el país acceder a un gran público.

Los dos primeros films sonoros (sin discos), estrenados con una semana de diferencia fueron Tango (1933) dirigido por Luis José Moglia Barth y producido por Argentina Sono Film, y Los tres berretines, protagonizada por Luis Sandrini y producida por Lumiton. Lo siguen otros filmes exitosos de la época, de Mario Soffici El alma del bandoneón (1935) y Prisioneros de la tierra (1939); de Manuel Romero La muchachada de a bordo (1936) y de Leopoldo Torres Ríos La vuelta al nido (1938), que marcaron el momento de madurez del cine argentino en la década del 30'. En esta época se consagraron estrellas como: Libertad Lamarque, Tita Merello, Pepe Arias, Luis Sandrini y Niní Marshall.

El sistema Movietone significó la ganancia de miles de pesos para las flamantes productoras, que pudieron seguir expandiéndose. Se había creado un público gracias al sonido, en esta época, el sonido será pues, sinónimo de mercado convirtiendo al cine en un producto de consumo popular. Lo que se está vendiendo en esta primera época es producto ya conocido, pero que puede ser gozado en la oscuridad de la sala de cine, allí se daría una relación de proximidad con cantantes, bailarines u orquestas populares, por tan solo unos centavos de entrada.

A medida que se avanzó en la producción de filmes sonoros, la integración de imagen y sonido se fue haciendo más orgánica. Las películas ya no eran números musicales, o escenas mudas musicalizadas, sino que se lograba lo que denomina Síncresis, la unión indisoluble de los aspectos visuales y sonoros del filme, dando lugar a un cine mucho más rico y ya con identidad propia, dejando de lado los vicios del cine primitivo.

· El cine clásico

A partir de 1940 el cine argentino entró en un largo periodo de crisis cinematográfica determinada por la competencia comercial del cine estadounidense y el predomino del cine mexicano que estaba en su "Época de Oro" y dominaba el mercado en los países de habla hispana. Algunas de las grandes películas de la década fueron Historia de una noche (1941) y La dama duende (1945), ambas de Luis Saslavsky; La Guerra Gaucha (1942) y Malambo (1945) de Lucas Demare y Hugo Fregonese; Pelota de trapo (1948) y Crimen de Oribe (1950) de Leopoldo Torres Ríos, y Las aguas bajan turbias (1952) de Hugo del Carril.

En esa década saltan a la fama las hermanas gemelas actrices Mirtha Legrand y Silvia Legrand.

· El primer nuevo cine argentino

Desde 1957 una nueva generación de directores consiguió aunar la habilidad técnica con el refinamiento estético, por lo que se consiguió participar en festivales internacionales. Leopoldo Torre Nilsson, Fernando Ayala, David José Kohon, Simón Feldman y Fernando Solanas, fueron los protagonistas de esta renovación del cine argentino en la década de 1960.

Un caso excéntrico es el de Hugo Santiago, creador de dos filmes de culto, Invasión y Los otros, emigrado definitivamente a Francia. Posteriormente otros directores consiguieron su estilo cinematográfico, como José Martínez Suárez, Manuel Antín, y Leonardo Favio. En el cine infantil de dibujos animados se destaca Manuel García Ferré (Petete y Trapito, 1975; Ico, el Caballito Valiente, 1981).

· El cine de la post dictadura

En la década del 80, realizadores como María Luisa Bemberg con Camila (1984), Pino Solanas (El exilio de Gardel (Tangos), Sur), Luis Puenzo (La Historia Oficial) y Adolfo Aristarain (Tiempo de revancha, Un lugar en el mundo), atrajeron la mirada de nuevos públicos. Muchas peliculas luego de la dictadura fueron iconos del cine argentino como por ejemplo: "Esperando la Carroza" de Alejandro Doria, "El secreto de sus ojos" de Juan Jose Campanella, etc.

· El segundo nuevo cine argentino

En la década del noventa surge una nueva corriente denominada comúnmente como nuevo cine argentino, marcada por el carácter independiente de las realizaciones, y un cambio en la mirada. El precursor en este movimiento es Martín Rejtman quien hace en 1991 su ópera prima Rapado. Otro filme que marca un punto de inflexión en la realización es Picado fino (1994) de Esteban Sapir. Sin embargo no será hasta 1998 que estos nuevos realizadores logran tener una mayor difusión. La primera película que tiene una repercusión pública, dentro de esta nueva generación, es Pizza, birra, faso, de Bruno Stagnaro e Israel Adrián Caetano. A esa le siguieron Mundo Grúa (1999) de Pablo Trapero y otras que continuaron esa línea de películas de tónica y personajes reales, bajo presupuesto y actores no conocidos.

Desde los comienzos y hasta nuestros días se han estrenado casi 2.500 películas argentinas, siendo los años 2004 y 2005 con 66 y 63 respectivamente, los que registran la mayor cantidad de estrenos.

En 2009 se estrenó la película El secreto de sus ojos (ganadora del Oscar a Mejor Película en Lengua extranjera del 2010), de Juan José Campanella, basada en la novela La pregunta de sus ojos de Eduardo Sacheri. El film cuenta con las actuaciones de Ricardo Darín, Soledad Villamil, Guillermo Francella, entre otros artistas de renombre. Con más de 2.000.000 de espectadores, se convirtió en la segunda película argentina más taquillera de toda la historia del cine nacional; superada solo por Nazareno Cruz y el lobo de Leonardo Favio, estrenada en 1975.

· Cine Independiente Argentino

Alberto Fischerman estrena su ópera prima, The Players versus Ángeles caídos. El film, un trabajo experimental con elementos reconocibles de la cultura pop, se presenta como ejemplo de cine-participación (desde la configuración de film-abierto, según los postulados del semiólogo Umberto Eco sobre la Obra abierta). En abril de 2002, Hernán Andrade y Víctor Cruz presentaron en dos funciones a sala llena (dentro del Buenos Aires IV Festival Internacional de Cine Independiente) su documental La noche de las cámaras despiertas. Basado en el texto homónimo de Beatriz Sarlo sobre los hechos de censura sucedidos precisamente a comienzos de los '70 en la obra del llamado entonces Grupo de los 5 (que integraban junto a Fischerman, Ricardo Becher, Raúl de la Torre, Nestor Paternostro y Juan Bautista Stagnaro). En el medio se tensa una línea histórica, difusa e intensa a la vez, de lo que dio en llamarse Cine Independiente Argentino.

· Nuevo Cine Argentino de Género

En la actualidad los géneros cinematográficos están siendo revalorados en el cine argentino no sólo por los directores locales que los abordan, sino por el público, la crítica y los programadores. Surgen festivales destinados al cine de género independiente, como el Buenos Aires Rojo Sangre, también conocido como el BARS. No solo se realizan peliculas de terror y suspenso sino también policiales. Entre los realizadores con mas trayectoria del nuevo cine argentino de género se encuentran: Pablo Trapero, Adrián García Bogliano, Diego Parés, Ernesto Edwards y Hernán Saez.

Televisión

La televisión argentina es uno de los principales medios de comunicación del país. En los distintos canales se encuentran exponentes de la mayor parte de los géneros y formatos televisivos. Hay una amplia oferta de programas de televisión producidos en forma local, así como producciones locales sobre formatos adquiridos en el exterior y en algunos casos reposiciones de programas extranjeros.

Existen diferentes canales de televisión con sede en diferentes ciudades argentinas y con diferentes grados de alcance. La TV Pública, desde la ciudad de Buenos Aires, es el canal que tiene mayor cobertura nacional.

Historia

El decreto 12.909 del 12 de junio de 1945, autorizó a otorgar una licencia al señor Martín Tow para el funcionamiento de una estación experimental de televisión.

La primera transmisión en la Argentina, se realizó el 17 de octubre de 1951, dando origen al por entonces privado Canal 7, en ese entonces con licencia LR3-TV, propiedad del pionero en radio y televisión, Jaime Yankelevich.

La inauguración fue el 17 de octubre de 1951, a través de una transmisión en vivo del acto político donde se conmemoró el Día de la Lealtad peronista, siendo registrada de manera poco entusiasta por los diarios.

Distintos profesionales que provenían del cine (maquilladores, iluminadores), del teatro (actores, directores, escenógrafos, autores) y de la radio (operadores, generadores de efectos especiales, locutores) comenzaron a aplicar sus conocimientos profesionales en este nuevo medio. Algunos espacios eran comprados por las empresas comerciales o agencias de publicidad por lo que Canal 7 no era el patrocinador de todos sus programas.

Entre los primeros programas se cuentan Operación Cero, Todo el Año es Navidad, Teleteatro para la hora del Té, La Familia Gesa, Historias de Jóvenes. Fue la década de los locutores Adolfo Salinas, Guillermo Brizuela Méndez, Pinky, Juan Carlos Roussellot, Julio Bringuer Ayala, Nelly Prince, Guillermo Cervantes Luro, Tito Martinez del Box, Carlos D´Agostino, Jorge Cacho Fontana, entre otros. El gran galán de la época, fue Fernando Heredia.

Entre los programas deportivos, se destacaba La Cabalgata Deportiva Gillette con importantes transmisiones de boxeo; mientras que los estrenos cinematográficos eran cubiertos por periodistas como Chas De Cruz y Domingo Di Nubila.

En el mundo se comercializaban dos máquinas de video-tape, la Ampex y la RCA Victor. En Argentina, se adopta la Ampex y los programas comienzan a ser grabados en anchos carreteles de cinta, en forma completa, sin cortes, a modo de archivo.

Nacimiento de la Televisión privada

El 18 de abril de 1960, nace lo que sería el segundo canal del país, primer canal privado y primer canal del interior de Argentina: Canal 12 Córdoba. Fue creado por los pioneros Marcos Ordóñez, Juan Carlos Salazar y José Bonaldi, con el asesoramiento técnico del comandante Marcelo Barbieri; ellos se encontraban en un velorio cuando se les ocurrió crear un canal de televisión en Córdoba, ya que uno de ellos había visto en una tienda de Capital Federal, un equipo de televisión a la venta; se puso en marcha la idea y nacería lo que es el canal más importante del interior del país.

La primera denominación del canal fue Telecor LU1H Canal 12 TV; luego, mediante modificaciones tras las pruebas, pasaría a ocupar la frecuencia 12, LU1H correspondía a la licencia provisoria que le entregó el Estado Argentino para operar; años después, se le daría la denominación definitiva: LV 81 TV Canal 12. Los primeros equipos utilizados eran de marca Phillips y Hewlett Packard.

El 9 de Junio de 1960, nació LS 83 TV Canal 9 Cadete, mientras que en Octubre de ese mismo año, LS 85 TV Canal 13 Proartel. El 22 de Julio de 1961, comenzó a transmitir LS 84 TV Canal 11 -hoy Telefe-. El 25 de Junio de 1966, en la ciudad de La Plata, comenzó a transmitir LS 86 TV Canal 2 -hoy América TV-.

El Canal 9 fue conformado por gente que venía de la ya alicaída industria cinematográfica, mientras que el 13 era administrado por el empresario cubano Goar Mestre, que en aquellos años modernizó totalmente la televisión en el país.

En Canal 13 se creó un estilo de programación familiar plena de shows musicales, sit-coms de media hora y ciclos de sketches cómicos. Asimismo, se creó la función del director-productor y ya era el canal el que producía los programas, saliendo a vender a través de su gerencia comercial, los segundos publicitarios. El canal era una televisora, una productora de contenidos, y los anunciantes aportaban su apoyo o auspicio, pero no necesariamente compraban los espacios de programación.

Mientras tanto, Canal 9 reeditaba algunos éxitos de Canal 7, pero no tuvo tanto éxito y en 1963 pasó a manos de Alejandro Romay, que privilegió la programación de carácter nacional, especialmente en el rubro telenovelas.

Canal 11, que nació por idea del padre Héctor Grandinetti, tuvo una línea más inclinada a programas periodísticos y el estreno de películas y series. Todos los canales privados tuvieron en sus comienzos un "padrino" americano, la ABC (Canal 9), la NBC (Canal 11) y la CBS (Canal 13), proveedores exclusivos de tecnología y contenidos extranjeros, relación que se extinguió con el tiempo.2

En 1974, los tres canales privados de Capital Federal: (9, (11) y 13) fueron estatizados por el gobierno de Isabel Perón. Durante la última dictadura militar (19761983), estos tres canales fueron entregados a las tres ramas de las Fuerzas Armadas: el 9 fue controlado por el Ejército, el 11 por la Fuerza Aérea y el 13 por la Armada; ésto provocó numerosos casos de censura.

En 1984, luego de un largo proceso judicial, Alejandro Romay, propietario de Canal 9, fue restituido en la dirección de la señal. Los canales 11 y 13 estuvieron bajo administración del Estado Nacional hasta el 22 de Diciembre de 1989, cuando fueron privatizados. La licencia de Canal 11 fue ganada por Artear S.A (Grupo Clarín), pero como ya había obtenido la administración de Canal 13, eligió a este último. Finalmente, Canal 11 quedó en manos de Televisión Federal S.A (Editorial Atlántida). La mayoría de los canales de aire del interior (algunos eran accionistas de las licenciatarias) comenzaron a retransmitir en gran parte, la programación de los canales porteños 11 (renombrado Telefe) y 13.

La televisión argentina, siempre se diferenció del resto de las producciones de Hispanoamérica por el sistema de televisión empleado en el país (PAL-N). Debido a esto, todo programa producido en Argentina que se llevara a otro país hispanoamericano (excepto Paraguay y Uruguay) debía convertirse al sistema NTSC (M/N).

Canales de Televisión Abierta

· Canales de Buenos Aires

Los canales televisivos de aire más importantes del país, están en la ciudad de Buenos Aires; la mayoría de los canales del resto del país retransmiten parte de la programación de dichos canales. Estos son América TV (el único canal de la ciudad de La Plata), TV Pública (el único canal estatal), Telefe y El Trece. Canal 9 no tiene canales afiliados.

Los canales porteños tienen también señales internacionales, las cuales son: América Internacional, TV Pública Internacional, Canal 9 Limítrofe, Telefe Internacional y El Trece Internacional, respectivamente. Además, los canales no emiten para el exterior algunos eventos que poseen derechos de transmisión, únicamente para el territorio argentino, siendo reemplazados por películas.

En Capital Federal, se ubica también Canal 26 y en Gran Buenos Aires, Canal 31.

· Canales del Interior

En las demás ciudades del país, los canales de Buenos Aires tienen dispar llegada. La TV Pública anuncia que llega a unos 27.000.000 de televidentes en todo el país, lo que equivaldría aproximadamente a las tres cuartas partes de la población nacional. La llegada de Canal 7 depende de una serie de estaciones repetidoras locales, distribuidas a lo largo del país, que retransmiten en directo la señal del canal oficial, en muchos casos sin programación ni publicidad locales (excepto donde hay canales afiliados), o bien de la distribución por cable.

En cuanto a los canales privados, Telefe y El Trece disponen cada uno de una serie de canales afiliados locales, distribuidos en varias ciudades del país. Aunque algunos de estos canales nacieron para ser repetidoras, otros fueron fundados anteriormente y no necesariamente retransmitían con exclusividad la programación de un canal. Pero con el proceso de privatización de los canales de Buenos Aires, en 1990, varios canales se convirtieron en repetidoras exclusivas de un canal porteño. En las ciudades sede de canales afiliados, los cableoperadores no pueden colocar en sus respectivas grillas las señales satelitales y en algunos casos, las señales HD (Alta definición). Sólo se puede ver la señal de Aire en TV Satelital.

Cada uno de estos canales, a su vez, llega no sólo a su ciudad, sino también a una zona mayor de influencia, con lo que Telefe y El Trece pueden ser vistos por varios millones de personas. Sin embargo, la mayoría de los canales locales se excede en la duración de la tanda publicitaria, con lo que se pierde parte de la programación nacional. Además, las repetidoras tienen programación propia local, que normalmente sale al aire fuera del llamado "prime time", y sobre todo los fines de semana, en horarios en que normalmente los canales porteños emiten cine o series extranjeros. Los canales del Interior tienen sus propios noticieros, que en general, se emiten a la misma hora que los noticieros de Buenos Aires, con presentadores locales, producción propia y repetición de noticias e informes desde Buenos Aires, sobre temas de interés nacional.

Además, existen casos en que dos repetidoras (una de Telefe y otra de El Trece) se encuentran a poca distancia y sus emisiones llegan a la ciudad sede de la otra repetidora. Por ejemplo, en la ciudad de Santa Fe, se encuentra una repetidora de Telefe, que incluye en su zona de influencia la vecina ciudad de Paraná, capital de Entre Ríos. A su vez, en Paraná, hay una repetidora de El Trece, que también se ve en la ciudad de Santa Fe. Por esto, las dos capitales tienen a su disposición repetidoras de ambos canales, además de la señal de la TV Pública, que también llega a la zona. Otras ciudades, como Rosario poseen repetidoras de ambas señales porteñas.

Pero no todos los canales del interior son repetidoras de un canal capitalino. También existen canales de aire que no retransmiten la señal de ningún canal de Buenos Aires. Un ejemplo son Canal 11 de Paraná (cuya programación es local a excepción de alguna película de origen estadounidense) y Canal 10 de Córdoba.

En cuanto a los demás canales de Buenos Aires (América y Canal 9), no disponen de una red amplia de repetidoras (Canal 9 directamente no tiene). Sin embargo, una ley establece que las empresas de televisión por cable del país, deben incluirlos en sus grillas; en frecuencias prefenciales, deben colocar las señales estatales de Canal 7 y Encuentro, los cuales están obligados a no solicitar un canon a las empresas, por bajar su señal. Con los canales privados, esa exigencia no existe, pero en caso de que un canal local disponga permitir su inclusión sin costo en la grilla de un cable de su zona de influencia, éste se ve obligado a incluirlo. Y la misma regla se aplica a los canales de Buenos Aires que no posean repetidoras en la zona, fundamentalmente América y Canal 9. Si bien partes de la ley no se están cumpliendo, especialmente en lo referente a la ubicación que debería tener cada canal en la grilla, generalmente sí se da la inclusión de los canales que dispone la ley, con lo que por cable, la mayoría de los abonados tienen acceso a todas las señales locales, sean repetidoras o no, y a las de Buenos Aires, directamente o a través de repetidoras.

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Internet

El nacimiento comercial de Internet en la Argentina se produjo en 1995, desde allí a la fecha hemos transitado un camino donde Internet logró impactar culturalmente en el acerbo nacional.

En el año 1989, fin de la era ENTEL prácticamente vivíamos en un país incomunicado, la desregulación y las nuevas tecnologías como los celulares e Internet produjeron una verdadera revolución en la comunicación.


Historia cronológica de Internet en Argentina

Antes de la apertura comercial de Internet en el año 1995, había en Argentina aproximadamente 15.000 usuarios de redes, con acceso al correo electrónico y otros servicios tradicionales de Internet como Archie y Gopher.

La mayoría de esas personas accedían a través de instituciones académicas de carácter estatal. Los pioneros de la primera etapa fueron la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación , La Universidad de Buenos Aires (a través de su Centro de Comunicación Científica) y la Universidad Nacional de La Plata , que desarrollaron los servicios existentes durante el período prehistórico de la red en nuestro país.
El uso comercial de Internet en la Argentina comenzó el 26 de abril de 1995, cuando inició operaciones el primer ISP: Startel, la empresa de Telefónica y Telecom que tenía el monopolio del servicio.

Pero los inicios fueron difíciles y al primer año de operaciones (1996) Argentina tenía solo 80.000 usuarios y 300 empresas subidas a la web. Los costos de Internet eran casi prohibitivos sumado a ello la mala calidad del servicio


Más tarde, en 1997 se produjo otra revuelta cuando Ciudad Digital (ahora llamada Ciudad Internet del Grupo Clarín ) lanzó su servicio a $ 30.

La baja de tarifas seguramente favoreció la expansión de la base de usuarios desde 1997 y el 2000 se mostró como el año de la gran expansión de Internet en Argentina, ya que se quintuplicó la cantidad de navegantes en la web.
Según las estadísticas de Internet Society, los internautas eran 190.000 a fines del 97, 300.000 en el 98, 510.000 en el 99 y 2.500.000 a Diciembre del 2000.


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